Seguidores

lo que defiendo, lo que muchos defendemos, no es un nacionalismo pelotudo... sino un par de ideas, resignificadas hoy, libertad e igualdad... ideas profundamente mestizas aquí en Abya Yala, y aunque respeto toda otra posición cultural-política, creo, sinceramente, que es desde esta Gran Tierra, unidos, en comunidad, aceptando profundamente nuestra realidad mestiza -el uno- es que el Abya Yala florecerá... y que todos los enormes esfuerzos de Occidente por destruirnos, por separarnos, por vulnerarnos y conquistarnos, demostrarán inversamente la magnificencia de nuestra sonrisa, de nuestro futuro... por los Padres Libertadores del Pasado, Por los Hermanos Libertadores de Hoy, por Nosotros y los que Vienen... SUMAQ KAWSAY!... y eso tal vez parezca anárquico...pero tal vez esta anarquía sea un nuevo orden... opuesto al actual, sin dejar de reconocer lo alcanzado... por todos...

miércoles, 31 de julio de 2013

Transformar imaginarios



Lorena Suárez reivindica el papel de la comunicación para transformar imaginarios que contribuyan al acercamiento a la realidad del Riachuelo y a su recuperación.


 Por Lorena Suárez *

El Riachuelo ha comenzado a estar en la escena pública con noticias positivas desde hace poco, cuando las obras del plan de saneamiento, llevadas a cabo por Acumar, empezaron a dar sus frutos y eran inocultables por los medios de prensa.
El río Matanza-Riachuelo carga con una connotación negativa desde su nombre. Tanto Matanza, que remite a muerte, a lo inevitable, a lo que no tiene vuelta atrás, como Riachuelo, término referido a un cauce de agua menor, que no llega a ser un río.
A aquello se le suman años de vincular al Riachuelo con hechos negativos. Los titulares de los principales diarios del país han publicado históricamente la palabra “Riachuelo” acompañada de términos como: muerte, contaminación, corrupción, promesas incumplidas, suciedad, mal olor, cementerio de barcos. La acumulación de esas noticias ha generado imaginarios negativos en la población, y comportamientos asociados a la negación y el alejamiento de la problemática.
El grado de desinformación y de asociación a lo negativo ha provocado un alejamiento tanto en el plano físico como simbólico. En nuestro trabajo en la Acumar observamos cómo los más jóvenes cuando se acercan al Riachuelo plantean preguntas como “¿se puede navegar?”, “si me caigo, ¿me muero?”, exponiendo imaginarios alarmistas que niegan cualquier tipo de ecosistema posible.
Es un alejamiento físico porque consideran que no puede obtener experiencias positivas si se acercan, pero que produce a la vez un alejamiento en el plano de lo simbólico: no quieren enterarse de nada que esté vinculado con ese cauce de agua. Es así como en ese doble alejamiento cuesta mucho desarrollar interés en torno de lo que pasa en el Riachuelo.
Sería un error creer que los temas ambientales no interesan a los argentinos. Causas como la de las papeleras en Gualeguaychú o la minería en Famatina generaron reacción por parte de la población. En Buenos Aires era muy común que los automóviles llevaran pegados stickers en sus lunetas traseras con la leyenda “No a las papeleras” o “Defendamos a Famatina”. Sin embargo, ninguna luneta llevó ni lleva la leyenda “Por un Riachuelo limpio”. Es notable el desinterés frente al Riachuelo, como si nada quedara por hacerse, como si su destino fuera inevitable, trágico, irreversible.
Revertir los problemas ambientales requiere trabajar en el orden de los hechos concretos, las obras, la acción, pero del mismo modo requiere trabajar profundamente en la complejidad del nivel simbólico.
Campañas de concientización y sensibilización que instalen el tema, que propongan un reencuentro de la población con su río, se imponen para volver a ponerlo en el lugar positivo que tuvo alguna vez en el imaginario de los argentinos y que conserva aún cierta memoria. Es muy frecuente escuchar que la gente mayor que habitó históricamente los barrios de los márgenes cuente anécdotas vinculadas con la interacción positiva con el río.
A eso apunta la campaña “Postales” lanzada recientemente: a recuperar el Riachuelo como escenario de momentos felices, de retratos familiares, parejas, paisajes para que circulen imágenes dignas de ser compartidas y que apunten a recuperarlo como emblema.
Como apunta la campaña, el Riachuelo es trabajo, tango, fútbol, política, deporte, derechos humanos, historia, naturaleza, paisaje. En síntesis, es nuestra identidad. Está presente en miles de películas, postales, fotografías, páginas de diarios, revistas, libros. Pensar en su recuperación es ante todo pensarlo en función de sus usos y de una nueva relación de los argentinos con ese río.
Son muchas las acciones y los resultados positivos que hay hoy para mostrar e informar. La comunicación alrededor del Riachuelo empieza –temerosa y de a poco– a tener otros emisores, otros voceros, otras miradas que ven en el río lo que ya no puede negarse: el cambio, su recuperación. Desde la política, varios grupos empiezan a tomar el tema para militar, para hacer política, para demostrar que la recuperación del Riachuelo es un síntoma de la recuperación del país. En ese sentido, hace días, la Presidenta publicó en su blog “Saneamiento de la Cuenca Matanza–Riachuelo, en serio y a full”. Ya había hecho referencia al tema en la apertura de las sesiones legislativas de este año y dejó claro que el Riachuelo está en la agenda de este gobierno.
La recuperación del Riachuelo empieza a sumar adeptos. La comunicación es clave en este proceso; como herramienta política de transformación encarada a revertir esos imaginarios negativos que arrastra el Riachuelo, podremos lograr una mayor permeabilidad en la sociedad sobre los avances en la recuperación del estado de ese río con tanto potencial para que de a poco empecemos a verlo de frente, reconocer sus fortalezas, su riqueza y alegrarnos con las buenas noticias que en él acontecen.


* Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA), responsable de la estrategia comunicacional de Acumar.

fuente: Página 12

Rodolfo Ortega Peña...


El 31 de Julio de 1974: en Buenos Aires, la Triple A asesina al intelectual y político Rodolfo Ortega Peña, de 37 años.
Rodolfo Ortega Peña (Buenos Aires, 12 de septiembre de 1935 -  31 de julio de 1974), intelectual, abogado, político y diputado nacional argentino asesinado por la Triple A 
Ortega Peña era hijo de una acomodada familia antiperonista. Se recibió de abogado a los 20 años, haciendo al mismo tiempo la carrera de Filosofía, estudiando luego Ciencias Económicas; polemizando con el filósofo español Julián Marías sobre la ontología de Miguel de Unamuno; con Carlos Cossio sobre la teoría ontológica del derecho; con Tulio Halperín Donghi sobre la significación del Facundo (de Sarmiento); con Leopoldo Marechal y Ernesto Sabato sobre la estructura de la novela; con Córdova Iturburu sobre las pinturas rupestres de Cerro Colorado.
En las elecciones del 11 de marzo de 1973 fue elegido diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. En su juramento como diputado de la Nación utilizó la frase «La sangre derramada no será negociada».3
Junto con Eduardo Luis Duhalde, lanzaron en 1973 la revista Militancia Peronista, de mucha repercusión dentro de la militancia peronista en la época. Más tarde, esa revista es clausurada por el gobierno y volvieron a editar otra revista similar, bajo el nombre De Frente, que a los pocos meses también volvería a ser clausurada.
En enero de 1974, el presidente Juan Domingo Perón convocó a una reunión a los diputados de la Juventud Peronista que estaban en desacuerdo con una reforma del Código Penal. Allí el presidente les indicó que «el que no esté de acuerdo se va» y que «en una semana se termina todo esto, porque [yo] formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato». (Puede que nos resulte dificil aceptar algunas partes de nuestra historia, pero se deben aceptar los errores de nuestros próceres tanto como los aciertos de sus enemigos) Ocho de los diputados que representaban a la JP (entre los cuales se encontraba Carlos Kunkel), creyeron que lo más coherente era renunciar, y así lo hicieron. Como consecuencia, fueron expulsados del Partido Justicialista. El diputado Rodolfo Ortega Peña se negó a renunciar.
El 31 de julio de 1974 ―a los 37 años- fue asesinado por la Triple A (organización terrorista de derecha). Al momento de su asesinato, era diputado nacional por el peronismo, aunque lideraba el Bloque de Base, pero se había convertido en un crítico del gobierno nacional, porque consideraba que se violaba abiertamente el programa electoral. Su asesinato marcó el inicio de una violenta escalada en el accionar de la Triple A encabezada por José López Rega y ponía fin a su vida.El 31 de Julio de 1974: en Buenos Aires, la Triple A asesina al intelectual y político Rodolfo Ortega Peña, de 37 años.

Rodolfo Ortega Peña (Buenos Aires, 12 de septiembre de 1935 - 31 de julio de 1974), intelectual, abogado, político y diputado nacional argentino asesinado por la Triple A

Ortega Peña era hijo de una acomodada familia antiperonista. Se recibió de abogado a los 20 años, haciendo al mismo tiempo la carrera de Filosofía, estudiando luego Ciencias Económicas; polemizando con el filósofo español Julián Marías sobre la ontología de Miguel de Unamuno; con Carlos Cossio sobre la teoría ontológica del derecho; con Tulio Halperín Donghi sobre la significación del Facundo (de Sarmiento); con Leopoldo Marechal y Ernesto Sabato sobre la estructura de la novela; con Córdova Iturburu sobre las pinturas rupestres de Cerro Colorado.

En las elecciones del 11 de marzo de 1973 fue elegido diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. En su juramento como diputado de la Nación utilizó la frase «La sangre derramada no será negociada».3

Junto con Eduardo Luis Duhalde, lanzaron en 1973 la revista Militancia Peronista, de mucha repercusión dentro de la militancia peronista en la época. Más tarde, esa revista es clausurada por el gobierno y volvieron a editar otra revista similar, bajo el nombre De Frente, que a los pocos meses también volvería a ser clausurada.

En enero de 1974, el presidente Juan Domingo Perón convocó a una reunión a los diputados de la Juventud Peronista que estaban en desacuerdo con una reforma del Código Penal. Allí el presidente les indicó que «el que no esté de acuerdo se va» y que «en una semana se termina todo esto, porque [yo] formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato». (Puede que nos resulte dificil aceptar algunas partes de nuestra historia, pero se deben aceptar los errores de nuestros próceres tanto como los aciertos de sus enemigos) Ocho de los diputados que representaban a la JP (entre los cuales se encontraba Carlos Kunkel), creyeron que lo más coherente era renunciar, y así lo hicieron. Como consecuencia, fueron expulsados del Partido Justicialista. El diputado Rodolfo Ortega Peña se negó a renunciar.

El 31 de julio de 1974 ―a los 37 años- fue asesinado por la Triple A (organización terrorista de derecha). Al momento de su asesinato, era diputado nacional por el peronismo, aunque lideraba el Bloque de Base, pero se había convertido en un crítico del gobierno nacional, porque consideraba que se violaba abiertamente el programa electoral. Su asesinato marcó el inicio de una violenta escalada en el accionar de la Triple A encabezada por José López Rega y ponía fin a su vida.
 
 
fuente: Facebook

viernes, 26 de julio de 2013

evita for ever...


Foto: "Nuestro movimiento es, por definición, movimiento del pueblo, de Patria, porque en último término la Patria es el pueblo mismo. Peronismo es Patria y por eso nunca tendrán cabida en las filas de este movimiento o en sus cuadros dirigentes los privilegios de ninguna clase, porque ello significaría la muerte del Movimiento Peronista".

Eva Perón, fragmento del discurso del 16 de diciembre de 1949

DANIEL SANTORO Y LA MUESTRA EVA PERON EN LOS LIBROS

“La única hoguera fueron los libros peronistas quemados”

El artista plástico es el curador de esta exposición que se inaugura hoy en la Biblioteca Nacional y que aglutina las múltiples representaciones de Evita y abarca la construcción del icono, el surgimiento del mito y la permanencia de su culto.

 Por Silvina Friera
El inagotable encanto de la ambigüedad es una puerta siempre abierta en el complejo bazar de las interpretaciones. ¿En qué consisten esos nuevos matices que imprime el tiempo en un rostro familiar, en el despliegue de fotografías, retratos, pinturas, tapas de diarios y de revistas, estampillas, portadas de libros? Quien quiera ver, que vea. La irradiación de imágenes es –literalmente– apabullante. La razón de una vida que, instalada en el imaginario popular no sólo argentino sino mundial, prolifera más allá de los avatares políticos. Esa mujer –sintagma-hallazgo como única nominación del personaje por antonomasia en el cuento de Rodolfo Walsh– ha soportado las más violentas torsiones simbólicas según pasan los años. “Eva Perón en los libros”, que se inaugura hoy a las 19 en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno con la participación de Cristina Alvarez Rodríguez, Daniel Santoro y Horacio González, aglutina las múltiples representaciones de Evita por la imprenta en un trayecto que parte de la prometedora actriz venida de Los Toldos a “la abanderada de los humildes”. El itinerario abarca la construcción del icono, el surgimiento del mito invulnerable y la permanencia de su culto (ver aparte).
El curador de esta exposición, organizada por la Biblioteca Nacional y el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón-Museo Evita, es Daniel Santoro. La otra columna vertebral es la selección biblio-hemerográfica realizada por Roberto Baschetti; vitrinas con ediciones de La razón de mi vida en las que se incluyen ejemplares raros como la traducción japonesa. Caminar con Santoro por la Plaza del Lector, donde irrumpen las primeras imágenes de Evita, es un placer mayúsculo. Cuenta que está leyendo a Jacques Lacan, una deuda que tenía, por sugerencia del psicoanalista Jorge Alemán. Y, por momentos, se pondrá lacaniano. “El fantasma neurótico del goce llevó a la demolición del Palacio Unzué, donde murió Eva. Entonces se invirtió la fórmula ‘alpargatas sí, libros no’ y se pensó en poner la Biblioteca acá ya desde aquel momento, para hacer pedagogía contra el peronismo. Una paradoja muy interesante, ¿no? Pensamos en títulos para la muestra y jugamos un poco con “Eva Perón en la hoguera”. ¿Qué hoguera política de libros hubo? La única hoguera fueron los libros peronistas que se quemaron. No fueron los peronistas los que quemaron libros, fueron los antiperonistas”, subraya Santoro a Página/12. De pronto se detiene frente a una fotografía donde los muchachos peronistas con bigotitos anchoa a lo Cámpora exhiben en sus manos ejemplares de La razón de mi vida. “Esta foto –revela– fue hecha ocho años antes de que Mao hiciera una similar con El libro rojo. Hay una sintonía visual. Es una foto súper machista; pero todos tienen a la ninfa erecta en la mano. Hay una tensión muy linda entre el machismo y el sometimiento.”
¿Por qué Evita tiene anclaje icónico? “Podemos definir cuatro imágenes de Eva y todos sabemos de qué estamos hablando. Están homologadas en nuestro imaginario –plantea Santoro–. Si yo digo Perón, vamos a estar en desacuerdo sobre esa imagen. La figura de Perón no tiene anclaje icónico, siendo Perón el inventor de este artefacto político-cultural que es el peronismo. ¿Cuál es la clave para entender que alguien se proyecte en el tiempo a través de un icono? La vida de Eva Perón es la clave, la idea de sacrificio. Eva se mueve en una tensión –que la hace tan polisémica– entre un itinerario crístico –de Cristo, del cuerpo que se sacrifica– y la figura mediadora, que desde el cristianismo sería la Virgen María. Entre esas dos formas, el sacrificio y la piedad, se resuelve el sistema icónico de Eva.” La primera imagen es esa especie de “madonna renacentista” –tributaria también de los retratos neoclásicos franceses por las líneas constructivas del cuerpo– de la portada que ilustra La razón de mi vida, un detalle de una pintura de Numa Ayrinhac. Es la Eva de “rostro bondadoso” y “una mirada un poco elusiva”, apunta el curador. La segunda, en cambio, es la Eva “cabeza parlante”, hablando desde el balcón. El rodete –precisa Santoro– parece actuar como “cámara de resonancia de esa voz que retumba en la plaza”. El tercer icono es la Eva del cabello suelto, que remite al Nacimiento de Venus de Sandro Boticelli. La cuarta es la Eva del perfil numismático, la de las estampillas, billetes, medallas, la Eva del bronce. Otra vez se pueden trazar vínculos con el Renacimiento italiano, con el Retrato de una joven mujer de Antonio Pallaiuolo.
Santoro habla con una vivacidad y un entusiasmo difíciles de igualar. “Tenemos a la Eva que va a ser la parte a sacrificar del todo del peronismo; por eso la Eva embalsamada se justifica a partir de ese recorrido crístico en que queda el testimonio del cuerpo sin vida, como el cristianismo usa al cuerpo sin vida de Cristo. Por otro lado, el icono permanente es la Virgen, la figura de la piedad que es la figura de la mediación –compara–. Hay un Dios, que en este sistema sería Perón, que no es representable. No hay un icono de Dios homologado en casi ninguna religión, salvo las religiones orientales, que de todas maneras tampoco es exactamente Dios; es muy difícil representar icónicamente al creador porque siempre se lo ve como una impertinencia, ¿no? Esto la religión judía lo tiene muy claro; los musulmanes también. Hay una interdicción de la representación del creador. Lo que se representa son figuras inmediatas, figuras mediadoras que nos van a posibilitar el acceso a la divinidad. Este es uno de los roles de Eva Perón. Esa es también la tensión que produce la Eva del renunciamiento, del famoso balcón del renunciamiento. Es la Eva crística que se va a sacrificar, la que renuncia a los honores. La Eva del combate.”
–La imagen de mayor uso popular es la de la tapa de La razón de mi vida. ¿Cómo opera este primer icono, si se compara con la Evita “cabeza parlante”?
–La Eva de La razón de mi vida es la Eva mediadora, la Eva Virgen María, la Eva a la que se le puede pedir algo, la Eva del chalecito californiano, la de la máquina de coser. La Eva del renunciamiento está ligada a la Eva revolucionaria, la Eva que disputa con Perón. Es la Eva que nos recuerda esa frase fundadora de la religión católica: “Padre por qué me has abandonado”, “General Perón, por qué me has traicionado”. Está en esa línea del reclamo religioso, que después es retomada como emblema por los sectores más de izquierda del peronismo. Tendríamos que ver a esa Eva como la Eva del micrófono, la Eva autosuficiente. Es la Eva del reclamo; la voz es lo más importante, el agujero de la boca y no la mirada, que sí lo es en la Eva de La razón de mi vida. Yo trabajo con la teoría de Aby Warburg de la tensión icónica de la ninfa erecta (maníaca) y el Dios Fluvial (depresivo), que me parece es la base de la comprensión de todo esto. El Dios Fluvial depresivo es el continente, Neptuno, todos los dioses masculinos, y sobre eso se yergue siempre la ninfa. Esa Eva que se yergue, la Eva del pelo suelto como una ninfa renacentista que puede ser comparada con la Venus de Boticelli, esa Venus también podemos verla de forma más paranoica porque se la vendió como la Eva de los ’70, la Evita montonera. Y hay un gran error ahí. La Evita montonera es la del micrófono, la Evita que formula el reclamo revolucionario. En cambio la Eva del pelo suelto es una Eva más íntima, es la ninfa desanudada que se pone más sexuada, más femenina. Pero es por un malentendido con la foto en blanco y negro, que parece que tiene una campera medio de combate, de fajina, pero en la versión color de la foto es una campera sport muy fashion. Hay un giro glamoroso en ese desanudarse el pelo y no hay esa cosa juvenil revolucionaria con la cual se la quiere interpretar. Si miramos con atención esa foto tiene un éxito porque detrás de eso está la tractorista rusa. Y acá armamos quilombo (risas). La tractorista rusa mira un poco hacia la izquierda y hacia arriba, donde está la luz revolucionaria; esa ninfa primordial va a garantizar la continuidad de la revolución y mira con desafío, con alegría, la venida de esa revolución. Esa foto de la tractorista rubia estalinista es muy similar; hay una especie de empatía de la imagen de Eva con la imagen de la tractorista. Pero Eva es demasiado glamorosa para ser una tractorista rusa. El icono de Eva Perón navega entre la mitología religiosa y cierta mitología del imaginario de las izquierdas.
–¿Cuál de las imágenes de Evita prevalece hoy?
–La del pelo suelto es permanente; hay una búsqueda en los chicos, sobre todo en agrupaciones como La Cámpora o el Movimiento Evita, que quieren referenciarse en esa Eva porque es la más cercana, la que produce más empatía. Creo que la Eva del micrófono es la que resume toda su tarea. A esa Eva del micrófono hay que ponerla en línea con esa imagen de Perón sosteniéndola de la cintura en el último discurso del 17 de octubre, cuando Eva, con sus últimas fuerzas, está saludando. Ese es el último gesto de la ninfa erecta con Perón como Dios Fluvial depresivo. Esa foto es muy dramática y eso hace al icono de Eva: la construcción mitológica y el final tan trágico. La Eva embalsamada es un testimonio de ese itinerario. Y está muy bien que no sea visible. Sería obsceno, casi un final pornográfico, que se pudiera ver la momia de Eva Perón. Acá tenemos un final lacaniano. Un cuerpo ultrajado, robado, maltratado, pero que sigue ahí. Y no lo vamos a ver. Espero que a ningún torpe se le ocurra mostrarlo.
–¿La democratización del goce hace que sea tan insoportable el peronismo para las clases medias?
–Sí, exacto. Por eso Eva es tan revulsiva. Gracias a su polisemia hay una parte de Eva que puede ser bancada por Susana Giménez. Pero la Eva del reclamo revolucionario, de la acción social contundente, del chalecito californiano, es la Eva insoportable porque es la Eva del goce inmediato. Es una Eva que se torna tan molesta para la derecha como para la izquierda. Ante el programa del sacrificio revolucionario, de cumplir las leyes de la historia y que todo termine de una manera dialéctica como debería terminar, Eva dice: “Vamos a gozar ahora, vamos a repartir ahora”. Ese cortoplacismo que tanto desprecia la derecha lo vemos en el diario La Nación continuamente. Siempre que aparece el peronismo aparece el cortoplacismo, por eso el horizonte del peronismo es un horizonte de felicidad inmediata. Viene el peronismo, viene la felicidad. No va a haber un período de sacrificio. El general Perón era un gran planificador, estaba muy atento a los planes quinquenales. No era un cortoplacismo bobo; había una atención al corto plazo muy importante, pero también al largo plazo. Eva era la inmediatez más absoluta: la vivienda ya y el goce de esa vivienda. El tema del asado con parquet es un emblema del cual hay que apropiarse porque es el emblema del goce inmediato.
–¿A qué se refiere con apropiarse?
–Acá aparece Lacan, algo que tiene que ver con el fantasma neurótico del goce, que es lo que te impide gozar porque hay alguien gozando a costa tuya. En la actualidad se dice que estamos bancando a unos negros para que cojan y tengan hijos; que esa es la Asignación Universal por Hijo. Nosotros no podemos ser felices porque hay unos negros garchando por ahí, teniendo hijos, siendo más o menos felices, mientras nosotros tenemos que bancarlos a ellos con nuestros impuestos. Eso es el fantasma neurótico del goce. Y ese fantasma produce una gran angustia. Lo que se necesita para sacarse la angustia es saber que ese goce del otro va a tener un final y cuando termine yo voy a empezar a gozar tranquilo. ¿Cómo termina el goce del negro que le dieron un chalecito californiano con pisos de roble de Eslavonia? Lo ominoso ahí es el roble de Eslavonia; si es un piso de madera común, no sirve. No es lo mismo. Ese lujo insospechado produce el fantasma neurótico. ¿Qué podemos suponer que va a hacer ese negro con la casa? Que va a hacer un mal uso y se la va a terminar comiendo. Va a agarrar el piso, lo va a prender fuego y va a hacer un asado. Eso me quita la angustia porque ese negro no va a iniciar un linaje de felicidad permanente con su familia, sino que va a terminar con su casa. Y cuando el negro acabe con su casa, todo va a volver a ser como era antes. El peronismo es un uso contra natura del capitalismo. El capitalismo no está para democratizar el goce o la felicidad. En vez de la lucha de clases, el peronismo hace un uso contra natura del capitalismo. El peronismo termina provocando un nivel de irritación tan grande que produce grandes catástrofes sociales, paradójicamente, porque no se tolera ese núcleo duro que es el goce del negro. Esa figura del negro peronista siempre está dando vueltas. Es tan permanente como la vuelta del malón a la ciudad de los blancos. Como le dan dádivas, siguen dando vueltas. Si no les dieran choripanes, se irían a la oscuridad de la pampa y los blancos viviríamos felices. Esa sería la utopía de nuestra clase media, que nunca termina de ser cumplida. La frase de (John William) Cooke es fantástica. El peronismo siempre reaparece como una especie de “hecho maldito”.

Fuente: Página 12

martes, 23 de julio de 2013

Qué se juega en las elecciones de este año

Qué se juega en la elecciones de este año

Me tomé el trabajo de desgrabar parte de la exposición de Arnaldo Bocco del domingo en El Vermucito porque explica con mucha precisión qué se juega en torno a Massa en las elecciones de este año.
-----------------------------
La recuperación de casi el 70 % de las exportaciones automotrices, el crecimiento del 26 % del PBI del sector automotriz y el 7 % de crecimiento de la actividad industrial te determinan un cambio de humor importante. Yo creo que eso está siendo contrarrestado por tres hechos: el primero es que el discurso político es absolutamente negativo, es “todo funciona muy mal”, cuando las cosas están empezando a funcionar mejor. El segundo punto es que una parte del establishment económico consiguió lo que buscaba: la gran esperanza blanca. La sensación es que hay una discusión al interior de sector empresario donde el tema es qué va a pasar después de las elecciones si Massa las gana, porque creo que allí va a empezar una embestida muy fuerte contra el modelo económico. Yo creo que ya hay un sector del empresariado que, enancándose en un proceso de mucha bronca, por la inflación, por la desaceleración económica y por la perspectiva ideológica que tiene el gobierno, ve esta etapa como el tiempo para la revancha.
Esta historia instalada de la crispación es correcta, hay crispación porque esos sectores quieren dar vuelta los grandes efectos que el modelo tuvo en materia industrial, en materia de distribución de ingresos, en materia de gasto público. Hay una buena parte del discurso económico liberal, neoliberal, de derecha , etc, que lo construye la city. La city hoy apoya a Prat Gay, sin ir más lejos. En el menemismo, la deuda creció 100 mil millones, esa deuda hubo que emitirla. Ahí trabajaron estudios de abogados, financistas, bancos y compañías que trabajaron en la colocación de esa deuda y ganaron fortunas. Ese negocio lo perdieron con el kirchnerismo. Tienen que laburar de otra cosa ahora porque el país no está tomando deuda ahora.
Cuando hablás con los dirigentes empresarios de Brasil te dicen “Es muy difícil negociar con los empresarios argentinos porque hablan 90 por ciento de política y 10 por ciento de negocios y eso determina entonces que vos estás hablando con lobbystas. En cambio nosotros, hablamos 90 por ciento de negocios y 10 por ciento de política” Negocios en el buen sentido, o sea, la protección institucional de su sector, de cómo te parás frente a los próximos 10 años, qué hacés con relación a China, cómo es la integración en el Mercosur. En cambio (y esto lo escuché de boca del presidente de la Federación de industriales de San Pablo) cuando ellos vienen acá y se reúnen con su contraparte, la contraparte habla todo el tiempo de política, que el gasto público y toda una gama de detalles que hacen imposible hacer negocios porque los argentinos no hablan de negocios y esta es una costumbre: la gran tendencia que tenés en las empresas es que rápidamente se habla de Cristina, se habla de la política económica y de cómo te adaptás a ciertas circunstancias, porque vos desde una empresa no tenés la posibilidad de cambiar la política económica.
Entonces creo que hay un sector empresarial en Argentina que acompaña al modelo pero hay una parte del sector industrial que es menemista. No lo vota a Cavallo porque le da vergüenza pero su concepción es bajar el gasto público, bajar los salarios y una concepción más atada al atesoramiento de dólares. Ese sector empieza a discutir hoy qué va a pasar el día después. ¿Y sabés en qué consiste la discusión del día después? Es la embestida sobre cuánto se va a devaluar. Ese es el punto de fondo. Y detrás de eso está la Mesa de Enlace, grandes sectores del mundo financiero, están algunos sectores industriales, pensando en que esta elección está definida y están apostando naturalmente a una derrota de Cristina y ven en esta elección el debate anticipado del 2015, temen a una reforma de la Constitución porque si eso se da se va a una nueva elección con Cristina candidata y la ven ganadora. Por eso apuestan a derrotarla ahora. Si vos leés análisis en los diarios de tipos formados, te explican porqué el dólar va a costar tanto, porqué va a sobrepasar la barrera de los 10 pesos, toda una cantidad de hechos que después empiezan a circular en informes profesionales entre los empresarios y eso te genera un efecto muy fuerte en la inversión porque en un período electoral con incertidumbre las empresas dejan de invertir, claramente. Hay también una salida de capitales, de inversores extranjeros que tenían empresas en la Argentina que como no pueden remitir utilidades al exterior están vendiendo esas empresas y he escuchado conversaciones del tipo “no la compres ahora, esperá a las elecciones porque va a haber una devaluación y te va a costar más barata en dólares”
Massa ha armado un equipo económico que es bastante extraño pero no va a ser su equipo económico si llegara a tener un protagonismo político más elevado porque su equipo actual es demasiado amplio en su concepción para lo que es su ideología con respecto a la gestión pública. Además de que no sabemos qué opina Massa, lo que siente el sector empresario es que vos estás votando en esta ocasión el posicionamiento de un actor que va a llevar adelante el liderazgo de quien va a luchar contra el kirchnerismo en la elección del 2015 y Massa, cuando lo sentás a la mesa (y eso se vio muy claramente en la entrevista con Fantino) es la nada. Un dirigente con las ansias de liderazgo que pretende Massa, no sabe qué hacer frente al Mercosur; no sabe qué hacer frente a Estados Unidos, no tiene idea de lo que es la relación de la Argentina con China, donde hoy se están discutiendo una cantidad de puntos tremendamente importantes para los próximos 10 o 20 años; no tiene idea de los pasos que a dado Argentina internacionalmente con Africa; no tiene idea del debate dentro del Mercosur, con relación a cómo se juega frente al Pacífico. No tiene idea incluso de toda una cantidad de temas internos que los mira desde la perspectiva de los medios. Decodifica la realidad a partir de la lectura de los diarios. No tiene pensamiento propio. Entonces ahí se le mete por la ventana la inteligencia entre comillas que es la que le terceriza la administración de la agenda. La agenda se la coloca la inteligencia que compra.
Si Massa gana las PASO en la PBA el sistema de medios va a ir sobre él para construir la agenda futura porque ya lo van a ver como presidenciables entonces le van a ir arriba con una cantidad de definiciones que hoy no él no está en condiciones de dar porque no las tiene.
Massa tiene muy buenos vínculos con el sector desarrollador de emprendimientos inmobiliarios, tiene buen desarrollo en la utilización de las cámaras, el seguimiento satelital del delito y el desarrollo urbano medido en términos medio miaminescos de la Argentina. Esta es su carta de presentación. Ahora, Tigre no es un municipio como tenés en otros casos de la Argentina donde ha habido intendentes que se han deslomado en hacer programas de desarrollo inmobiliario, vivienda, etc. Sin ir más lejos el mismo Giustozzi, que hizo crecer el 200 % la capacidad del parque industrial en Almirante Brown. Tenés tipos que han mirado la política de desarrollo local con otra perspectiva. Massa no hizo todo eso, la riqueza relativa de su municipio sumado a su opción política de propaganda sobre tres o cuatro puntos para posicionarse, que es lo que hoy la sociedad le juzga como positivo, son el eje de su política. Massa nunca pensó en otros aspectos. Termina comprando los hacedores de su agenda, porque no la tiene. La agenda de Massa es su historia política. Es su tránsito por la UDECE, es su vínculo con Camaño y Barrionuevo en su período juvenil y por ende la construcción de una agenda de un "peronismo moderno" que se parece y mucho al menemismo.
CEDIN

Un punto que muestra con claridad esta idea que tiene la city porteña es el boicot al CEDIN. Hoy, toda aquella persona que quiere blanquear capitales, exteriorizar tenencia de dólares por pequeña que sea, el sistema está virtualmente aliado para boicotearla. Hay una persona muy prolífica que escribe en Twitter, Ariel Settón, cuenta de un llamado que hizo a una inmobiliaria muy grande del centro de la ciudad para compra de una cochera. Les dice que los llama porque publicitan que van a recibir CEDIN y le responden “si el pago se hace en moneda extranjera, en cualquier color de billete, pero en moneda, te lo escrituramos al 80 %. Si es con CEDIN te lo escrituramos al valor del 20 %”. Hay todo un rechazo, hay consultas a bancos que se responden mal. La ley es muy robusta en términos de protección jurídica de aquél que ingresa al blanqueo de capitales pero así y todo hay generación de temor, entonces la gente piensa por consejo de asesores financieros, contadores, etc, que les dicen “La AFIP te va a investigar”, entonces es todo un corrillo de meter miedo que hace que el proceso no avance. Mi impresión es que si vos hacés un blanqueo tenés que apoyarlo con mucha publicidad y aclaración ante la opinión pública.

PRESENTE AHORA Y SIEMPRE!

 
Un dia como hoy de 1919 nacía Héctor Germán Oesterheld
PRESENTE AHORA Y SIEMPRE!

Periodista, autor de cuentos y novelas, editor y gran innovador de la historieta argentina, Creador de la inmortal saga "EL ETERNAUTA" junto al gran dibujante Francisco Solano López.

De firme compromiso con las causas populares y antiimperialistas, militante de la organización Montoneros, el 27 de abril de 1977 fue secuestrado en La Plata por un grupo de tareas de las Fuerzas Armadas, habiendo ya desaparecido sus hijas Estela, Diana, Beatriz, y Marina, de 25, 24, 19 y 18 años respectivamente.

Cautivo en varios centros de concentración de la dictadura, habría sido asesinado hacia fines de 1978. CONTINUA DESAPARECIDO.

“…¡Quiere decir que lo que usted me contó no sucedió todavía! ¡Quiere decir que quizás hay alguna forma de evitar que ocurra todo ese espanto!" [...] Víctor Oesterheld: "(pensando) ¿Qué hacer? ¿Qué hacer para evitar tanto horror? ¿Será posible publicando todo lo que el Eternauta me contó? ¿SERÁ POSIBLE?...” ( de El Eternauta)


fuente: face

lunes, 22 de julio de 2013

La «Hermandad» China-EEUU

JPEG - 38.7 KBpor Pepe Escobar
Clausewitz reconocido estratega militar del siglo XIX concebía la guerra como una empresa política, una manera de continuar y de conseguir eso que no se había podido conseguir por la diplomacia o la negociación. Los EEUU de América desde hace años aplican con su imperialismo la política de la cañonera. Cualquier cosa que no han podido obtener por las buenas tratan de conseguirlo por las malas, por la fuerza bruta. Pero los tiempos han cambiado y los nuevos competidores mundiales se hacen cada día más fuertes y organizados, tejen alianzas anti-hegemónicas y están resueltos a defender sus intereses, cueste lo que cueste. En pleno siglo XXI no se puede aguantar tanta estupidez y abuso. La ceguera de Washington ante esta realidad conduce a los EEUU a la ruina.
+
La quinta vuelta del Diálogo Estratégico y Económico China-EE.UU. comenzó este jueves en Washington. Esta «Hermandad» China-EE.UU. involucra bastante parloteo, sin una acción perceptible. El Think-land-EE.UU. [1] trata de producir la impresión de que Pekín se encuentra ahora en una posición más frágil con respecto a Washington en comparación con el entorno posterior a la crisis financiera en 2009. Una tontería.
Es como si el continuo escándalo (global) de la NSA no hubiera tenido lugar; Edward Snowden sacó a la luz cómo el gobierno de EE.UU. se ha vuelto contra sus propios ciudadanos incluso mientras espía a virtualmente a todo el planeta. Luego existe el meme de que la economía china tiene «problemas», cuando en realidad Pekín está lanzando una compleja estrategia de largo alcance para calibrar los efectos de una relativa desaceleración económica.
Finalmente, la supuesta «conducta agresiva china» en términos de seguridad asiática no es más que propaganda. Pekín, por supuesto, está reforzando su ejército, pero al mismo tiempo tanto China como algunos miembros seleccionados de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático están afinando sus tácticas antes de emprender conversaciones multilaterales sobre un código de conducta para cualesquiera problemas serios en el Mar del Sur de China. Sería insensato que Pekín decidiera elegir una diplomacia del tipo cañonera, que ciertamente atraería un contragolpe estadounidense.

Atascado, a lo largo y a lo ancho

Pekín ha interpretado claramente que la «liberación» por la OTAN de Libia, devuelta ahora a la condición de Estado fallido; el apoyo de EE.UU. para la destrucción de Siria y el «giro» hacia Asia está todo relacionado, tiene como objetivo la ascensión de China y se ha diseñado para afectar la compleja estrategia china de un corredor energético eurasiático.
Pero no parece funcionar, el gasoducto Irán-Pakistán (IP) puede terminar siendo IPC, la «C» es una extensión a Xinjiang en China occidental. Pekín también sabe perfectamente que el propuesto gasoducto Irán-Irak-Siria ha sido un motivo clave para el enfático ataque contra Siria orquestado por actores como Catar, Arabia Saudí y Turquía. Pekín sabe que si Bacher al-Asad se queda y el gasoducto de 10.000 millones de dólares llega a terminarse (ciertamente con ayuda financiera china y rusa) puede resultar que el mejor cliente sea la propia China, y no Europa Occidental.
Considerando su relación estratégica con Islamabad, Pekín también es muy consciente de cualquier acción estadounidense para provocar problemas en el geoestratégicamente crucial Baluchistán en Pakistán, con una posible extensión a la vecina provincia Sistán-Baluchistán en Irán. Paralelamente, Pekín interpreta las bravatas e intransigencia de EE.UU. respecto al programa nuclear de Irán como una historia de cobertura para perturbar su sólida asociación de seguridad energética con Teherán.
Respecto a Afganistán, los corredores en el Zhongnanhai en Pekín deben de estar resonando con risas mientras Washington vuelve atrás no menos de 16 años, al segundo gobierno de Bill Clinton –una eternidad en política– para hablar con los talibanes en Doha esencialmente sobre una de las jugadas más antiguas del “Oleoductistán”.
«Queremos un gasoducto» (el TAPI, Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India) dice Washington. «Queremos nuestra tajada», responden los talibanes. Es política como en «El día de la marmota».
El problema es que Washington no tiene absolutamente nada que ofrecer a los talibanes. Los talibanes, por su parte, mantendrán su programa de ofensiva de verano, sabiendo perfectamente que podrán hacer lo que quieran después que el presidente Hamid Karzai caiga en el olvido. En cuando a la noción de Washington de que Islamabad podrá mantener bajo control a los talibanes afganos, hasta las cabras en el Hindu Kush se ríen ante la idea.

Todo tiene que ver con Siria

Siria, no obstante, sigue siendo la historia crucial – como el pivote de un cáncer que se expande, una guerra sectaria suní/chií alentada en gran parte por la Casa de Saud y otros actores del Consejo de Cooperación del Golfo, y aceptada sin matices por el gobierno de Obama.
Fue necesario un valeroso diplomático para filtrarla, más traducciones del ruso al árabe y luego al inglés, para que el mundo tuviera una idea de lo que los políticos discuten realmente en esas vacuas cumbres útiles para efectos fotográficos. Lo que el presidente ruso Vladimir Putin dijo cara a cara a Obama, al británico David Cameron y al presidente francés François Hollande en la reciente cumbre del Grupo de Ocho en Irlanda del Norte es nada más y nada menos que apasionante. Ejemplos:
Putin dirigiéndose a la mesa: «¿Queréis que el presidente Bacher al-Asad renuncie? Mirad a los dirigentes que habéis instalado en Medio Oriente durante lo que habéis bautizado como ‘Primavera Árabe’.»
Putin dirigiéndose a Obama, Cameron y Hollande: «Queréis que Rusia abandone a Asad y su régimen y apoye a una oposición cuyos líderes no saben nada excepto emitir fatuas declarando quiénes son herejes, y cuyos miembros –que provienen de un montón de países diferentes y tienen múltiples orientaciones– no saben nada excepto masacrar gente y comer carne humana».
Putin dirigiéndose directamente a Obama: «Su país envió su ejército a Afganistán en el año 2001 con la excusa de que estáis combatiendo a los talibanes y a la organización al Qaida y otros terroristas fundamentalistas a quienes vuestro gobierno acusó de realizar los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y Washington. Y aquí estáis ahora haciendo una alianza con ellos en Siria. Y usted y sus aliados están declarando su deseo de enviarles armas. Y ahí tenéis a Catar donde vosotros (EE.UU.) tenéis vuestra mayor base en la región y donde los talibanes están abriendo una oficina de representación».
La mejor parte es que la canciller alemana Angela Merkel luego corroboró todas las palabras de Putin. Y el presidente chino Xi Jinping ciertamente hubiera hecho lo mismo.

Sigue tejiendo esa red, hermano

Incluso si la brillante idea del gobierno de Obama de seleccionar a los rebeldes «buenos» para que reciban armas ligeras funcionara (y no lo hará; en un escenario bélico las fuerzas combatientes verdaderamente duras –como las bandas al estilo de Jabhat al-Nusra– terminan por apoderarse de las mejores armas); no existe evidencia de que las fuerzas de Bacher al-Asad vayan a ser doblegadas.
Al contrario. Habrá una ofensiva para reconquistar todo Alepo – ya está en progreso, así como una ofensiva hacia el sur a Daraa para asegurar la frontera con Jordania; las armas financiadas por las petro-monarquías para los «rebeldes» en el sur de Siria pasan por Jordania. Rumores de «extensión excesiva» son fuertemente exagerados; esto se puede lograr por etapas.
Rusia, mientras tanto, seguirá realizando un juego muy astuto; asegurando armas esenciales al gobierno sirio mientras se mantiene dispuesta a entregar material aún más letal en caso de que Washington decidiera aumentar su armamentización.
JPEG - 38.9 KB
Un poster burlón en las calles de Egipto muestra el rostro del emir de Catar (Qatar), Hamad al-Thani cubierto de plátanos, en referencia a la falta de soberanía, sinónimo de «república bananera», después que los EEUU lo forzara a demitir de su trono. El afiche hace también referencia al canal T.V. qatarí Al-Jazzera (emblema del canal), y su política pro-israelí en contra de los intereses árabes.
______________
Y luego existe todo el lío de los Hermanos Musulmanes. Al-Akhbar ha detallado deliciosamente cómo la Casa de Saud prácticamente destruyó a Catar en Egipto – así como en Siria. Nunca se puede recordar lo suficiente que la Casa de Saud apoya a retrógrados partidos salafistas en Egipto y arma a retrógrados combatientes salafistas en Siria.
En Egipto, los nuevos jefes –saudíes y emiratíes– son como el antiguo jefe – los cataríes. Antes de decidir recientemente que se depondría a sí mismo, Emir al-Thani gastó hasta 17.000 millones de dólares en diversos partidarios de la Primavera Árabe, en su mayoría para Mursi en Egipto. Ahora la Casa de Saud ya ha ofrecido 5.000 millones, y los Emiratos 3.000 millones. Obviamente, ninguno de ellos ha leído en [el diario] Asia Times Online los puntos de vista de Spengler – quien ha demostrado que Egipto, para gran pesar de su maravillosa gente, seguirá siendo una república bananera – sin las bananas (vea: “Islam’s civil war moves to Egypt”, texto en inglés, Asia Times Online, 8 de julio de 2013.)
El resultado neto: Pekín apuesta a que ganará en Pakistán, en Irán, en Siria (ya está ganando en Iraq), en el “Oleoductistán”, además del Mar del Sur de China, mientras Washington sigue atrapado en su propia red de la Hermandad. ¿«Frágil»? Qué más quisieras.
fuente: Red Volatire

BARRACA PEÑA OLVIDADA








La Barraca Peña es otro sitio histórico que el PRO olvidó. Allí funcionaron varios depósitos, una pulpería y una estación de ferrocarril. Está protegida legalmente, pero sumergida en el abandono.

El complejo debe su nombre a un comerciante español de apellido De la Peña. En 1774, estableció allí una barraca con fines comerciales. Las barracas fueron casas ordinarias que servían de almacenes y habitaciones para los visitantes. Luego se convirtieron en depósitos de cueros, lanas, cebo, carne salada y crines.

El paisaje de la época estaba dominado por estas gigantes estructuras que hacían sombra a astilleros y pulperías. El conjunto de edificios se componía de un antiguo almacén con pulpería, un galpón para prensar y almacenar lana y un galpón de mampostería que tuvo varios usos, como las necesidades de alojamiento y alimentación de las personas que llegaban al puerto, así como a la administración, estiba y resguardo de lana, carbón y maderas. Documentos de la época dicen que hacia 1900, la barraca comprendía una superficie de almacenamiento de 200 mil metros cuadrados, y era administrada por el Ferrocarril del Sud.

La Barraca Peña está protegida por el Código de Planeamiento Urbano como Área de Protección Histórica. Asimismo, la Ley 3551, sancionada el 2 de septiembre de 2010, catalogó el conjunto de inmuebles con Nivel de Protección Estructural.

Entre 1995 y 2010 hubo varios intentos de puesta en valor y proyectos de refuncionalización de la Barraca Peña. En el marco de la Declaración N°2559 votada por la Legislatura en 2004 (que planteaba una planificación estratégica para el desarrollo de La Boca), la Ciudad se dio a la tarea de recuperar esas construcciones. En 2006, comenzaron la puesta en valor patrimonial de los edificios y las excavaciones arqueológicas. Y las miles de piezas encontradas aumentaron las expectativas de hallar vestigios de la primera fundación de Buenos Aires, en 1536.

Una de las obras centrales era la puesta en funcionamiento del Centro de Interpretación Arqueológica Puerto del Riachuelo para la investigación y exhibición arqueológica y patrimonial. Tras varios meses de trabajo interdisciplinario, se puso en valor y reinauguró la estación ferroviaria, con la idea de que hasta allí llegara el tren, lo que jamás sucedió. Es el mismo tren que pasa por detrás de La Bombonera, en terrenos usurpados por el club Boca Juniors.

En 2007, sin embargo, el macrismo paralizó todas las tareas y desprotegió la Barraca Peña. El fallecido historiador Félix Luna había ideado el "Grupo de Apoyo para la Puesta en Valor de la Barraca Peña", con expertos que recuperaran el valor del predio como espacio de memoria portuaria e industrial. La idea era crear una oferta de turismo recreativo, con locales gastronómicos, espectáculos, talleres y exposiciones, ambientada en la época de mediados del siglo XIX. De todos los proyectos sólo quedó una excavadora olvidada en un patio interno y un empleado de seguridad que cuida que no entren potenciales ocupantes.





La destrucción sistemática que el gobierno de Macri viene realizando sobre el patrimonio histórico...

En el año 2004, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó la Declaración N° 2.559. La misma proponía un Plan Estratégico para el desarrollo del barrio de La Boca. Una de las tareas centrales que proponía dicho programa era la de recuperar una de sus zonas y construcciones más antiguas: el área Barraca Peña.

En el año 2006, se comenzó a trabajar en el área, en base al plan general, recuperando y poniendo en valor patrimonial los edificios y realizando excavaciones arqueológicas.

Durante varios meses, un equipo multidisciplinario de arqueólogos, historiadores, arquitectos, antropólogos, etc., trabajó en el diseño de planos, investigaciones, pliegos licitatorios, actividades culturales y de difusión. Comenzaron las obras en los edificios y las excavaciones. Se puso en valor y se reinauguró la estación ferroviaria en el marco del proyecto de lograr que el tren volviera a llegar hasta allí.

Lejos de continuar con las acciones, el gobierno porteño paralizó y abandonó toda la tarea, derrochando, de ese modo, recursos que los vecinos de la ciudad ya habían aportado.

Cuando a fines de 2008 se produjo en Puerto Madero el hallazgo de una embarcación del siglo XVIII, y antes de que se decidiera qué se haría con ella, manifesté, a través de una carta de lectores publicada en el diario Clarín, que semejante descubrimiento, quizás despertara en Macri curiosidad por saber qué hacer con los objetos arqueológicos encontrados por miles en la costa del Riachuelo, a los que se le sumarían los encontrados en la embarcación descubierta. Afirmé en aquella nota que “recuperar la absurdamente ignorada área Barraca Peña, no sólo dará el marco ideal para la exhibición de nuestra historia, sino que posibilitará darle un fenomenal e indispensable impulso a una de las zonas más castigadas y olvidadas de nuestra ciudad. Justamente esa a la que, seguramente, se dirigía el galeón de Puerto Madero”.

También advertí que “lamentablemente hoy, a más de un año del inicio de su gestión, Macri está poniendo en serio riesgo de derrumbe, por falta de inversión y de acción, los edificios de Barraca Peña”. No me equivoqué. La desidia y la ignorancia a las que nos tiene acostumbrados este émulo de “Terminator” que gobierna nuestra ciudad, derivaron en que, por su inacción, el muro del edificio donde fue enterrado y abandonado el navío encontrado, se derrumbara casi completamente. Reitero, estoy hablando de un muro de ladrillos del año 1860.

Durante 2012, el diputado Juan Cabandié realizó un pedido de informes, sin respuesta. La Asociación Amigos de Barraca Peña recurrió a un pedido de acceso a la información pública, que fue rechazado. El mes pasado, tomó intervención la Defensoría General de la Ciudad. Y, desde la ACUMAR están solicitando la cesión de los edificios para llevar adelante el proyecto de recuperación que presentáramos.

La destrucción sistemática que el gobierno de Macri viene realizando sobre el patrimonio histórico, cultural y social, demuestran, no sólo su ignorancia, sino su concepto puramente mercantilista de la gestión.

fuente: Riachuelo

domingo, 21 de julio de 2013

“Es el mejor momento democrático en 150 años”

Considerado como una referencia teórica por muchos kirchneristas, Ernesto Laclau explicó a Página/12 por qué no conviene extremar los conflictos y tampoco diluirlos. Su simpatía por Venezuela, Bolivia y Ecuador. La influencia de su padre, de Jorge Abelardo Ramos y de Arturo Jauretche.


Por Martín Granovsky
Vive en el Reino Unido, donde despliega su vida académica desde los años ’60, pero viaja cada vez con mayor frecuencia a la Argentina. Esta vez presentará un nuevo número de la revista que dirige, Debates y combates, y el martes dará una conferencia en la Facultad de Filosofía y Letras. Nacido en Buenos Aires en 1935, Ernesto Laclau contó a este diario algunas claves de su formación y accedió a una entrevista donde dejó en claro sus antipatías, sus afinidades y sus indiferencias.
–Mi padre era radical yrigoyenista –relató Ernesto Laclau sobre Ernesto Laclau–. Fue el jefe civil de la sublevación radical frustrada contra (el presidente de facto) José Félix Uriburu en 1931 y tuvo que exiliarse en Uruguay. Volvió a ingresar al país para participar del levantamiento de (el ex edecán de Yrigoyen, Gregorio) Pomar en Corrientes, que también fracasó. Volvió a escapar. Los periódicos lo llamaban Doctor Polvorosa. Regresó al país en el ’32 cuando volvió el régimen constitucional. Estuvo muy cerca del forjismo y mantuvo una gran amistad con varias de sus figuras. Fue íntimo amigo hasta el final de su vida de Arturo Jauretche.
–¿Su padre se hizo peronista después, como otros dirigentes de la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina?
–Nunca se hizo peronista. Pero mi padre tampoco era un gorila al que se le salieran los pelos por las orejas. Siguió manteniendo sus relaciones con muchos del forjismo que entraron al peronismo. Para mí eso resultó muy formativo.
–¿Qué fue lo formativo?
–Mi padre era un hombre de una gran cultura. Podía hablar sobre muchísimos temas y tenía una gran amplitud de espíritu para hablar con personas de orientaciones diferentes. Y eso en loa años formativos de uno es muy importante. Recuerdo haberlo acompañado a Jorge Abelardo Ramos a conversar con él y se llevaron muy bien. No había ya, evidentemente, afinidades ideológicas. Pero se dio una continua relación intelectual y de intercambio de ideas.
–¿La suya era una casa con mucha discusión política?
–Sí. Me acuerdo siempre de una historia. Cuando éramos adolescentes, un día durante un almuerzo mis hermanos y yo discutíamos con mi padre sobre todo lo humano y lo divino. Y se escucha la voz de mi madre: “En esta casa las ideas sobran. Lo que falta es plata”. Mi padre era abogado. Durante el gobierno de Arturo Illia fue embajador en Dinamarca. Militante en el radicalismo toda su vida.
–Usted no se hizo radical.
–No. Entré en 1958 al Partido Socialista Argentino, que a comienzos de los ’60 empezó a dividirse en varias fracciones. Entonces quedé en el Partido Socialista Argentino de Vanguardia y estuve allí durante el poco tiempo que duró unido. Me fui por desacuerdos políticos a fines del ’62 y formamos en la Facultad de Filosofía y Letras el Frente de Acción Universitaria. A fines del ’63 hubo una confluencia de nuestro movimiento con el Partido Socialista de la Izquierda Nacional que había fundado Jorge Abelardo Ramos. Entré al PSIN, que consiguió una especie de cooptación. También entró conmigo Ana Lía Payró, que como yo pasó a formar parte de la mesa nacional del PSIN. Durante varios años fui director de Lucha Obrera, el semanario del partido. En el ’68 varios nos separamos no tanto por la ideología sino por la forma en que el partido operaba. Sobre eso yo tenía crecientes desacuerdos.
–¿A qué se debían los desacuerdos?
–El partido era sumamente leninista en sus formas de organización. Recuerdo haber tenido una conversación con Ramos cuando me estaba yendo. Le dije: “Abelardo, el partido está dentro en un clima histórico en que se está dando una centralidad creciente de lo nacional popular. Es un proceso imparable. Lo que no está claro es quién va a ocupar el lugar central en ese proceso. Lo peor que le puede ocurrir al país es que esa centralidad sea ocupada por la guerrilla, porque eso va a llevar a un baño de sangre”. Claro, nunca pensé que iba a ocurrir a tal punto lo que ocurrió después. También le dije a Ramos que había que descargar al partido de determinantes ideológicos no esenciales, porque si no íbamos a terminar siendo una especie de secta separada de las orientaciones generales que llevan a la gente a tomar decisiones simples, más simples que las elaboradas después de discusiones sobre lo que ocurrió en cada etapa de la Revolución Rusa.
–¿Qué le contestó Ramos?
–Lo recuerdo: “Somos la vanguardia del proletariado argentino y tenemos que educar a la clase obrera con la mano peluda del marxismo-leninismo”. Nos fuimos del partido convencidos de que lo nacional popular era y sería absolutamente central. Por eso mi afinidad con Arturo Jauretche, más allá de que fuese amigo de mi padre. Lo frecuenté todo el resto de su vida.
–Se murió en 1974 y a su velatorio fueron muy pocos. ¿Por qué?
–Jauretche murió en el ’74. Yo ya estaba en Inglaterra.
–¿Qué motivó que fuera a Inglaterra?
–Algo completamente casual. En el ’66 yo había sido nombrado profesor universitario en la Universidad de Tucumán. Pero a los seis meses vino el golpe de Juan Carlos Onganía. Expulsó de la universidad a cerca de mil profesores. Después de seis meses perdí mi cargo y me fui a trabajar al Instituto Di Tella en una investigación cuyo asesor externo era Eric Hobsbawn. Le gustó mucho mi trabajo.
–¿Sobre qué tema?
–Aproximaciones históricas a la cuestión de la marginalidad social. Me preguntó si quería que él me consiguiera una beca de Oxford. Le dije que sí porque no tenía ninguna perspectiva en la Argentina. Así fue que viajé, sin haber pensado jamás en hacerlo con anterioridad. En el ’73 estuve casi por volver pero acababa de ganar mi cargo de profesor universitario en Essex y pensé que iba a quedar muy mal si a los dos meses de haber sido nombrado volvía a la Argentina. Decidí dejar pasar un par de años. Claro, en ese tiempo vino el golpe. Ya había hecho mi vida allá. Después del ’83 empecé a venir con mayor frecuencia a la Argentina.
–¿Y cómo resultó Inglaterra para una persona definida como nacional popular? ¿Le hacía algún ruido?
–No. Había una gran proporción de estudiantes latinoamericanos y había una gran receptividad para lo que yo planteaba. Me veían como un intelectual latinoamericano.
–Dejó de ser un militante, por lo menos en el sentido tradicional.
–Después de que me fui del PSIN, la cuestión de la militancia... Mire, yo participaba dando entrevistas y con una serie de actividades periodísticas y eso lo seguí haciendo en Inglaterra. Estaba a favor del espíritu de los años ’70 pero muy en contra del militarismo. Esa sigue siendo mi posición actual. De alguna manera una posibilidad histórica se perdió a través del giro militarista. Participé en muchos foros. En los años del horror no desarrollé ninguna militancia específica pero sí participé en actividades respecto de los derechos humanos en los años duros. Después de eso, cuando se abrió la posibilidad de una acción política, empecé a desarrollar mis ideas de una manera más sistemática. A partir del 2003 se abrió una nueva realidad, con la asunción de Néstor Kirchner, y aquí estoy. No me siento a mí mismo como argentino sino como latinoamericano. Las ideas que aprendí en la izquierda nacional las sigo sosteniendo. La latinoamericanidad de nuestro proyecto es una de las fuentes de nuestra identidad política.
–Hay visiones distintas sobre los procesos políticos de los últimos años en la región. Unos análisis hacen hincapié en las diferencias entre, por ejemplo, Venezuela, Ecuador y Bolivia por un lado y Brasil, Uruguay y la Argentina, por otro, y otros análisis prefieren hablar de distintos caminos nacionales dentro de un mismo proceso general.
–Yo a la Argentina la pondría más en el eje de Venezuela, Bolivia y Ecuador. Pero creo que el clivaje que se da en América latina tiene sus raíces históricas. Hay que ver cuál fue la experiencia de la democracia en el continente. A diferencia de Europa, la región nunca experimentó el parlamentarismo como movimiento progresivo. Allá los parlamentos representaron la defensa del Tercer Estado frente al absolutismo real. En América latina, en la segunda mitad del siglo XIX, se trató de la consolidación de las oligarquías locales, y el Ejecutivo fue muchas veces la fuente de los cambios. Pasó en Chile. A comienzos de la década de 1890 el Parlamento chileno se opuso a los proyectos nacionalistas del presidente (José Manuel) Balmaceda.
–Quería terminar con el monopolio extranjero sobre el salitre.
–Sí. Por eso digo que en América latina se da una especie de divisoria en la experiencia democrática de las masas. Por un lado la democracia liberal y por otro la democracia nacional popular. La segunda se encarnó en regímenes como el varguismo en Brasil, como el primer aprismo, como el peronismo, como el primer ibañismo en Chile, como el Movimiento Nacionalista Revolucionario en Bolivia. Esa división entre la democracia liberal y la democracia nacional popular está siendo superada al presente. Si bien los regímenes latinoamericanos son parte de esa matriz histórica, hoy ya no entran en colisión con las formas del Estado liberal democrático sino que las integran: elecciones, división de poderes, etcétera. O sea que estamos quizás en el mejor momento democrático de los últimos 150 años. La evaluación de un régimen hay que hacerla desde el punto de vista del significado global de un movimiento y del cauce histórico que un movimiento organiza. Así es en toda América latina.
–¿No menciona poco a Brasil en su descripción regional?
–Brasil es un componente esencial de todo este proceso. Pero allí el movimiento jacobino de lo nacional popular tuvo que ser paliado por una serie de otras consideraciones. Nunca tuvo un populismo histórico de las características del peronismo. Brasil era un país enormemente regionalizado y Getúlio Vargas tuvo que ser el articulador de movimientos regionales sumamente diversos. Juan Perón, en cambio, fue el representante de un movimiento cuya base política y social estaba unificada. A través de interpelar al triángulo industrial de Buenos Aires, Córdoba y Rosario Perón apelaba a un movimiento homogéneo. En Brasil no se dio. El único que se lanzó a tener un tipo de discurso cuasi peronista fue Joao Goulart, y así le fue. Ese tipo de discontinuidad se ha dado en Brasil hasta el presente. Un fenómeno como el de Lula muestra ese tipo de ambigüedad.
–¿De verdad le parece ambiguo el fenómeno de Lula?
–De todos modos, debo decirle que en los momentos decisivos tomó una posición definitivamente cercana a lo nacional popular. Por ejemplo en Mar del Plata en el 2005 se opuso a la propuesta de formar el Area de Libre Comercio de las Américas. Gracias a la oposición de Brasil es que el ALCA no funcionó. El punto es que Lula debió establecer compromisos con fuerzas sociales, expresadas a través de formas políticas, en un marco más difícil, por ejemplo, que el afrontado por Rafael Correa. Si hubiera que hacer una caracterización gruesa diría que Brasil se ubica en el eje nacional popular. Chile, en cambio, vivió una transición mediante el pacto con las fuerzas del pasado. Solo ahora, a través del movimiento estudiantil y una protesta más fuerte, hay un realineamiento hacia la izquierda. En Uruguay todo está en la balanza. Teníamos antes a Tabaré Vázquez. Después del ALCA se fue a los Estados Unidos a tratar de establecer un acuerdo comercial, que no consiguió. Era incompatible con las reglas del Mercosur. Encontró oposición interna de su partido en la persona de Reinaldo Gargano, el canciller que era un dirigente histórico del Partido Socialista en la tradición de Vivian Trías. Con Pepe Mujica las cosas han mejorado, pero igual Uruguay sigue siendo un país que está un poco en la balanza.
–¿Qué tipo de intelectual es usted?
–Un intelectual tradicional sería incompatible con el tipo de posición política que siempre mantuve. No defiendo cosas en las que no creo. Y como un intelectual orgánico participo en el quehacer público. Por ejemplo, al dar una entrevista y opinar sobre lo que pasa. Yo pongo juntos el quehacer intelectual y la actividad política. Antonio Gramsci decía que un intelectual orgánico tiene la práctica de la articulación. Un periodista y un organizador sindical podían serlo. Finalmente, el intelectual orgánico y el militante son una misma cosa para Gramsci.
–Y, como intelectual orgánico tal cual se define, ¿cuáles son en su opinión los principales desafíos regionales de aquí en adelante?
–En temas más globales el desafío fundamental para América latina en los próximos años es cómo conectar dos ideas que en principio son difíciles de combinar: el principio de la autonomía y el principio de la hegemonía. No hay expansión de un sistema democrático sin un sistema de proliferación de cadenas que amplían las demandas. Eso es lo que implica la autonomía. Pero, al mismo tiempo, si esas formas autónomas de la voluntad de las masas no son unificadas en torno de ciertos significantes centrales, no habrá acción a largo plazo. Una de las cosas que me preocupa de los movimientos libertarios en Europa es que ellos enfatizan casi exclusivamente el momento de la autonomía. Pero sin voluntad de construir un Estado alternativo, las voluntades tenderán a diluirse. Y del otro lado, insistir exclusivamente en el momento de la hegemonía negando el momento de la autonomía es pecar de un hiperpoliticismo que niega a los movimientos sociales en su autonomía. Ese es el dilema: cómo unificar la dimensión horizontal y la dimensión vertical. Me parece que no lo están haciendo mal el chavismo en Venezuela, la revolución ciudadana en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y hasta cierto punto el kirchnerismo en la Argentina.
–¿Por qué dice “hasta cierto punto”?
–En la Argentina todavía no se logró una confluencia completa entre el momento autónomo de la voluntad de los sectores populares y el momento de la construcción del Estado. Está en proceso. Faltaría todavía la confluencia de las dos dimensiones. Desde el 2001 se dio una enorme expansión horizontal de la protesta social: las fábricas recuperadas, los piqueteros, etcétera... Por otro lado, el kirchnerismo intenta construir un Estado popular. La confluencia en cualquier régimen es difícil. En el caso argentino se dieron avances decisivos aunque no se plasmó en fórmulas.
–¿Qué retardaría esa confluencia?
–Lo que puede retardarlas es una tendencia de los movimientos sociales a afirmarse como completamente independientes del Estado, tal cual ocurre con los indignados en España. Y lo que puede retardar la confluencia a nivel del momento hegemónico sería una tendencia centralizante que ignore la autonomía. En Grecia hay una confluencia de las dos dimensiones. Jean-Luc Mélenchon trata de hacerlo en Francia.
–¿Cómo juegan los conflictos en esa confluencia que usted preconiza?
–Por un lado está el institucionalismo. La idea de que toda demanda puede ser vehiculizada a través de los aparatos del Estado. Por otro el populismo: la ruptura frente al poder. Las dos tendencias consideradas a fondo y en términos absolutos son incompatibles. Hay que encontrar un intermedio. El conflicto no debe ser erradicado con la concepción de que toda demanda puede ser absorbida por el sistema, como lo pensaba (el primer ministro británico entre 1874 y 1880) Benjamin Disraeli con la idea de One nation, una nación. El proyecto del populismo sería que las demandas se aglutinen alrededor de un punto ruptural y que entonces exista un conflicto que no pueda ser obturado por nada. El institucionalismo puro lleva a la ausencia de política, porque busca que toda demanda pueda ser mediada administrativamente. El populismo puro también lleva a la ruptura de la política, porque no habría ninguna mediación. La idea gramsciana es la construcción de una mediación política. En eso estamos. Jorge Abelardo Ramos decía que la sociedad nunca está polarizada entre el manicomio y el cementerio. El jacobinismo extremo fue una forma de manicomio de lo político. El pueblo era definido de una forma cada vez más aberrante y no había ninguna posibilidad de construcción política institucional. El institucionalismo es la sustitución de la política por la administración. Julio Argentino Roca pedía paz y administración. En la bandera brasileña esa verdadera iglesia de Brasil que fue el positivismo de Augusto Comte puso “Ordem e progreso”. Si la realidad avanza solo por lo institucional, se consolidará el poder corporativo. Si solo avanza el populismo, no habrá un marco institucional para lo social.
–¿Cuál sería hoy la situación de la Argentina al respecto?
–No estamos mal. Existen fuerzas autónomas y existe un Estado que tiene capacidad de respuesta frente a las pulsiones sociales.

fuente: Página 12

identidades políticas y frente opositor

La dispersión del heterogéneo universo no kirchnerista parece consolidarse. El peso de las viejas subculturas y las supuestas demandas del presente

»Por Edgardo Mocca


Quien aceptara el diagnóstico mediático-político sobre nuestra realidad, no podría dejar de asombrarse por el mapa preelectoral al que asistimos. Las oscuras narrativas sobre un giro al autoritarismo, la corrupción generalizada y el contundente fracaso del Gobierno deberían abrir paso (¡por fin!) a la férrea unidad opositora; algo así como un frente democrático antifascista a la manera de la década del cuarenta del siglo pasado. Los principales líderes de la oposición han asumido como propio ese libreto elaborado en oficinas ajenas: son los más poderosos grupos económicos los que lo producen y son las redacciones de los grandes medios los que lo transforman en “información independiente” y le dan masiva circulación.

Foto ppal Mocca 499Sin embargo, no habrá un gran frente opositor y, si no se resuelven las múltiples querellas internas actuales, la dispersión podría ser aún mayor que la registrada en las últimas presidenciales. Un aspecto pintoresco es la aparición de sociedades interpersonales como la de Elisa Carrió y Fernando Solanas y la de Alfonso Prat Gay y Victoria Donda: esos “frentes políticos” tienen más bien la apariencia de castings electorales orientados a la elaboración de boletas más taquilleras en un micromundo como el de la ciudad capital, siempre muy receptivo a la novedad y a la creatividad política. Paradójicamente, la oposición presenta el caso de acuerdos pequeños que profundizan la dispersión general.

No habrá un gran frente opositor y, si no se resuelven las múltiples querellas internas, la dispersión podría ser aún mayor que en las últimas presidenciales

¿Cómo se explica esa combinación de climas apocalípticos que cortan en dos a la sociedad argentina y decisiones electorales mayormente orientadas a preservar el propio terreno? Se argumenta insistentemente a favor del peso de las vanidades personales; tal “hipótesis” es tan obvia como inservible: cualquier supuesta investigación demostraría seguramente esa falta de generosidad pero no podría explicar cómo y por qué tal conducta se abre paso en el interior de una determinada fuerza política. El otro gran recurso analítico es la falta de grandes candidatos capaces de distanciarse del pelotón y atraer al conjunto de los ciudadanos adversos al Gobierno. También en este caso queda flotando la pregunta por las razones de tal ausencia.
Una pista posible para seguir el rastro de la fragmentación opositora podría ser la contradicción entre el peso de viejas subculturas políticas y las supuestas demandas de la dialéctica política actual. La persistencia de esas añejas matrices político-culturales juega, en nuestro caso, un ambiguo papel: dificulta la captación de importantes sectores sociales por la política oficial y, a la vez, obstaculiza la unidad opositora. Por un lado, la dinámica política principal gira en torno al conflicto kirchnerismo-antikirchnerismo, que claramente no equivale a peronismo-antiperonismo si reconocemos que uno de los principales desafíos que enfrenta el Gobierno proviene de las propias filas históricas del peronismo. En esa dialéctica confrontativa hay un claro contraste entre uno y otro de sus polos: el kirchnerismo es una experiencia política concreta, es un repertorio discursivo, un esquema de conducción, una previsibilidad relativa de lo que puede hacerse desde el gobierno. Es decir, el kirchnerismo es una verdad efectiva y eso genera una unidad, internamente heterogénea pero políticamente operativa. En el hemisferio antikirchnerista, las cosas son marcadamente diferentes. Ahí conviven distintas tradiciones políticas, muchas de ellas históricamente confrontadas, que además no se reconocen en un mínimo horizonte común. Todo esto parece a primera vista una exageración del peso de las identidades políticas en tiempos de video-política, marketing electoral y otras bellezas de la posmodernidad. Sin embargo, esta mirada desde una supuesta “democracia sin partidos” y desde el paradigma de una sociedad atomizada, sin historia y sin herencia termina constituyendo una imagen que no puede explicar el funcionamiento de la política realmente existente, la que sigue viviendo también afuera de los sets televisivos.
Lo cierto es que la Unión Cívica Radical no puede o no quiere dar el paso de fundirse en un frente con la derecha macrista. La convención bonaerense del partido lo ha puesto negro sobre blanco en un reciente documento en el que dice que el radicalismo no propone salir del kirchnerismo para volver al neoliberalismo. Es muy probable que no sean pocos los simpatizantes radicales que no acuerden y que ni siquiera sigan esta orientación. Pero el hecho queda: hay un partido; es decir, una manera de contar la historia nacional y hay una estructura mediadora entre el mercado de potenciales votantes radicales y la decisión política con pretensión colectiva. El socialismo tampoco está dispuesto a acercarse al macrismo y muchos sectores del FAP reniegan incluso del acercamiento al radicalismo: uno de los más relevantes recusadores de ese acercamiento es, curiosamente, el ex dirigente radical Dante Caputo. Todo el espacio de la centroizquierda antikirchnerista está atravesado por la tensión entre su definición general contra el Gobierno y la amplitud del arco de alianzas que esa definición habilitaría. La disidencia peronista, por su lado, sabe que dejará de ser tal, una vez que se subsuma en la derecha macrista.
Aun con una enorme presión del establishment contra las resistencias orgánicas a la unidad, la división se ha mantenido. La sombra de la experiencia de la Alianza tiene un peso no menor y nada artificial en este estado de cosas: los argentinos ya hicimos la experiencia de una unidad meramente negativa que a la falta de proyecto propio terminaría uniendo un grado alarmante de inoperancia política. Esta persistencia de viejas pertenencias políticas y su capacidad de resistencia a las lógicas impuestas desde el establishment a través de los grandes medios siguen siendo un rasgo específico distintivo de la política argentina que la diferencian de experiencias como las de Bolivia, Venezuela y Ecuador en las que las tempestades que desató el neoliberalismo barrieron con la escena político-partidaria anterior. El surgimiento de un “Capriles argentino” demandaría un paralelo terremoto en el sistema político argentino en el que las agencias de formación de opinión pública pudieran arrasar con la  memoria política que hoy se mantiene viva y desarmar definitivamente las estructuras partidarias que, sin el brillo de otras épocas, existen y actúan. Las marchas de las cacerolas son, hasta aquí, el punto más alto de ese avance sobre el peso de identidades político-partidarias. Un famoso periodista y animador televisivo ha irrumpido desde afuera de la política formal como referencia principal de esa nueva escena política sobre la base de licuar discursivamente las diferencias políticas a favor de una gran cruzada moralizadora y republicana.
El futuro de esta aventura está por verse, pero todo indica que ese terremoto no habrá de producirse en este ciclo electoral, lo que equivale a afirmar que los tiempos de producción de una alternativa al kirchnerismo se acortarán considerablemente.

Fuente: Debate