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lo que defiendo, lo que muchos defendemos, no es un nacionalismo pelotudo... sino un par de ideas, resignificadas hoy, libertad e igualdad... ideas profundamente mestizas aquí en Abya Yala, y aunque respeto toda otra posición cultural-política, creo, sinceramente, que es desde esta Gran Tierra, unidos, en comunidad, aceptando profundamente nuestra realidad mestiza -el uno- es que el Abya Yala florecerá... y que todos los enormes esfuerzos de Occidente por destruirnos, por separarnos, por vulnerarnos y conquistarnos, demostrarán inversamente la magnificencia de nuestra sonrisa, de nuestro futuro... por los Padres Libertadores del Pasado, Por los Hermanos Libertadores de Hoy, por Nosotros y los que Vienen... SUMAQ KAWSAY!... y eso tal vez parezca anárquico...pero tal vez esta anarquía sea un nuevo orden... opuesto al actual, sin dejar de reconocer lo alcanzado... por todos...

domingo, 30 de diciembre de 2012

En 2013, Organizar y Consolidar el proyecto nacional

Jorge Makarz y Equipo de Iniciativa
1
El 2012 llega a su fin y nuestro país, en el contexto de una difícil situación internacional, sigue dando pasos firmes hacia la consolidación de un modelo de desarrollo con inclusión social que deje atrás definitivamente la herencia que el neoliberalismo nos legó hace ya diez años. El gobierno nacional revalidó este año la legitimidad obtenida con el amplio triunfo electoral de octubre de 2011 y demuestra, a pura iniciativa política y decisión, que el ciclo de cambios iniciado en 2003 con la presidencia de Néstor Kirchner, sigue construyendo una Argentina más justa y, por eso mismo, enfrentándose a nuevos desafíos para resolver los temas pendientes.
2
En sintonía con los países de la región, nuestro país está en una senda de reconstrucción luego de la pesada carga destructiva que el neoliberalismo tuvo sobre el estado y la sociedad. Aun en el marco de un crecimiento económico moderado –algo destacable en un 2012 signado por las recesiones europea y estadounidense-, el gobierno nacional argentino ha tomado decisiones valientes que se apartan de las recetas ortodoxas (que el propio kirchnerismo cuestiona desde 2003) y dan cuenta de una visión económica que, sacándose los últimos lastres que persisten del paradigma neoliberal, se obliga a estar al servicio de los intereses populares y del genuino desarrollo nacional. En este sentido, en línea con aquellas medidas tempranas como la reestatización de los fondos jubilatorios para la ANSES, la nacionalización de Aerolíneas, la incorporación de más de 2 millones de jubilados al sistema provisional y la Asignación Universal por Hijo, por mencionar solo algunas de 2003 a 2009, en este 2012 pueden tomarse tres medidas puntuales que  prolongan y profundizan el sentido de esas reformas. Éstas son la recuperación de YPF, el Plan Pro.Cre.Ar y la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, que constituyen pasos centrales –que en el mediano y largo plazo tendrán consecuencias estructurales- para consolidar ese cambio de paradigma. La nacionalización -aun no suficientemente  valorada- de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) fue sin duda  uno de los mayores logros de este año. Así, se puso fin al saqueo de los recursos que había llevado a cabo Repsol, siendo un gran puntapié para potenciar y complejizar el desarrollo industrial. Asimismo, se trata de una reivindicación soberana (no olvidemos la importancia que tenía la recuperación de YPF dentro de las consignas históricas del campo popular a partir de los ´90) por la intervención del Estado en la economía. En otra victoria de autonomía económica, el 2012 también fue el año en que se reformó la Carta Orgánica del Banco Central,  instrumento clave que le permite a la entidad involucrarse en el desarrollo del país en aspectos tales como empleo e  industria, además de modificar por completo la Ley de Convertibilidad de la era neoliberal. Por último, el gobierno comenzó a debatir y actuar concretamente uno de los temas pendientes de la Argentina de los últimos tiempos: el problema del acceso al suelo y la vivienda, cuya mercantilización extrema significaba la negación de derechos para millones de Argentinos. Aun cuando se trata de un punto de inicio en materia de suelo y vivienda, el Plan Pro.Cre.Ar estimula la construcción y el crédito para garantizar una mayor accesibilidad al derecho al hábitat y la vivienda.
En el terreno de los grandes desafíos de política interna aun pendientes, cuyo éxito también depende de la prolongación de los cambios mencionados mediante nuevas herramientas como una Ley de Servicios Financieros, están una mayor educción de la informalidad laboral y el mejoramiento del sistema de transportes de nuestro país.
3
A fines del año pasado destacábamos la importancia que la integración regional tiene para dar sentido al cambio político latinoamericano y actuar de conjunto en una economía internacional con un horizonte difícil. Sin dudas, el nuevo triunfo electoral en 2012 del proceso bolivariano venezolano encabezado por Chávez –símbolo en 1998 del puntapié inicial del giro político de la región frente a los programas neoliberales predominantes en el mundo- revitaliza el sentido de la consolidación de la integración política, económica y social. El 2012 también ha sido un año de grandes avances en la institucionalidad de la región, con la incorporación de Venezuela como miembro pleno del MERCOSUR, pero también de señales de alerta -que recuerdan los casos de Honduras y los intentos en Bolivia y Ecuador -como el repudiable golpe institucional contra Lugo en Paraguay, condenado enérgicamente por la UNASUR (incluyendo aquellos países donde los últimos reductos liberales dominan la política local); situación que convoca a no cejar ante las provocaciones contra la profundización democrática de la región,
Y en el mismo sentido del fortalecimiento de la democracia, también en nuestro país la discusión del poder ha tenido nuevos capítulos en 2012: si en 2008-2009 predominó la discusión con el sector privilegiado de las patronales agropecuarias en torno a la intervención estatal en la orientación del rumbo económico (la recordada disputa por la 125), este año se ha profundizado el debate del papel de los sectores financieros y de los grandes conglomerados mediáticos concentrados. En este último caso, este año -junto a la resistencia por la aplicación de la Ley de Medios- vimos cómo la vocación de los medios hegemónicos por organizar la oposición política (un impulso que había nacido con las elecciones legislativas de 2009 y que también es un fenómeno que ocurre a nivel latinoamericano) ha fracasado porque no están sostenidos por un proyecto político alternativo. Respecto de la propia oposición política partidaria, la entelequia del “frente antikirchnerista” (una consigna vacía sin perfil ni programa común) sigue siendo el resultado imaginario de políticos que no transcienden más allá de sus territorios y de partidos que, lamentablemente, han perdido la capacidad de una construcción política acorde a los cambios en curso. La (unívoca) estrategia de negación absoluta de un proyecto nacional que construyó y retuvo mayorías durante diez años conflictivos en lo interno y externo parece estar llegando a su fin. Un diagnóstico que seguramente las mayorías tendrán en cuenta en el próximo periodo electoral de 2013. En el terreno propio de las fuerzas del proyecto nacional, destacamos la construcción y consolidación de “Unidos y Organizados”, integrados por movimientos  y espacios que unifican el respaldo al proyecto (La Cámpora, el Movimiento Evita, Kolina, Nuevo Encuentro, la CTA de los Trabajadores, MILES, Tupac Amaru, El Frente Transversal y todas las fuerzas que organiza la Corriente Nacional de la Militancia) y que, indiscutiblemente, se presenta como una referencia y herramienta central para la militancia y para los futuros alineamientos internos del proyecto.
4
El cambio de año nos convoca a seguir redefiniendo la potencialidad transformadora de un proyecto nacional que ha dado sobradas muestras de estar a la altura de las dificultades en el camino y de redoblar la apuesta en la construcción de mejores herramientas de la democracia. El rumbo iniciado en 2003 necesita del apoyo popular que ratifique –con reconocimiento y también con nuevas demandas- la voluntad de continuar las transformaciones en curso y la discusión de las estructuras de poder que, en ese avance, reclaman sus privilegios perdidos.

Desde Iniciativa les deseamos felices fiestas y un gran 2013 para seguir en la construcción colectiva del proyecto nacional.

Fuente: INICIATIVA

ALEXIS TSIPRAS, LIDER DE LA OPOSICION GRIEGA, HABLA DE SU PAIS Y DE LA ARGENTINA

“Como Hércules, tenemos que limpiar la mierda y pelear con la hidra”
 
De gira por la Argentina, el dirigente de la izquierda griega explica cómo deforma el sector financiero de su país la situación argentina, rescata el desarrollo posterior a la crisis del 2001 y explica los desafíos de la oposición para superar al neonazismo y llegar al gobierno en Atenas.

Por Martín Granovsky
A los 38 años, Alexis Tsipras es el líder de Syriza, el movimiento político y social griego que enfrenta al gobierno conservador y proyecta llegar al poder por la vía democrática para terminar con la austeridad como principio máximo de la política. Tras unos días de visita en la Argentina, Tsipras aceptó comparar las dos situaciones con todas sus similitudes y diferencias.
–¿La Argentina sigue siendo tema de discusión en Grecia por la contracción de deuda, el default y la reestructuración? –Sí. Hablamos de ustedes.
–¿Del default o de la reestructuración? –De todo.
–¿Y después de este viaje a la Argentina? –Terminamos mucho más sabios. Estudiamos con detalle el proceso que se dio durante y después de la crisis. Vimos similitudes y también diferencias. De parte del Fondo Monetario Internacional las recetas fueron iguales en Grecia y en la Argentina. También fueron iguales en ambos países los medicamentos que se le dieron a Grecia y a la Argentina. Iguales y vencidos. Fracasaron. Nos llevaron a la catástrofe. El paciente griego internado en una cama europea está en coma. Todos los tubos y los medicamentos lo ligan al corazón de Europa. Es complejo. Si el paciente en coma muere, parece que la Eurozona tampoco puede sobrevivir. Por eso digo que tenemos similitudes y diferencias entre la Argentina del 2001 y la Grecia de hoy. Lo que es interesante es cómo presentan el ejemplo de la Argentina en Europa.
–¿Quiénes? –Los sectores más ligados al sistema financiero. La Argentina es el ejemplo de un país que le dijo no al sistema financiero mundial. Los sectores financieros de Europa distorsionan lo que ocurrió aquí. El ejemplo molesta a los círculos financieros. Por eso los centros ultraliberales están tratando no solo de distorsionar las cosas en términos ideológicos sino de presentar una trayectoria histórica diferente. Cambian los hechos. Durante nuestra estadía en la Argentina y en los encuentros que mantuvimos, hubo cobertura en noticieros de la televisión griega. Entonces ponían una imagen mía encontrándome con un dirigente argentino y, en pantalla partida, mostraban ejemplos del corralito argentino y la gente golpeando las persianas de los bancos.
–¿Sin poner las fechas de cada cosa? –Sin ninguna precisión. El mensaje es claro: “Sigan el camino que les propone la izquierda griega y llegarán a la bancarrota como en la Argentina”.
–¿Es interesante para Grecia el ejemplo de reestructuración de la deuda con quita? –Sí, claro, pero primero debemos ver qué hay de parecido en cada país y en cada coyuntura histórica. La negociación que llevó a cabo el Estado argentino después de la crisis es un ejemplo para estudiar y examinar. En los próximos años seguramente esto va a ser un tema en las facultades de ciencias económicas. Eso prueba que cuando hay un acreedor y un deudor, los dos están en situación difícil. No uno solo. La propia negociación lo demuestra. Pero yo veo otros puntos positivos más allá de la reestructuración de la deuda. El desarrollo económico argentino posterior a la crisis aguantó aunque el país quedó fuera de los mercados de préstamo. Aguantó porque contó con una base productiva amplia, y exportadora. Soportó porque desde un principio pudo revitalizar la economía interna y cubrir las necesidades del pueblo. En su segunda fase las exportaciones fueron importantes y garantizaron el crecimiento del Producto Bruto Interno. Pero también hay que tener en cuenta que cuando la Argentina pasó por la fase de crecimiento alta, el crecimiento global también era alto. Y además todo ocurrió dentro de una coyuntura regional sudamericana positiva. Nosotros en Grecia no tenemos ninguno de los dos puntos positivos. Ni crecimiento global ni coyuntura regional favorable.
–El peor de los mundos. –Sí, pero al mismo tiempo tratamos de hacer de la necesidad virtud. Con esa visión participamos dentro de la Zona Euro. Grecia tiene solo el 2,5 por ciento del PBI europeo y a la vez está en el centro de la opinión pública mundial. Esto no pasa, claro, por el hecho de que todos se preocupen acerca del sufrimiento del pueblo griego. El temor es el efecto dominó.
–O sea que un punto fuerte de ustedes es el temor. –Es que, si Europa sigue así, el principal país que pensará en salir de la Zona Euro es Alemania. Eso quiere decir que un pequeño país como Grecia puede ser una piedrita capaz de romper esa máquina gigante del motor ultraliberal. Por eso sufrimos un ataque frontal a nivel mundial en las últimas elecciones. Auguraban que vendría el caos. Quizá pueden aguantar mínimamente un escenario posneoliberal. Pero no lo pueden aceptar en el núcleo duro de Europa.
–La clave, pareciera, es la capacidad de daño de Grecia. –Muchas veces comparé la situación de Grecia respecto de sus socios europeos con otras épocas. Es como la Guerra Fría. Los dos sectores pueden tocar el botón, pero aunque uno lo haga ninguno ganará. La catástrofe será para todos.
–¿Cuál sería hoy ese botón? –El botón sería la explosión del euro. Pero el que pierda en esta Guerra Fría es el primero que dé un paso atrás. Por eso nosotros nos preparamos para un gran enfrentamiento. Hemos dicho claramente que desde el gobierno vamos a romper con los tratados de austeridad. Seguiremos en ese camino aunque nos corten los préstamos. No es un chiste. Lo vamos a hacer. Pero necesitamos el apoyo popular.
–El movimiento político de la izquierda griega produce en el mundo progresista admiración y preocupación. Admiración por su crecimento veloz en los últimos años. Preocupación por si esa velocidad no fuera suficiente. –El movimiento empezó en dos plazas de Atenas. Vamos a llamarlas de alguna manera: la de abajo y la de arriba. La plaza de abajo fue siempre más politizada, con asambleas temáticas, con diferentes charlas. Participaba mucha juventud. Practicaba democracia directa. Pero lo importante es que estas manifestaciones fueron completamente pacíficas con gran participación de masas, con muchísima gente.
–¿Qué pasaba en la plaza de arriba? –Fue menos participativa. Por eso el sistema se asustó más con la de abajo. No era lo mismo que romper un banco o romper un cajero electrónico. Romper fortalecía al sistema. En cambio la actitud pacífica sí les marcó un alerta. Hay que tener en cuenta que estas reacciones espontáneas y masivas derivaron en la caída de dos gobiernos. Pero en cambio, volviendo a la comparación de las dos plazas, los bancos quemados y las pequeñas propiedades quemadas no dieron resultados políticos. Es muy simple: con los incendios, el gran capital encontraba un pequeño comercio para llorar.
–¿Y ahora? –Ahora hay un reflujo del movimiento, una recesión política relativa. La gente espera cambios políticos agudos y pone más esperanza en un enfrentamiento político con más resultados. Por eso en las dos elecciones en mayo y en junio no pudimos ganar. Eso también creó un tipo de cansancio. Es duro ver que tampoco había resultados en un sentido de cambio.
–¿Cuál es el cambio deseable para la coalición de izquierda? –El único camino es derrocar al gobierno por una vía democrática. Tenemos una responsabilidad de la cual somos conscientes: una gran parte de la población puso sus esperanzas en el proyecto alternativo y debemos reforzar esa meta. Pero eso es al mismo tiempo positivo y negativo para nosotros. La gente espera de nosotros muchísimas cosas.
–¿Eso es lo positivo? –Sí. Y lo negativo es que deposite sus esperanzas y solo espere. El riesgo de la pasividad no existe solo cuando uno está en la oposición. Incluso en un futuro gobierno no podemos plantear una opción verdaderamente alternativa sin participación popular.
–¿Qué hacen para resolverlo hoy? –Lo primero que hacemos es decírselo a la gente permanentemente. Y vamos a seguir como antes de las últimas elecciones, con las asambleas populares en los barrios, en las grandes ciudades y en los lugares de trabajo. También pedimos a la gente que asista a las huelgas y sea parte de los movimientos obreros y sindicales que se están llevando a cabo. Al mismo tiempo estamos construyendo una gran red social de solidaridad. La llamamos solidaridad para todos. Dentro de la crisis, cualquier movimiento social es también muy político. Pero queremos crear una conciencia social colectiva. No es filantropía. Es conciencia social. Estas redes pueden ser el núcleo de una nueva organización social de masas, que a su vez puede ser el núcleo de grandes cambios sociales.
–Escuché que le preocupaba el neonazismo en Grecia. ¿Cuál es el nivel de arraigo popular de los neonazis? –Es un acontecimiento muy triste. Este contexto político nació dentro de la destrucción de la cohesión social de la sociedad, en combinación con el terror y el temor. Al mismo tiempo con dificultades. En ese contexto aparecen como chivo expiatorio las grandes masas de inmigrantes.
–¿De dónde? –En los últimos años Grecia se convirtió en una prisión de inmigrantes. En Europa tenemos Dublín II, el famoso tratado, que “protege” a los países del norte y del centro de Europa. Eso crea un colchón de inmigrantes en Italia, España y Grecia. En nuestro país gran parte de la frontera es agua. Son islas. Hay grandes organizaciones mafiosas que traen especialmente inmigrantes a través de Turquía. La mayoría, cuando llega, ya caminó miles y miles de kilómetros. Vienen de países en guerra o de naciones que sufrieron cambios climáticos dramáticos... Venden lo que pueden a los mafiosos, que los trasladan en barcos como sardinas en lata. Cuando llegan a Grecia los meten en centros. Después los dejan libres. Hacen lo que pueden para sobrevivir. Pero son muy frágiles ante la manipulación del crimen organizado. Decenas de personas viven hacinados en pequeños departamentos. Hay lugares dentro Atenas que ya son ghettos. En esos lugares hay grandes enfrentamientos. Es dentro de esa compleja situación que nace la ideología de la xenofobia y del fascismo. Hay una base real de donde salen estas ideas.
–La crisis en todas sus dimensiones. –Con la crisis esto se multiplica. Es triste, porque el pueblo griego no tiene comportamiento racista. No está en su tradición. Es un pueblo de inmigrantes. ¿Cómo puede ser racista? ¿Cómo un pueblo que organizó partisanos antifascistas puede permitirse que de su seno crezcan movimientos neonazis? Por eso existe un hombre de 92 años, Manolis Glezos, que fue guerrillero y estuvo en el Parlamento griego para dar lecciones de historia.
–¿Los pueblos aprenden de la historia? –La Historia la escriben los que ganan. Hay que ver si esa Historia es la verdadera. Pero nosotros queremos guardar la memoria histórica de nuestro pueblo de generación en generación en la construcción de una conciencia social colectiva. Grecia sufrió mucho porque es un territorio vital. En el último siglo tuvimos dos ejemplos de batallas heroicas. Primero la resistencia en la Segunda Guerra Mundial, cuando el Frente de Liberación Nacional estuvo muy cerca de llegar al poder y la invasión a nuestro país no lo permitió. Segundo ejemplo, la resistencia contra la Dictadura de los Coroneles, entre el ’67 y el ’74. Eso tiene un peso histórico muy fuerte y seguiremos adelante mirando ese faro.
–¿Por quién se sienten acompañados en Europa? –Europa está pasando por una fase de transición. Afrontamos la mutación de la socialdemocracia en una fuerza neoliberal pura. Deja un hueco político inmenso porque rompe sus lazos de tradición con capas sociales importantes. Son las capas que convirtieron a la socialdemocracia en hegemónica. Syriza nació en gran parte dentro de ese hueco político. En el resto del sur del Europa tendremos esa misma trayectoria, pero con pasos quizás más lentos. Por eso nuestras alianzas europeas comienzan a la izquierda de la izquierda y terminan a la izquierda de la socialdemocracia. Los aliados más fuertes en el continente europeo son los movimientos sociales y los que se convencen cada día más de que la austeridad no es el camino. Ahí comienzan nuestras alianzas.
–En Grecia debe ser una tentación inspirarse en figuras clásicas, ¿no? –¿Mitológicas o reales?
–No sé. Queda a gusto del consumidor. –Elijo una figura mitológica, entonces: Hércules. Cuando los dioses lo castigaron, una de las tareas de Hércules era limpiar la mierda. Pasó meses y meses sacándola. Terminó su obra. Entonces le encargaron otra tarea: debía cortar la cabeza de la hidra. El problema es que cuando cortaba una cabeza salían otras dos nuevas. Eso pasa con el sistema financiero internacional. Tenemos que limpiar la mierda y enfrentar a la hidra. Por eso queremos construir una gran fuerza política: porque no será fácil.

fuente: Página 12
martin.granovsky@gmail.com

lunes, 24 de diciembre de 2012

Homero Manzi y la influencia de lo popular en América

Al debatir la Cámara de Diputados, en mayo de 1951, la posibilidad de homenajear al poeta Homero Manzi, recientemente fallecido, el diputado peronista John William Cooke alegó: “Muchas veces esta Cámara rinde respetuoso homenaje a los espíritus menores, soldados que batallan impávidos la campaña de la vida, sin esperar otra recompensa ni otra paga que la justa.

Homero Manzi, el poeta recientemente fallecido, fue uno de esos hombres. Su pasión del pueblo lo volvió sin cesar a su fuente, y en ella enraizó su arte con la cálida verdad que exprimía del mundo palpitante que lo rodeaba”. Homero Nicolás Manzione -tal su verdadero nombre- había nacido el 1º de noviembre de 1907 en la localidad santiagueña de Añatuya. Quinto entre ocho hermanos, hijo de un modesto empresario rural, Manzi se mudó con su madre a Buenos Aires cuando tenía nueve años. Pompeya fue el mundo de su infancia, la que le inspiró el amor por lo barrial. De joven, comenzó a escribir poemas y escenas teatrales y, muy pronto, sus primeros tangos.

Entonces, ya había ingresado al mundo de la política en un comité radical. El golpe de 1930 lo encontró como profesor de literatura de colegios nacionales y defendiendo la causa yrigoyenista. Tras una breve estadía en la cárcel, Manzi volvió al barrio y desató entonces su pasión por el tango. Habitué de cafés y milongas, entabló relaciones con Enrique Santos Discépolo, Leónidas Barletta, Nicolás Olivari, Roberto Arlt, Aníbal Troilo, Lucio Demare, Cátulo Castillo y Sebastián Piana, entre muchos otros, con quienes compartió largas charlas o para quienes escribió numerosas letras. No tardó en convertirse en uno de los poetas, letristas y rimadores más reconocidos del país, inmortalizando tangos como “Sur”, “Malena”, “Che, bandoneón” y “Milonga sentimental”, entre otros.
Compositor de tangos, valses, candombes y milongas, no fue la música el único ámbito de indagación de los sentimientos nacionales. Manzi también fue periodista y director de cine, destacándose su adaptación de la novela de Leopoldo Lugones La guerra gaucha.

Pero a la par que plasmaba en el tango la poesía a la clase humilde, Manzi prosiguió su militancia política. Partidario del abstencionismo y la insurrección, en su combate contra el régimen de la década infame, su casa se convirtió en una especie de comité clandestino, que llegó a albergar pólvora para la fabricación de bombas caseras, hasta que accidentalmente estalló en pedazos el baño. Fundador de FORJA, a mediados de los ‘30, junto a Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz, se alejó de la política años más tarde y se mantuvo distante y hasta opositor al peronismo emergente. Sin embargo, hacia 1947, ya miraba con otros ojos al presidente Juan Perón y, a finales de aquel año, en un mensaje radial, lo equiparó a su fallecido líder, Hipólito Yrigoyen, como forjador de la causa nacional. Pero entonces enfermó de cáncer. Falleció tiempo después, a los 43 años, el 3 de mayo de 1951. Para recordarlo, ofrecemos las palabras en prosa poética que publicara el 6 de mayo de 1948 en el periódico Línea, del cual fuera director honorífico, cuando los fuertes dolores ya habían comenzado a atacarlo.

Fuente: Luis C. Alen Lescano, Homero Manzi, poesía y política, Buenos Aires, Nativa, 1974.



Documento
Alguna vez, alguien que sea dueño de fuerzas geniales tendrá que realizar el ensayo de la influencia de lo popular en el destino de nuestra América para, recién entonces, poder tener nosotros la noción admirativa de lo que somos.
Esta pobre América, que tenía su cultura y que estaba realizando tal vez en dorado fracaso su propia historia y a la que de pronto, iluminados almirantes, reyes ecuménicos, sabios cardenales, duros guerreros y empecinados catequistas ordenaron: “¡Cambia tu piel! ¡Viste esa ropa! ¡Ama a este Dios! ¡Danza esta música! ¡Vive esta historia!”
Nuestra pobre América, que comenzó a correr en una pista desconocida, detrás de metas ajenas y cargando quince siglos de desventajas. Nuestra pobre América, que comenzó a tallar el cuerpo de Cristo cuando ya miles y miles de manos afiebradas por el arte y por la fe, habían perfeccionado la tarea en experiencias luminosas. Nuestra pobre América, que comenzó a rezar cuando ya eran prehistoria los viejos testamentos y cuando los evangelios habían escrito su mensaje; cuando Homero había enhebrado su largo rosario de versos, y cuando el Dante había cumplido su divino viaje.
Nuestra pobre América, que comenzó su nueva industria cuando los toneles de Europa estaban traspasados de olorosos y antiguos alcoholes; cuando los telares estaban consagrados por las tramas sutiles y asombrosas; cuando la orfebrería podía enorgullecer su pasado con nombres de excepción; cuando verdaderos magos, seleccionando maderas, concavidades y barnices, sabían armar instrumentos de maravillosa sonoridad; cuando la historia estaba llena de guerreros, el alma llena de místicos, el pensamiento lleno de filósofos, la belleza llena de artistas, y la ciencia llena de sabios. Nuestra pobre América a la que parecía no corresponderle otro destino que el de la imitación irredenta.
Todo estaba bien hecho. Todo estaba insuperablemente terminado.
¿Para qué nuestra música?
¿Para qué nuestros Dioses?
¿Para qué nuestras telas?
¿Para qué nuestra ciencia?
¿Para qué nuestro vino?
Todo lo que cruzaba el mar era mejor y, cuando no teníamos salvación, apareció lo popular para salvarnos.
Instituto de pueblo. Creación de pueblo. Tenacidad de pueblo.
Lo popular no comparó lo malo con lo bueno. Hacía lo malo y cuando lo hacía, creaba el gusto necesario para no rechazar su propia factura y, ciegamente, inconscientemente, estoicamente, prestó su aceptación a lo que surgía de sí mismo y su repudio heroico a lo que venía desde lejos.
Mientras tanto, lo antipopular, es decir, lo oculto, es decir lo perfecto rechazando todo lo propio y aceptando todo lo ajeno, trataba esa esperanza de ser, que es el destino triunfador de América.
Por eso yo, ante ese drama de ser hombre del mundo, de ser hombre de América, de ser hombre argentino, me he impuesto la tarea de amar todo lo que nace del pueblo, todo lo que llega al pueblo, todo lo que escucha el pueblo.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
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miércoles, 19 de diciembre de 2012

domingo, 16 de diciembre de 2012

“América Latina es el lugar más seguro para invertiir"


Participó del diseño del Banco del Sur y propone aprovechar las ventajas que ofrece una crisis financiera global. 


Se conocieron con Rafael Correa cuando eran estudiantes. Pero no por compartir aula, sino porque ambos eran dirigentes estudiantiles. Luego, Pedro Páez Pérez, doctor en Economía por la Universidad de Texas y máster en Desarrollo y Políticas Públicas por la Flacso, ocupó los más altos cargos en el área económica con el presidente ecuatoriano. Fue Ministro Coordinador de Política Económica y Plenipotenciario para temas relacionados con la Nueva Arquitectura Financiera Regional. Desde ese lugar, participó íntimamente en el diseño del Banco del Sur –que se fundó oficialmente en Buenos Aires el último día de gestión de Néstor Kirchner, 9 de diciembre de 2007–y de la "moneda común pero no única", el Sucre. Ahora, a cargo de la Superintendencia contra los Monopolios ecuatoriana, habla con Tiempo Argentino a su paso por Buenos Aires de las ventajas para cualquier inversor en apostar al lugar más seguro del mundo, que es Latinoamérica, de los nuevos paradigmas económicos y de soberanía popular, en una verdadera clase de economía alternativa.
 
–¿Cuál es la diferencia entre el Banco del Sur y el BID o cualquier banco de desarrollo tradicional?
–Una diferencia es que se trata de impulsar necesidades básicas, prioritarias para el continente, para la construcción de la Patria Grande más allá de que sea, entre comillas, deficiente desde los criterios financieros. Nosotros creemos que es necesario sentar los fundamentos de lo que tiene que ser la nueva integración latinoamericana…
–¿Quiere decir que perdería plata?
–No necesariamente, pero la lógica del flujo de caja cortoplacista que exigen los proyectos de desarrollo y la banca comercial no se ajustan a los ciclos productivos, y lo que necesitamos es crear las condiciones generales que permitan un sistema de integración más profundo, lo que requiere de lógicas diferentes. Esa es la primera gran parte: poner primero lo primero. Un concepto nuevo de soberanía supranacional que no está en contradicción con la soberanía nacional, como en el caso europeo, sino un reforzamiento de la soberanía nacional con la construcción de una soberanía popular al nivel del territorio, de la comunidad. Y en ese sentido es que está planteado el tema de la alimentación, de la salud, de la energía, del conocimiento, recursos naturales, la infraestructura, es decir el tema de la soberanía popular. La segunda gran diferencia es que el BdS está propuesto como un instrumento de construcción de soberanía desde la perspectiva democrática. El BdS es el instrumento financiero de los órganos representativos electos democráticamente. No es el BID o el Banco Mundial, que le dicen "mire, me parece que este proyecto no le conviene, o nuestro proyecto de prioridades es este, o tiene que cumplir primero con estas condiciones", sólo por decir algunos casos que pueden plantear. Las negociaciones de lo que es prioritario hacerse en cada uno de los países las deciden en el Consejo de Ministros, que tienen las rendiciones de cuentas que corresponden en cada país. Y eso pasa a ser financiado por el BdS como un proyecto continental.
–La pregunta es de dónde sale el dinero.
–La propuesta del banco no es lo que pueda financiar por sí solo, sino que sienta en la mesa de negociaciones a los demás bancos, incluyendo el BM y al BID y entidades nacionales o privadas. Es un concepto anterior de un banco de inversión. Ahora lastimosamente se tiene la idea de que un banco de inversión es Goldman Sachs, y esos son bancos especuladores. El BdS es un banco que se encarga de organizar el financiamiento de los proyectos de inversión, que los deciden los órganos democráticamente elegidos. Esto cambia radicalmente la lógica de la dictadura financiera que ha estado imperando en nuestro continente. 
–¿Quiénes son los que están frenando la concreción del BdS?
–Es claro que hay intereses de la vieja arquitectura financiera, asustados por la existencia no sólo del banco sino de la propuesta de la Nueva Arquitectura Financiera, que incluye la moneda regional, el Sucre, y la necesidad urgente de tener una alternativa regional al FMI sobre la base de los recursos propios del continente (ver recuadro). Son gente muy hábil que aparece inclusive financiando proyectos a nivel de organizaciones sociales, de ONGs, de investigación, con agenda posmoderna y hasta con ropajes marxistas. Esto no nos debería sorprender, la habilidad de quienes han conservado el poder les permite tener una ductilidad muy… sutil, digamos. Ellos, primero quisieron ignorar, luego cuando ya estuvo posicionado en los movimientos sociales, lo ridiculizaron, y cuando vieron que esto iba en serio han tratado de secuestrarlo para desnaturalizarlo. El proceso actual es esa disputa por convertir el BdS en un banco insignificante, porque hoy no tiene un musculo financiero en dólares como la banca tradicional de desarrollo. Así, sería un BID chiquito ¿qué sentido tendría? Por eso quieren cambiar el concepto que se ha venido trabajando durante todo este tiempo, con esos tres pilares: banco de desarrollo de nuevo tipo, una red de seguridad financiera alternativa al FMI y una moneda común pero no única. 
–¿Qué es esa moneda “común pero no única”?
 –Sucre refiere a Antonio José de Sucre, el prócer de la independencia, el que comandó las tropas en la batalla final de Ayacucho. El acrónimo salió de un desayuno entre Chávez y Correa: Sistema Unitario de Compensación Regional. El Sucre inaugura un frente de batalla nuevo en el plano de la soberanía monetaria, que además es un tema muy poco tratado por la economía ortodoxa y por los propios economistas críticos. Para poner un ejemplo que decía el otro día Adolfo Pérez Esquivel: EE UU y la Otan tienen 1100 bases militares en todo el mundo. La evidencia muestra que esas 1100 bases no pueden ser financiadas con la partida presupuestaria que aparece en la discusión en EE UU. Buena parte del financiamiento viene de la Reserva Federal, del señoriaje, que es el privilegio que tiene EE UU de imprimir la cantidad de dólares que les dé la gana, porque el resto del mundo valida esa emisión de dólares que desde 1971 no tiene ningún respaldo. Tanto las aventuras militares de EE UU como el salvataje sin límite a los bancos que han llevado a esta crisis se dan por ese monopolio. Por ejemplo, si un importador de Argentina quiere comprarle a un exportador de Colombia, tiene que contratar primero a un banco que compre en el mercado de divisas local los dólares para hacer la transacción con un banco corresponsal en EE UU, pasar por un mecanismo privado monopólico que se llama Swift, a través de la Reserva Federal, hacia el banco agente del banco del exportador, ese banco le gira al banco colombiano en dólares y recién ahí el vendedor recibe su paga en Colombia. Estamos hablando de mayores costos porque ninguno de ellos es filántropo, mayores trámites, más tiempo. El Sucre corta los intermediarios, es una conexión directa entre los bancos centrales de los dos países.
–¿Cómo sería esa misma operación en Sucres?
–Si es que Argentina y Colombia estuviesen en el Sucre, que por ahora sólo funciona dentro de los países del ALBA, lo que tendrían es una conexión directa intranet entre el Banco Central de Argentina y el de Colombia, que contacta a los operadores financieros del exportador y del importador y ya está hecho. En el caso del Ecuador ni siquiera hace falta que sean bancos, pueden ser cajas de ahorro, cooperativas locales.
–¿Yo compro en pesos?
–Ese es un problema de cada país. Opera como un convenio entre bancos centrales y entonces los bancos se abren una tarjeta de crédito recíproca por seis meses al cabo de los cuales se cambia la diferencia a dólares. En el momento en que se hace la exportación el país recibe una cuenta, una acreditación real en Sucres, que son títulos que inmediatamente pueden ser comerciados. El pago dependerá de lo que negocie, si será en dólares o moneda local. Es un diseño totalmente nuevo para condiciones nuevas y utilizando al máximo las nuevas plataformas informáticas, que ya tienen todos los países de América Latina y son no sólo homologables sino que han sido provistos por la misma firma. 
–¿No terminaría como el euro?
–El euro fue la locura de poner el carro delante de los caballos. Se sacrifica en el altar de la moneda todas las otras políticas. El euro está diseñado para robar soberanía, capacidad de decidir a cada uno de los países y ponerlo bajo la dictadura monetarista, algo simplemente insostenible. Lo que estamos haciendo en América Latina un poco marca la pauta. Supongamos que Colombia le compra a Argentina 1000 millones y Argentina le compra 3000 millones a Colombia. La suma es de 4000 millones de una demanda totalmente artificial que está impactando sobre el mercado regional de divisas, porque EE UU no participa de esas negociaciones. Sin embargo estamos todo el tiempo en esa necesidad de comprar los dólares y esa demanda incide sobre las decisiones de inversión inclusive de un ahorrista común y sobre los precios internos, debilita el manejo de la economía fiscal y el sistema financiero. En lugar de comprar los 4000 millones nosotros decimos “paguemos solamente la diferencia”, con lo que habría que comprar nada más que 2000 millones de dólares. Un alivio significativo sobre el mercado local de divisas. En el caso del Sucre, las transacciones van y vienen durante seis meses y el ahorro es todavía mayor.  Con esto estamos aumentando la capacidad de decisión nacional, pero además como ya no toca manipular las tasas de interés para lograr un objetivo cambiario, también estamos dando más grados de libertad, más soberanía en la política monetaria y financiera. Por otro lado, podemos tener un manejo de las tasas de interés más estables, el servicio de la deuda para los hogares, las empresas y el Estado sería más bajo. El diseño es totalmente distinto del euro, porque nosotros estamos fortaleciendo la soberanía nacional y la soberanía popular, familiar, de los distintos actores sociales y al mismo tiempo construyendo un nuevo espacio de decisión que no existía, que es el espacio supranacional que ojala sea pronto Unasur y Celac. El continente se va constituyendo en un espacio nuevo de decisiones de ejercicio de la soberanía, que es precisamente por lo que pelearon los Libertadores de hace 200 años.  «
 
 
Una nueva arquitectura financiera
“La tercera pata de esta Nueva Arquitectura Financiera Regional es el Fondo del Sur, que es un sistema  y una red financiera, un nuevo tipo de operación de los bancos centrales para poder reciclar todos los recursos propios. Sólo en reservas monetarias internacionales, tenemos cerca de 800 mil millones de dólares. La teoría de las reservas dice que hay que ponerlas en un lugar seguro por cualquier contingencia interna. ¿Cuál es el lugar seguro? ¿EE UU, Europa?… hombre, hasta el JP Morgan Chase, con todas las ventajas que le dieron para que dibuje su contabilidad, ahorita parece que está perdiendo plata.  ¿Cómo puede decirse que el activo libre de riesgo está en EE UU? Hasta el BID tuvo que reconocer que perdió un quinto de su capital por inversiones especulativas 
¿Qué hace un banco de desarrollo poniendo su plata en el casino del señor Maddox? ¿Acaso no hay otras prioridades en América latina? En la teoría del Portafolio se supone que hay una compensación entre la rentabilidad y el riesgo que se corre. Pero poner las reservas en el Norte es un riesgo gigantesco, porque Europa no se salva y además las tasas están cerca de 0,25%, apenas más del 0 por ciento 
Como inversionista y desde la perspectiva del capital, si hay algun área libre de riesgo en muchos sentidos inclusive en el geopolítico, es precisamente América latina. Y nosotros no estamos aprovechando la coyuntura y el potencial enorme que tiene. Necesitamos crear condiciones y movilización de recursos propios, y para poder avanzar en la inversión productiva sostenible necesitamos trabajar con las monedas nacionales de los países hermanos. Necesitamos crear incentivos para que los países que están dando un préstamo en su moneda nacional tengan un complemento de los países que están tomando el préstamo, cosa de que el problema de la balanza de pagos pueda ser sostenible. Hay que hacerlo lo más pronto, posible así podemos liberar recursos que ahora están puestos debajo del colchón para reciclarlos a través a proyectos productivos.”
 
 
El desequilibrio del euro
–El euro se basa en una construcción teórica que no tiene ningún fundamento porque la teoría de las zonas monetarias óptimas se basa en la noción del equilibrio general, cosa que no ha sido probado ni matemáticamente ni doctrinariamente. 
–Pero las universidades siguen formando economistas en la otra línea, que son los que luego hablan desde los medios sin inmutarse a pesar de lo que indica la realidad de esta crisis mundial.
–Eso forma parte de una trasformación epistemológica y axiológica. Pero también es un tema de valores, hombre. En muchos casos hay mala fe, pero otros simplemente están prisioneros de una epistemología antigua y de un lavado de cerebros del pensamiento único neoliberal que se basa sobre una situación absolutamente insostenible. Toda la teoría neoclásica tiene como presupuesto que existe un equilibrio general. León Walras, a finales siglo XIX, hace una construcción matemática de un sistema de ecuaciones lineales en que demuestra que si los precios se construyen con ecuaciones lineales es posible tener una solución, pero no demuestra que haya una solución. El hecho de que exista desempleo, que no haya un trabajo para todos los que están buscando trabajo, te demuestra que no existe el equilibrio.
–Pero ese no parece un problema para esos economistas.
–Ehhh, ahí viene el tema del oportunismo teórico. Te encoges de hombros y dices "si no me conviene me hago el opa, como si no existiera el problema". Sobre esa base se ha construido todo, y por eso es que se desmorona todo este sistema.  
 

jueves, 13 de diciembre de 2012

CARLOS FONSECA PENSAMIENTO Y ACCIÓN


Carlos Fonseca, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (Fsln), nació dos años después del asesinato del héroe máximo de la lucha antimperialista del pueblo nicaragüense, Augusto César Sandino, y cayó en combate dos años y medio antes del triunfo de la Revolución. Y su extraordinario mérito ha sido el de estructurar los cimientos en los cuales debí
a fundamentarse la lucha y la construcción de la nueva sociedad. Esa nueva sociedad - decía- debía arraigarse en las tradiciones revolucionarias nacionales encarnadas en Sandino, y desde esa mirada edificar el socialismo. Fue de los que supieron unir las ricas expresiones históricas de la lucha por la liberación, especialmente contra el yugo del imperialismo yanqui y de la tiranía de los Somoza, con las concepciones universales e internacionalistas del marxismo. Y Fonseca las llevó a la práctica organizando una nueva vanguardia del pueblo, combinando la lucha de masas con la lucha armada, y desplegando una permanente batalla de ideas por la unidad y contra las viejas concepciones dogmáticas de supuestos «marxistas» anquilosados en una rutina fraseológica incapaz de construir los instrumentos del poder popular. Tal expresión teórica, Carlos la plasmó con emoción, con patriotismo, con mucho amor a su pueblo, a su madre, a sus compañeros de combate, con una fuerza incorruptible que fue ejemplo. Por eso, para el pueblo, la caída de Fonseca fue algo irreparable y se lo lloró, y con Carlos en el grito fue el asalto final contra la guarida de Somoza.
Fonseca, por eso y por organizar esa herramienta para la revolución -el Fsln está en la línea de los grandes revolucionarios latinoamericanos, Fidel Castro, el Che, Farabundo Martí, Mariátegui, Salvador Allende… Su acción y concepciones marcaron sin duda alguna a los marxistas argentinos.
 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

tu historia, mi historia, su historia... la historia nuestra



por Ariel Bergantini
Foto: Con mi hermana, la Mayora... después de un día hermoso!

Comentario sobre un libro kompañero… la batalla cultural


Como saben, no escribo, me limito replicar reflexiones, opiniones o reportajes que a mi parecer son útiles, cuestionadoras, formadoras… pero como regla, no hay  regla sin excepción, y este post es eso, una excepción y una recomendación:

MIL FLORES
De Verónica Randi




Querer contar una época en diecinueve capítulos, parece, en principio un hecho pretencioso o un acto de soberbia, hacerlo con ironía o cinismo, sentido común; hacerlo con amor, admiración y hasta sorpresa, simplemente extraordinario.

Estas son diecinueve historias contadas con objetividad y ternura, con la complicidad del que comprende, del que es parte o del contagiado grosera o sutilmente, y que nos muestran que somos, que fuimos, que queremos ser. Una conversación en colectivo, un profesor de tenis enamorado, la clara respuesta de un adolecente de esta época, una cofesión susurrada por no ser el lugar apropiado. Historias que nos sumergen en algo de lo que formamos parte y nos llenan de emoción, historias contadas con amor hacia una década y al pueblo que la vivió, historias pequeñas, magníficas y bellísimamente ilustradas por Juan Manuel Nuñez Lencinas...historias donde los sueños volvieron a ser cotidianos…

Flores que son mil flores y mil flores el infinito

lunes, 10 de diciembre de 2012

“La única novedad en la política mundial sucede en América latina”

Filósofo del posmodernismo y militante por los derechos civiles y de género, el intelectual italiano explica aquí la base de su pensamiento filosófico, repasa el difícil momento del pensamiento de izquierda en Europa y muestra su optimismo por el desarrollo latinoamericano. La cuestión gay, los monopolios mediáticos, la globalización.


 Por Verónica Engler
 foto: Luciana Granovsky
”Comunista, posmoderno y cristiano son términos que, de alguna manera, definen una perspectiva política, filosófica y existencial, ¿verdad? –dice Gianni Vattimo–. Son términos contradictorios en apariencia, pero creo que nunca cambié nada en mi vida. Empecé como un cato-comunista, con los católicos de izquierda que ya estaban en polémica con la jerarquía oficial de la Iglesia. Incluso desde el punto de vista teórico, como cato-comunista cuando me fui a la universidad, estudié filosofía, porque no había facultad de teología ni de política. Los intereses que tenía en ese momento eran esos dos. Es decir que hay una continuidad de intereses teóricos que permanecen. Incluso el posmodernismo, que parece lo más nuevo, pero cuando yo empecé a estudiar en la universidad como católico de izquierda iba buscando un pensamiento filosófico que no fuera totalmente esclavo de la Ilustración, pero que tampoco fuera reaccionario. En ese momento había una actitud ilustrada que era básicamente anticristiana y antirreligiosa, y una actitud católica que era muy retrasada. Es decir, estaba Santo Tomás, la metafísica clásica, y por otro lado estaba el comunismo marxista. Pero el marxismo en ese momento era para mí todavía un desarrollo de la Ilustración en términos de racionalismo histórico. No estaba de acuerdo con esta solución, y buscaba un pensamiento crítico de la modernidad que no fuera simplemente la idea de volver sobre el pasado. Entonces empecé a estudiar Aristóteles, porque era un autor que había tenido muy presente en mi juventud católico-tomista, porque había tenido un director de espíritu que era muy estudioso de Santo Tomás. La lectura de Aristóteles, básicamente, no me dejó mucho, porque no era una lectura teóricamente comprometida. Entonces decidí estudiar a los críticos de la modernidad, como Adorno y la Escuela de Frankfurt. Y finalmente, junto con mi profesor Pareyson, que era una gran estético italiano del momento, decidí dedicarme a Nietzsche, que era un crítico de la modernidad nada reaccionario, aunque después fue políticamente interpretado como maestro de los nazis. Entonces empecé a estudiar a Nietzsche en el sentido de buscar una crítica de la modernidad que no sea ligada al racionalismo ilustrado y que tenía dimensiones políticas, obviamente. Marxista no había sido efectivamente, porque siempre había pensado el marxismo en términos stalinianos.
–¿Y cómo ahora se llama comunista? –Porque no existe más el comunismo real. Se murió el comunismo real, ¡que viva el comunismo ideal! El comunismo ideal lo defino con los términos de Lenin: electrificación más soviets. Es decir, desarrollo económico productivo controlado por consejos populares, por organismos democráticos. Insisto sobre el término comunismo hoy porque me parece que la democracia en toda Europa, en Occidente, se está disolviendo, porque la gente no tiene más ideales alternativos de sociedad. Por el libre mercado no se puede morir, no es un ideal político por el cual sacrificarse. La gente no va más a votar porque no cree que se pueda cambiar nada. Por eso es necesario revivificar un ideal de sociedad alternativa. El único ideal de sociedad alternativa que tenemos es el de una sociedad donde no hay opresión económica, pero hay desarrollo y control popular sobre lo que pasa. Obviamente con Stalin hubo muchos problemas. Pero el mismo Stalin no creo que fuera un loco sanguinario, construyó un comunismo de guerra que era presionado por todos los poderes de alrededor, sobre todo había una Alemania en donde se desarrollaba el nazismo. Stalin ha tenido el sueño industrialista compartido con el mundo capitalista, y para competir con el mundo capitalista tuvo que desarrollar un industrialismo forzado. Rusia al comienzo de la liberación era un país agrícola, pastoral, feudal, que en los años ’50 devino capaz de competir con los Estados Unidos para la conquista del espacio. Pero no tengo vergüenza de llamarme comunista por esto, porque no puedo aceptar toda la propaganda occidental. Por esto me llamo comunista, o cristo-comunista, o anarco-comunista, porque obviamente no pienso en la posibilidad de una revolución comunista mundial hoy, sobre todo porque los otros son demasiado fuertes. Pero creo que se trata de difundir un ideal de sociedad alternativa. Entonces, me parece que es importante trabajar sin la ilusión de transformar el sistema de un solo golpe, pero intentando reducir el daño, por ejemplo obstaculizando el desarrollo industrial en zonas en que implica destrucción del medioambiente. Limitar el daño, éste es mi programa político.
–¿Cómo es el comunismo hermenéutico, “débil”, que usted propone? ¿Por qué sería nuestra única salvación? –Es un comunismo pensado en el sentido de que no se imagina realizar un ideal positivo de estructura. Se llama comunismo hermenéutico básicamente sobre una idea de que no se puede dirigir la sociedad o la existencia con proposiciones científicas, sino que todo tiene que ser sometido a una interpretación. La ciencia sobre la que se funda hoy Europa es sólo la interpretación de un sector que interpreta el mundo con sus intereses, porque, como decía Nietzsche, no hay hechos sino sólo interpretaciones interesadas. Se interpreta desde los propios intereses, desde la propia clase. Esto es el punto fundamental para no adoptar una actitud resignada frente a lo que pasa, como si fuera la verdad. No es la verdad, es la interpretación que el mundo capitalista ofrece para resguardar sus propios intereses y privilegios. Por eso el comunismo se llama hermenéutico, no es un comunismo científico, como habían pensado los marxistas un poco positivistas del final del siglo XIX. Es un comunismo interpretativo, que no se presenta como una solución científica, se presenta como una solución de parte. Interpretación implica mirar al mundo con un proyecto de transformación, y nuestro proyecto de transformación es el comunista: electrificación más soviets.
–¿Por qué habla de la globalización al final de la metafísica? –El final de la metafísica es un término de Heidegger. El pensaba que la metafísica procedía hacia la objetivación de todo, incluso del hombre, donde el hombre deviene solamente fuerza de trabajo, que era el proyecto de la racionalización industrial de comienzos del siglo XX contra el cual Heidegger tomaba posición. La globalización me parece que es lo que Heidegger había previsto como suerte de unificación tecnocientífica del mundo que impide la libertad, que cree que todo tiene que ser reglado por posiciones racionales, científicas, verdaderas, excluyendo todo lo que es interés o conflicto. El problema de la globalización no es que todo se integra, sino que hay una unificación del poder. Entonces, la metafísica, en el sentido de Heidegger, es una idea de una racionalidad objetiva, que se puede conocer científicamente, dominar científico-tecnológicamente, la globalización es el final, el punto de llegada de la metafísica. La tendencia por razones económicas es de una integración más y más completa y total que destruye toda alternativa, porque una alternativa hace desorden. Heidegger tiene una frase que dice: “La verdadera emergencia es la falta de emergencia”, cuando no pasa nada. La globalización es la unificación del mundo bajo imperativos económicos pretendidamente científicos y neutrales, que no lo son.
–¿De qué manera recupera usted la ética cristiana antigua, divorciada históricamente de las ideas que eligió la jerarquía eclesiástica? –La ética cristiana siempre ha sido condicionada por el hecho de que la Iglesia Católica, las iglesias, han sido estructuras de poder. Yo no sé si existe una ética cristiana, existe una fe cristiana. Es decir, significa confiar en una entidad superior de la cual no sabemos nada pero tenemos que admitir porque si no no podemos explicar nuestra libertad. Mi cristianismo depende del hecho de que no puedo imaginar una libertad de lo humano, sino como una libertad trascendente. Lo llamo Dios, pero no sé si es el Dios de la metafísica griega, si es el Dios cristiano. Y como no puedo hablar de este Dios en términos racionales porque si no tendría que incluirlo en una cadena de racionalidad, puedo hablar de este Dios solamente en términos mitológicos, pero las mitologías son muchas. Entonces, básicamente acepto mitologías y no afirmo la superioridad de una sobre las otras. No prefiero la mitología cristiana porque comparada es superior. La acepto intentando realizar lo mejor que me aparece en ella, que es el amor al prójimo. Pienso que mi cristianismo es la fe en una mitología originaria que me permite pensarme como ser libre, pero no en principios de una ética natural que serían fundados racionalmente. La ética compartida es una cuestión de costumbre, de tradición, de negociación. No hay ninguna ley absolutamente natural, ni siquiera la del homicidio, porque con el problema de la eutanasia, de la sobrevivencia artificial, si alguien me pide que lo ayude a morir porque no tolera más, intento explicarle que me parece mejor vivir, pero si quiere morir que muera, y si necesita ayuda porque está paralizado, lo ayudo. Puedo argumentar que es mejor vivir en un mundo de caridad que en un mundo de violencia, pero no sé si es una cosa racional absoluta, no puedo demostrar que tengo que amar al prójimo. Lo creo solamente porque recibí una herencia que condiciona mi existencia y me parece la mejor posible para mí, pero no para todo el mundo.
–La ética cristiana tiene esta idea de respetar una ley natural. –Yo personalmente soy homosexual. ¿Por eso estoy falto de caridad? Falto a la caridad si obligo a alguien a hacer algo que no le gusta. Intento respetar las leyes, como las del tránsito, porque no quiero crear accidentes. Pero no creo que haya algo naturalísimo, que sea un deber natural ser heterosexual. El Papa cree siempre poder ordenar imperativos en nombre de una naturaleza humana. ¿Y por qué tiene que imponer la ética cristiana incluso a otros que no son cristianos? Por ejemplo, cuando uno se quiere divorciar, ¿quién dice que la familia es por naturaleza indisoluble, dónde está escrito? Jesús nunca lo ha dicho. Cuando se puede comandar esto en nombre de la naturaleza la Iglesia se siente legitimada para imponerse también a los no creyentes. Toda esta idea de una ética natural me parece absolutamente absurda. Yo soy partidario de una ética respetuosa de las costumbres. Para mí el problema del cristianismo es solamente de la fe, un poco como lo pensaban los protestantes, sólo la fe salva. Esta tradición cristiana, occidental, a la cual pertenezco, incluye muchísimas alternativas alrededor de las cuales yo puedo elegir. Me parece que este problema de la ética es siempre un problema del poder. Si hay principios absolutos se pueden imponer, pero yo no quiero imponerlos a nadie, creo solamente que tengo que respetar al otro, y espero que el otro me respete.
–Usted dijo que el problema gay es esencialmente socioeconómico. ¿Por qué le parece que es así? –Mi experiencia inmediata es que yo soy un gay pobre en Italia, tengo problemas porque me pueden despedir de mi trabajo. Conozco muchos ricos en Italia que están casados (con mujeres), crean una gran familia, y después se compran una casa en Marruecos donde tienen a sus amantes (hombres). ¿Por qué ellos pueden permitirse esto y yo no? Porque es un problema de dinero, socioeconómico.
–Pero ¿no sucede lo mismo en el caso de los heterosexuales? –Obviamente, pero el problema gay es un problema socioeconómico porque hay problema de familias, de herencias. (N. de la R.: En Italia no existe el matrimonio entre personas del mismo sexo.) No es un problema natural, es un problema en sociedades como la nuestra donde la herencia de la familia va a los hijos. Por ejemplo, hoy hay parejas homosexuales en donde hay un riqueza común que, como no son reconocidas, cuando uno de los dos se muere, viene la familia natural se queda con todo, y el otro integrante de la pareja se queda sin nada. En sociedades donde no están estas leyes de herencia no pasa todo esto. De un lado se ve que los gays ricos viven mejor en nuestro mundo porque pueden permitirse una multiplicidad de formas de vida. Yo, como soy un pequeñoburgués, puedo tener sólo una casa, y en una sola casa tengo que vivir o con un hombre o con una mujer. Si puedo tener tres casas, puedo vivir en una con una mujer, en otra con un hombre, y en la otra con un caballo, por ejemplo. Obviamente yo no creo ni siquiera en el matrimonio homosexual. Pero me parecería que la gente tiene el derecho de vivir con los mismos derechos de los otros cuando es homosexual. Hay una cantidad de derechos civiles que están excluidos para los homosexuales, por lo menos en Italia hasta ahora.
–Según usted, la proliferación de los medios de comunicación serviría para fomentar espíritus más libres, ya que las personas no estarían sometidas a única voz emisora. ¿En qué medida tener ciento veinte canales de televisión mejora la capacidad de las personas para discernir? –Es mejor tener más voces emisoras. Pero lo importante es que no pertenezcan al mismo dueño. La multiplicación de los medios de comunicación parece positiva para liberarnos del monopolio de los medios. No se puede imaginar un desarrollo puramente tecnológico, el desarrollo tiene que ser político, es decir, que se tiene que limitar la propiedad o arreglar la competencia en este terreno, lo que exactamente los dueños de los medios no quieren. La ley pública es la que pone límites para que no se maten unos a otros. Pero la ley pública tiene que ir más allá del liberalismo total. En muchos sentidos, la multiplicación pura y simple de las tecnologías comunicativas necesita una regla política. Y la regla política tiene que ser no simplemente que hagan todo lo que quieran, es poner límites.
–¿En Europa los sectores progresistas ya no tienen un proyecto de transformación? –Sí, pero son sectores progresistas muy pequeños. En Europa lo que se difunde más y más son izquierdas más cerca del centro que se resignan a hacer muy pequeñas reformas. Por ejemplo, Hollande ganó las elecciones en Francia, pero no creo que esté haciendo una política muy progresista, porque es condicionado por el espectro de las reglas financieras internacionales. Hacen y dicen las mismas cosas, aunque unos sean de derecha y otros se crean de centroizquierda. El punto ahora es que hay un pretendido progresismo que parece la única manera para las izquierdas o los centroizquierdas europeas para ganar elecciones. Es como decir, “si tú quieres ir al gobierno de un país tienes que devenir amigo de los banqueros, incluso los de izquierda tienen que ser amigos de los banqueros, pero en la medida en que son amigos de los banqueros pierden todo izquierdismo. Esto es lo que pasó con el Partido Comunista Italiano, que se transformó. Y como izquierdista digo que la única política posible para una izquierda es hacer un buen programa de oposición. Yo me siento comprometido religiosamente a ser revolucionario, sin imaginar que voy a tomar el poder, yo puedo solamente intentar limitar el daño, poner límites.
–Usted, como otros intelectuales europeos, ve con gran simpatía los cambios que se están desarrollando en América latina. ¿Cuáles son las cuestiones que le parecen más interesantes? –Yo soy uno de los grandes chavistas europeos. Porque básicamente la única novedad que veo en la política mundial como la conozco, como la viví en las últimas décadas, sucede en América latina, porque los otros grandes países en desarrollo, como China e India, por ahora imitan simplemente el sistema capitalista. En América latina se cambiaron algunos regímenes sociales, obviamente empezando con la Cuba del gran Fidel, del cual yo soy un admirador total, absoluto. Y después se continuó con Chávez, con Lula, con Evo Morales. Y creo que Cristina también ha sido una parte de esta transformación de América latina. Concibo Latinoamérica con todas estas novedades como la posible fuerza política mundial que puede evitar el triunfo total del imperialismo norteamericano, mundial, globalizado. Por ejemplo, Lula se fue a Irán a discutir con Ahmadinejad, algo que un norteamericano nunca hubiera hecho. Es decir que no importa si se transforma inmediatamente Europa, pero el equilibrio mundial necesita un polo antiimperialista que hoy es, sobre todo, Latinoamérica. Me parece importante una Latinoamérica lo más fuerte y democrática posible, que se oponga a la globalización capitalista total. La posibilidad de que Europa no sea simplemente una colonia norteamericana es que haya una Latinoamérica fuerte.


fuente: Página 12

domingo, 9 de diciembre de 2012

Entre Navidad y Año Nuevo


La Corte rechazará la nulidad que pidió la Afsca y no se avocará per saltum. Pero por el recurso extraordinario dará sentencia entre Navidad y Año Nuevo. Las candidaturas presidenciales del juez Lorenzetti, del infotainer Lanata y, tal vez, del economista Lavagna, hablan de la crisis de la oposición. La pugna con el Grupo Clarín tiene una dimensión simbólica, porque enfrenta a los poderes fácticos y las instituciones estatales, incluyendo la judicatura, que es el Poder de la minoría con poder.
 


  Por Horacio Verbitsky
La Corte Suprema se reunirá mañana para tratar los recursos presentados por la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual y la jefatura de gabinete de ministros. Es imposible que declarare nula la medida cautelar en ejercicio de sus funciones de superintendencia, como pidió la AFSCA. La jefatura de gabinete de ministros solicitó el avocamiento de la Corte por salto de instancia, pretensión que también sería rechazada ya que al haber fallado el tribunal superior de la causa no habría verdadero per saltum. En cambio, la Corte aceptaría el recurso extraordinario, que la jefatura deberá presentar ante la misma sala que prolongó la cautelar. Pero en ese caso, debería dar vista sucesiva por diez días a ambas partes, lo cual llevaría la sentencia a una fecha intermedia entre la Navidad y el Año Nuevo. En los primeros contactos entre los jueces sí hubo acuerdo en señalar que la Cámara se había extralimitado al contradecir lo que ya dijo la Corte en mayo sobre la duración del proceso de adecuación a la ley. Antes podría producirse la sentencia definitiva del juez Horacio Alfonso. Cualquiera sea su decisión, cuando una de las partes apele, la sentencia quedará en suspenso. Ahí sí procedería el recurso directo a la Corte Suprema, salteando a la Cámara que prorrogó la cautelar. Cuando por fin el Grupo Clarín deba adecuarse a los topes legales, no perderá su poder político ni simbólico: en la línea sugerida por su fastidiado socio minoritario, Fintech Advisory, debería desprenderse de su paquete accionario en Cablevisión pero conservaría su señal de noticias TN, su radio Mitre y su canal 13 de televisión abierta.
Lo-La-Lá
La semana pasada se anunciaron dos candidaturas presidenciales y un posible frente antikirchnerista. Postuló al presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, su colega Carlos Fayt durante un almuerzo en el Club del Progreso, que preside el dirigente radical Guillermo Moreno Hueyo. El infotainer Jorge Lanata anunció la suya en una entrevista biográfica con Luis Majul. Y el ex ministro de Economía Roberto Lavagna plantó bandera de un Frente de Centro del que no negó que podría ser candidato, si bien como corresponde a un hombre tan elegante dijo que hablar de eso le parecía una nimiedad. Estos preparativos políticos coinciden con el momento más tenso de una confrontación de alto valor simbólico entre el gobierno nacional y una de las mayores empresas del país con ramificaciones profundas dentro del Poder Judicial. Aunque lo que se discute es si prevalecerán los poderes fácticos o las instituciones del Estado, la astucia empresarial instala el contraste en otros términos. El CEO del gigante mediático, Héctor Magnetto, le dijo al diario estadounidense New York Times que “lo que está en juego no es Clarín sino la democracia”, frase que Lanata repitió ante la SIP en el Congreso. Lorenzetti, Lanata, Lavagna: ¡Lo-La-Lá!
El grupo de la embajada
Una eventual candidatura de Lorenzetti como vicepresidente de Julio Cobos ya había sido mencionada en enero de 2010 por el ex diputado radical Daniel Katz. Lorenzetti dijo que la versión, que negó, pretendía afectar su imagen de imparcialidad. Una semana antes de la aclaración, la embajadora de los Estados Unidos, Vilma Martínez, había informado con entusiasmo a su gobierno que el presidente de la Corte formaba parte de un grupo secreto que procuraba superar “la desunión de la oposición” al kirchnerismo y “desarrollar una agenda en común para el mediano plazo”. La diputada macrista Gabriela Michetti le dijo que ese grupo se reunía en secreto desde mediados de 2008 (que es cuando se produjo el blooper histórico de Cobos) y además de Lorenzetti y ella lo integraban el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey; el diputado de Wall Street Alfonso de Prat Gay; el entonces presidente de la Unión Cívica Radical, Ernesto Sanz; varios hombres de negocios y banqueros. Cuando Wikileaks sacó a luz la historia de ese grupo el año pasado, Lorenzetti no desmintió su pertenencia. La fuente sobre una eventual candidatura de Lorenzetti es ahora alguien de excelente relación con el presidente del tribunal. Al borde de los 95 años, Fayt dijo lo que creyó que agradaría a su colega. La semana pasada, Lorenzetti impulsó junto con Juan Carlos Maqueda la durísima declaración corporativa que consideró las recusaciones y las denuncias penales contra determinados jueces una agresión institucional y las opiniones públicas sobre su desempeño “campañas difamatorias”, y culminó pidiendo espacio en los medios de comunicación para que “el Poder Judicial” polemizara con los funcionarios políticos. En abril de 2007, el entonces presidente Néstor Kirchner exigió que la Cámara de Casación Penal dejara de obstruir y demorar los juicios por los crímenes del terrorismo de Estado y promovió el juicio político de su presidente, Alfredo Bisordi, quien respondió que nunca había visto un gobierno que se entrometiera de forma tan explícita en la tarea de los jueces. Entonces, la Corte declaró (en un texto sin firma, igual que el de la última semana) que el control republicano de la conducta de los miembros de los tres poderes del Estado “debe ser efectuado con mesura y equilibrio, utilizando los medios institucionalmente previstos, a fin de respetar la honorabilidad e independencia judicial”. El tono de aquella filípica era dulce al lado de la que Lorenzetti y Maqueda impulsaron ahora.
Monocracia y poliarquía
En una “tesis sobre judicatura y división de poderes”, que hizo circular entonces como reflexión personal, el ex secretario de la Corte y actual camarista platense Leopoldo Schiffrin se preguntaba qué llevó al “estamento judicial” a sublevarse en defensa de Bisordi, “hasta obligar a la Corte Suprema a un acto que la colocó junto con los enemigos más declarados de la línea política presidencial ¿Cuándo una Corte Suprema había amonestado a un Presidente?”. Las reflexiones de Schiffrin sólo han ganado valor y actualidad desde entonces. Sostiene que la mayor parte de la magistratura integra el bloque de poder dominante económico e ideológico-comunicacional que está en tensión relativa con la organización política-estatal y “cuya Biblia es el diario La Nación”. Para Schiffrin el poder formal del Estado “lucha (por momentos) por lograr alguna autonomía, por no ser un simple instrumento de aquel poder fáctico”. La “retórica sobre la democracia constitucional habla de las ‘idealidades’ de la Constitución como si fueran normas efectivas y generalmente cumplidas desde hace mucho tiempo”. En la Argentina, agrega, “el sistema presidencialista real es una monocracia (que no es dictadura) atemperada por el sistema federal y por la poliarquía, significada por innumerables instancias sociales”. En este contexto la justicia podría ser uno de “los factores políticos formales-sociales que atemperen la monocracia, pero, en vez de ello, sigue siendo un organismo burocrático incluido entre los poderes fácticos del bloque dominante”. Si algún juez quisiera asomarse a la “normalidad” y no a la “normatividad” constitucional, no encontraría “la supuesta división de poderes ni tampoco la independencia judicial”. La realidad le mostraría que además del monocrático poder del Estado y el poder fáctico del bloque dominante, también actúan “múltiples instancias sociales como diversas formas sindicales, múltiples ONG, cooperativas, movimientos de base, comunidades religiosas no católicas o católicas alejadas del bloque jerárquico de la Iglesia, y muchas otras”. Si la judicatura quisiera dejar el bloque social dominante y se transformara en el campo de contención, promoción y articulación de los intereses y derechos que esos grupos ajenos al sistema principal de dominación tratan de representar, sin perder su carácter estatal obtendría una sustancia autónoma y se erigiría como un contrapoder respetado. Sólo tendrá otros horizontes y perspectivas si varía su relación con la sociedad civil y remueve “la ideología según la cual la imparcialidad de los jueces consiste en la indiferencia afectiva frente a los conflictos humanos y valorativos que se le presentan”. Esa es la gran tarea pendiente a la que Lorenzetti alude en sus discursos magistrales y realiza en algunas intervenciones estimables de la Corte, pero que no puede emprenderse sin batallar con la concepción corporativa, que resplandece en el comunicado de esta semana.
La crisis como ilusión
La candidatura de Lanata también se conoció por un vocero amistoso, en este caso el columnista de La Nación Luis Majul, quien esta semana presentará una biografía del columnista del Grupo Clarín. Lanata “aceptaría una candidatura a presidente en condiciones extraordinarias: por ejemplo, si la Argentina estuviera en peligro de ingresar en una crisis parecida a la de diciembre del año 2001”. En el actual estado del país la frase sólo puede interpretarse como una expresión de deseos, la misma que anima a Hugo Moyano y Pablo Micheli, jefes de las agrupaciones sindicales empeñadas en lo que Micheli llamó una guerra nuclear con el gobierno. Ellos y tal vez también Luis Barrionuevo marcharán sobre la Plaza de Mayo nada menos que el 19 de diciembre, aniversario de la sublevación popular ante una recesión de cuatro años, un desempleo que pasaba del 20 por ciento, la oclusión de cualquier forma de supervivencia popular como efecto colateral del corralito y la declaración del estado de sitio para reprimir la protesta, lo que causó tres docenas de muertes. Con un apreciable grado de honestidad intelectual, el ex candidato de la UCR a presidente, Ricardo Alfonsín, admitió que CFK “gana porque a la gente le va bien” y reconoció que “es difícil enamorar a la sociedad cuando está enamorada de una mejora económica extraordinaria”, que atribuyó “no sólo a mérito del oficialismo sino también a las circunstancias del mundo”, opuestas a las que debió enfrentar el gobierno de su padre. En una ruta paralela a la de Alfonsín, una declaración de Navidad del Grupo de Curas en Opción por los Pobres destacó que el Estado ha intentado con éxitos, fracasos y cuentas pendientes pasar de ser sólo benefactor o asistencialista a promover y garantizar los derechos para vivir una democracia más igualitaria. Los curas celebran lo que llaman “las buenas noticias”, aunque señalan que coexisten con la vieja política:
1 un crecimiento de la participación de los asalariados del 34% al 44% del PBI;
2 menos gente ociosa en los barrios y pueblos porque se crearon 5 millones de puestos de trabajo;
3 la incorporación al sistema jubilatorio de 2,4 millones de abuelos que no tenían los aportes suficientes;
4 la Asignación Universal a 3,6 millones de hijos de padres deso-cupados o con trabajo informal y a madres embarazadas, permitió que las familias estén más cerca de sus hijos.
5 se otorgaron 250.000 microcréditos a la economía social y solidaria, en su mayoría a mujeres y menores de 35 años, para la adquisición de capital de trabajo;
6 los guardapolvos blancos y chicos escolarizados en los barrios, confirman los datos de la UNESCO: la Argentina, Cuba y México son los únicos países de América Latina con un índice menor al 1 por ciento de no escolarizados, superando a Estados Unidos, Noruega y Finlandia;
7 los jóvenes participan en cursos de capacitación radial y así se abren las puertas de la información para todos y todas;
8 en Santiago del Estero, las radios comunitarias permitidas por la anhelada ley de medios frenaron el flujo de vinaza, residuo tóxico de los ingenios azucareros de Tucumán que contaminan los corredores pluviales;
9 las netbooks abren a cientos de miles de adolescentes pobres y relegados un nuevo modo de relacionarse y crecer y nuevas puertas al conocimiento;
10 las comunidades se van apropiando de los centros integradores comunitarios (CIC), allí donde muy pocos pueblos tenían un lugar de encuentro para todos, y los habitan con sus actividades propias, como la salud en manos de la comunidad;
11 las viviendas populares, la erradicación de ranchos y el Plan Federal generan empleo y una mayor infraestructura en las comunidades rurales;
12 becas estudiantiles, tutorías, metodologías innovadoras y populares, casi mil Escuelas del Bicentenario, Jardines de Infantes, computadoras, materiales didácticos, capacitaciones, las posibilidades de terminar el primario y el secundario; las paritarias docentes que dan reconocimiento a lxs trabajadorxs de la educación;
13 la asistencia a la familia rural y la indispensable presencia del Estado en zonas donde nunca antes había llegado promueven el protagonismo del pequeño y mediano productor mediante la electrificación rural, construcción de aljibes, pozos de balde, represas, viviendas, entrega de semillas para forrajes, etc.
Todos contra Cristina
En la huella de Marcelo Torcuato de Alvear que en 1922 fue electo presidente mientras vivía en París, Roberto Lavagna eligió la capital francesa para proponer lo que denominó un Frente de Centro que impida la reforma constitucional que habilitaría una nueva candidatura de CFK. Lo hizo en un reportaje con Clarín, en el que dijo que sólo quedarían excluidos “un izquierdismo poco serio que cree que el beneficio es un pecado” y un “conservadurismo retrógrado, al que la sola existencia de la pobreza lo molesta”. Clarín le preguntó si el 8 y el 20N eran anticipos de una crisis y Lavagna respondió que no, si se piensa en la de 2001, que fue la peor en más de un siglo. Pero afirmó que había un deterioro y que una parte de la sociedad había decidido poner límites. El problema es que “esta enorme manifestación no tiene una canalización política”, que es lo que Lavagna le ofrece. Igual que Bartolomé Mitre en sus declaraciones en Brasil, Lavagna cree que el eje será el peronismo. A sugerencia de Clarín, admitió entre posibles integrantes de ese frente a Daniel Scioli, Maurizio Macrì, Hugo Moyano, José De la Sota, pero también a Hermes Binner y Ernesto Sanz. Como el grupo informal que entusiasmó a la embajada estadounidense; como el que se reunía en la Unión Obrera de la Construcción a mediados de 2010, con la intención de conformar para el año siguiente las fórmulas Scioli-Urtubey y Sanz-Michetti; como la mesa que por la misma época tendió Magnetto en su casa para Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann, Francisco de Narváez, Felipe Solá y Maurizio Macrì, el objetivo es todos contra Cristina, sin comprender la sencilla lógica expuesta por Ricardo Alfonsín y corroborada por los curas en opción por los pobres.

fuente: Página 12

sábado, 8 de diciembre de 2012

LA IGUALDAD, LA DEMOCRACIA Y LOS INCONTABLES DE LA HISTORIA

por RICARDO FORSTER



Reflexionar políticamente sobre la cuestión, siempre acuciante, compleja y litigante de la “igualdad”, implica acercarse a su núcleo olvidado y, también, a aquello que la sigue colocando en la dimensión de lo subversivo, es decir, de lo que no puede ser reducido a la lógica despolitizadora del capital-liberalismo. Supone interpelar lo que de la democracia se pone en juego cuando la inquietud gira alrededor de la suma de los muchos en un sistema de cuentas que suele eludir la aritmética de los iguales en nombre de una naturalización de la desigualdad. Pero lo hace también asumiendo la diferencia y la diversidad como proliferación de multiplicidades en el interior de los iguales y nunca como negación homogeneizadora, abriendo, de ese modo, el puente de ida y vuelta entre la igualdad y la libertad, esa extraña pareja que se ha llevado tan mal a lo largo y ancho de la historia pero de cuya intercambiabilidad depende el destino de la propia democracia.
Vemos de qué manera la democracia es un espacio de litigio, pero también descubrimos su núcleo libertario en consonancia con la exigencia que la marca desde los orígenes y que se relaciona con la parte de los que no tienen parte en la suma de los bienes materiales y simbólicos, en ese plus que desestructura lo establecido, que desfonda lo que se ofrece como acabado y que se muestra como proliferación de formas abiertas. La democracia desplegada a lo largo de la historia no ha dejado de mutar y de buscar, una y otra vez, formas capaces de expresar lo inexpresable de su modo incompleto de ser. Su potencia recreadora se corresponde con el rebasamiento de los límites, con ese más allá de la ley que, sin embargo, no ha dejado de constituir uno de sus focos conflictivos allí donde los dominadores de cada época buscan cerrar el proceso de regeneramiento y de reinvención que permanentemente sacude a la vida democrática.
Pensar la democracia como lo ya establecido, cerrarla y acorralarla en el interior de fronteras definidas de una vez y para siempre ha constituido la contrautopía del poder. Los incontables han sido los portadores del ensueño igualitario que se guarda en la promesa originaria de la invención democrática (asumiendo, en su travesía por la historia, las diversas características de los ciudadanos no propietarios de la antigua Atenas, de la plebe romana, de los siervos de la Edad Media, de los pobres y miserables de los primeros tiempos del capitalismo, de las muchedumbres revolucionarias emergidas de lo más profundo del Tercer Estado, de los proletarios de una época dominada por la industria, de las masas desarrapadas y anónimas de las vastas regiones coloniales y semicoloniales, de los parias y de los explotados de todos los tiempos, de las multitudes de ayer y de hoy que siguen mostrando que algo no funciona en la aritmética de la democracia allí donde hay una parte, la mayoritaria, que se queda fuera de la suma).
Esos incontables que han atravesado, bajo diversas metamorfosis, el tiempo de la explotación y la desigualdad, constituyen lo irrepresentado del orden republicano, el lugar de los que no tienen lugar, el nombre de los que carecen de nombre porque son arrojados al anonimato de lo inconmensurable. El discurso del poder, su trama ideológica más decisiva ha buscado, desde siempre, invisibilizarlos o, cuando no lo ha logrado, expulsarlos de la decisión racional arrojándolos a los márgenes de la barbarie. Han sido, y siguen siendo, los bárbaros, los negros de la historia, la fuerza del instinto que amenaza quebrarle el espinazo a la ley de la República llevando a la sociedad a un tiempo sin tiempo de la noche civilizatoria.
Son el espanto y lo espectral de una memoria que insiste con recordarnos la violencia que se guarda en lo más profundo e íntimo de las multitudes. Es desde ese miedo a la anarquía, a la locura del desorden de los muchos, al rebasamiento de los controles que se fue montando el contradiscurso neoconservador de las últimas décadas del siglo veinte; un discurso que ha buscado desactivar la tradición de las rebeldías y de las insubordinaciones de aquellos que, al moverse como masa compacta y diversa, arremeten contra la estructura del sistema. Miedo, entonces, al regreso del sujeto activo y conciente de sus demandas y de su fuerza (aunque, y eso ya lo sabemos, no se trate de un sujeto unívoco ni signado por el “sentido” de la historia articulado con la verdad esencial de su destinación), de aquel que cuestiona con su sola presencia en la escena pública la transformación de la política en administración, en la acción contable de los gerentes que se dedican a gestionar, bajo distintas formas de ingeniería social, aquello que llamamos “la sociedad”.
Por eso, bajo el nombre de democracia se dicen cosas muy disímiles. Para unos es el cierre del horizonte imprevisible de la era de las revoluciones y la llegada al puerto seguro de la economía mundial de mercado enhebrada con la forma liberal-republicana como quintaesencia del ideal democrático. Para otros es, como siempre, un desafío sin garantías, una apertura permanente del horizonte de la inteligibilidad para aventurarse por nuevas regiones de la acción y del sueño transformador. Para los primeros, la historia ya está sellada. Para los segundos, el tiempo de esa misma historia sigue sin realizarse allí donde la promesa de la redención continua dibujándose como proyecto inconcluso. Para unos, la democracia es sinónimo de orden y seguridad, es decir, mutación republicana que debe ocuparse incansablemente de custodiar las amenazas que ponen en riesgo su legitimidad. Para los otros, el movimiento, la subversión, la conmoción y lo inesperado constituyen la fuerza vital de la democracia que es vivida no como perfección sino como confusión.

2. Girando nuestra perspectiva hacia América Latina (hasta ahora el centro de la resistencia contra las políticas neoliberales, resistencia que en estos meses calientes se despliega también en gran parte de los países árabes señalando la radical puesta en cuestión de un dispositivo de dominación que durante décadas sostuvo y fue cómplice de los mismos regímenes a los que ahora crítica y denuncia) podemos descubrir rasgos semejantes entre nuestros progresistas capaces de denunciar la envergadura explotadora y corrosiva del capitalismo mientras rechazan, con indignación neopuritana, la aparición de movimientos de raíz popular que, con sus desprolijidades y sus impurezas ideológicas, cuestionan en sus prácticas reales al sistema aunque todavía no lo hagan de ese modo “radical” tan caro al purismo de nuestros progresistas (quizás lo hacen del único modo que lo pueden hacer después de décadas de reconstruir pacientemente el daño producido por una cuantiosa derrota histórica que no dejó intocadas las ideas popular-emancipatorias).
El dominio de la ideología de un capitalismo postproductivo traía como una de sus consecuencias fundamentales un doble vaciamiento: de la política como lenguaje del conflicto y del sujeto social capaz de encarnar la disputa por la igualdad. Lo que resultó intolerable de la irrupción kirchnerista fue su a deshora, la absoluta anacronía de su presencia en un tiempo de clausura en el que sólo podía ser reconocido el pueblo como objeto de estudio de historiadores y antropólogos, de sociólogos y psicólogos pero ya no como sujeto del cambio histórico. En ese retorno de lo inesperado, en esa vuelta de tuerca de lo ausente, radica el escándalo de lo que en otro lugar he llamado “el nombre de Kirchner”. El litigio que atraviesa la vida democrática, invisibilizado pacientemente por los dispositivos ideológico-culturales del sistema, se ha vuelto a hacer presente recobrando, en parte y bajo nuevas perspectivas e invenciones, lo que desde siempre se guarda en la memoria de las multitudes y que, bajo determinadas circunstancias, vuelve a emerger para reintegrar la parte de los incontables en la suma de la distribución.
Un progresismo que terminó por reducir la democracia a su variante republicana e, incluso, redujo la propia idea de república a su forma más estanca y conservadora. Un progresismo que después de “recuperarse” de la borrachera revolucionaria transformó dramáticamente su mirada del mundo y de la historia hasta arrojar al tacho de los desperdicios aquellas ideas y aquellas luchas que tanto lo habían conmovido en un pasado no tan lejano pero que, ahora y bajo las seducciones de la sociedad global de mercado, habían mutado en testimonio del horror totalitario, en desvarío homicida (acoplado a las interpretaciones liberal-conservadoras de la historia moderna, nuestros progresistas aceptan la homologación, propuesta por esa ideología, entre movimientos revolucionarios, cuya matriz originaria la constituyó la Revolución francesa, y las diversas formas del totalitarismo). Para muchos progresistas de la era neoliberal significó instalarse en la comodidad de sus profesiones académicas y/o liberales (como se decía antes) desde las cuales fueron destejiendo los telares tejidos en una etapa de la historia cerrada por la llegada de un realismo adulto. Seguridad y tranquilidad que fueron convirtiéndose en rasgos de carácter, en afirmación de una nueva sensibilidad a contramano de una memoria que les recordaba las épocas del sobresalto. Si el precio a pagar era el de la lucha por la igualdad, lo pagarían. Si la consecuencia era destituir lo que otrora fue el reconocimiento del papel de las multitudes en las grandes gestas transformadoras, lo harían justificando teóricamente la decisión al convertir a esas mismas masas populares, antes garantes de la libertad y el cambio histórico, en fuerzas ciegas y manipulables, en aluviones pasivos de multitudes dirigidas por líderes populistas o, peor todavía, en masas telemáticas absolutamente vaciadas de toda conciencia.
Para los progresistas, arrojados con cuerpo y alma a las aguas puras del ideal republicano-liberal, la genealogía de las resistencias populares encontraban su legitimación sólo y en cuanto habían contribuido a la realización histórica de la democracia (restringida de acuerdo a esa matriz de “orden y progreso” portada por las clases dirigentes), pero se volvían sospechosas allí donde habían rebasado los límites permitidos y habían mezclado de forma alocada los distintos condimentos de la vida social. En nuestra actualidad, esas mezclas asumen los rasgos del “maldito populismo”, la destilación más degradada, así lo leen, de las tradiciones populares que abandonando su antigua matriz emancipatoria (clausurada de una vez y para siempre de acuerdo a las pautas ilustradas) se lanzaron, en tanto multitudes ciegas, a los brazos de dictadorzuelos bizarros o de aventureros inimputables capaces de travestir los ideales revolucionarios, de utilizar sus memorias más encendidas y venerables, para desquiciar la vida republicana, vaciar la democracia y enriquecer sus arcas privadas. Para los progresistas se trata de la llegada de los impostores que han logrado imponer un lenguaje de la impostura manipulando a su antojo los deseos de unas masas atrasadas que no han podido salir, todavía, del tutelaje y del clientelismo.
Sin siquiera sonrojarse eligen el partido de los dueños de la riqueza y del poder real para enfrentarse a los “usurpadores de las tradiciones libertarias”. Algunos de ellos, autodesignados como custodios de la verdadera tradición revolucionaria o nacional-popular, no dudan en aliarse con las derechas a la hora de buscar la destitución de gobiernos caracterizados como impostores y falseadores de la memoria popular. Incapaces de leer las complejidades de esta etapa de la historia, y más incapaces para descubrir las impurezas de la lucha política, salen al ruedo afirmando su condición de “verdaderos exponentes de las ideas revolucionarias” y denunciando a los gobiernos que en la actualidad sudamericana, con sus idas y vueltas, con sus logros y sus errores, han reabierto el surco de la historia emancipatoria, como los enemigos a derrotar, como portadores de una peste que infecta a los pueblos. Aquello que dicen de los Kirchner en Argentina, también lo dicen, los respectivos “puritanos”, de Evo Morales en Bolivia o de Correa en Ecuador. Ni Chávez ni Lula, que también han contribuido, con sus peculiaridades, a la riqueza de este momento latinoamericano, escapan a estas caracterizaciones.
Pero también –los progresistas que se han vuelto liberalrepublicanos-, en la continuidad de su profundo rechazo de lo que otrora fueron los ideales de la revolución, asumen, como propia, la mirada prejuiciosa de las clases ricas respecto a la emergencia de movimientos populares que buscan, bajo nuevas experiencias y nuevos lenguajes que se enhebran con sus historias, avanzar en sumar a los que no participan de la distribución. Un doble rechazo atraviesa su visión: de la idea de igualdad como centro nuclear del litigio democrático (de una igualdad que apunta a lo que no se reparte de lo material y de lo simbólico) y de la potencia regeneradora de vida colectiva que se guarda en el interior de la reconstitución del pueblo. Sin siquiera percatarse de ello han adquirido los prejuicios que antes de ayer repudiaban. Para ellas el fin de la era de las revoluciones, su inevitable crepúsculo, no significa la imperiosa necesidad de buscar nuevas maneras de resistir a la injusticia y de avanzar hacia el sueño de otra sociedad, sino la asunción, liza y llana, de un fin de la historia entendido como llegada, nos guste o no, al puerto del mercado global y de su socia inevitable, la democracia liberal. Lo demás es violencia, populismo, desorden y autoritarismo.

fuente: 2016