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lo que defiendo, lo que muchos defendemos, no es un nacionalismo pelotudo... sino un par de ideas, resignificadas hoy, libertad e igualdad... ideas profundamente mestizas aquí en Abya Yala, y aunque respeto toda otra posición cultural-política, creo, sinceramente, que es desde esta Gran Tierra, unidos, en comunidad, aceptando profundamente nuestra realidad mestiza -el uno- es que el Abya Yala florecerá... y que todos los enormes esfuerzos de Occidente por destruirnos, por separarnos, por vulnerarnos y conquistarnos, demostrarán inversamente la magnificencia de nuestra sonrisa, de nuestro futuro... por los Padres Libertadores del Pasado, Por los Hermanos Libertadores de Hoy, por Nosotros y los que Vienen... SUMAQ KAWSAY!... y eso tal vez parezca anárquico...pero tal vez esta anarquía sea un nuevo orden... opuesto al actual, sin dejar de reconocer lo alcanzado... por todos...

viernes, 13 de julio de 2012

¿El gobierno contra todos? ¿Cristina contra todos? ¿Y el Estado?

por H

"Estoy acá para dar todas las batallas que vienen", decía palabras más, palabras menos (!), en 2010, Néstor Kirchner.

Si se leen los principales diarios y se miran los principales canales (no oficialistas, y algunos oficialistas), se promueve la idea de que Cristina Kirchner se pelea con todos, propios y ajenos: Scioli, Moyano, Boudou, Macri, Duhalde, Biolcati, Ferrero, Buzzi, Magnetto, Venegas, Cristofani, Brufau, Cirigliano, Redrado, Carrió, Nelsón Castro, Morales Solá, Lagarde, Ratazzi, Lanata, entre tantísimos otros.

En realidad lo ideal sería despersonalizar las batallas, dotarlas de contenido político (o sea, no sólo en función del poder político, sino también del proyecto político y económico), hablar más del Estado y de actores sociales en sintonía o no con las políticas estatales, antes que de peleas entre personas que no significan absolutamente nada. Defender el rol del Estado significa redimensionarlo como conductor de los destinos del mercado y la sociedad (tanto a favor de la inclusión como en contra, porque en ambos casos se encuentra el rol del Estado).

La misma dirigencia política que defendemos muchas veces encarna en términos personales estas batallas, y salvo ciertas figuras geniales, desde esa lectura no queda claro el largo plazo (por eso la cita del principio). Y eso es lo que promueve también, por ejemplo, Beatriz Sarlo desde sus notas. Plantear todo en términos individuales es pluralista, neoliberal.


Si Cristina se pelea con Scioli o con el inmobiliario Taselli (?) no quiere decir nada. Pero si la provincia no sigue el proyecto de gobierno conducido por el Estado nacional, o la actividad inmobiliaria está evadiendo impuestos, sí significa algo, o mucho.

Ahora bien, si el Estado está en el centro de la escena de quienes reaccionan ante las políticas a favor de sostener los niveles de inclusión social logrados hasta aquí, y si desde el gobierno se suman los argumentos necesarios para fundamentar los cambios, significa mucho, se consolida algo, aunque eso lo haga una sola persona en una cadena nacional diaria. Pero una cosa es una persona explicando al Estado (como ocurre actualmente) y otra explicándose a sí misma.

Por ejemplo, que la batalla contra la especulación financiera -contra los que quieren una moneda doméstica débil- lleva a la reducción de la cantidad de entidades financieras, es un enfrentamiento que puede ser visto como otro capricho, o como una acción del Estado para sostener el poder adquisitivo de los trabajadores argentinos y la propia fortaleza del Estado, en última instancia. No es todo lo mismo.

Por tanto, tampoco tiene sentido pegarle a Macri por no incluir en sus paseos por el mundo a su despacho en la Jefatura de Gobierno, sino, y como siempre se dijo en este blog, por la impronta que le da al Estado desde la gestión municipal: un Estado que no afecta intereses poderosos, que sólo administra y no hace política; porque es imposible generar igualdad social sin afectar intereses poderosos, pero no es imposible afectar intereses concentrados estando de viaje.

No se trata de caer en la ingenuidad (y sinsentido) de pretender que nadie dé ninguna batalla política desde una posición partidaria o ideológica, sino de promover un periodismo que en los enfoques de las noticias apunte al rol del Estado y no así (principalmente) a la conducción del gobierno. Porque de este modo no se entiende la importancia del Estado como organizador de la sociedad y el mercado, en función de objetivos de largo alcance (como la inclusión, la igualdad y el bienestar social). La batalla no es sobre las personas, es sobre los paradigmas y la cultura difundida en tiempo y lugar.

fuente: hache (realidad argentina)

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