Seguidores

lo que defiendo, lo que muchos defendemos, no es un nacionalismo pelotudo... sino un par de ideas, resignificadas hoy, libertad e igualdad... ideas profundamente mestizas aquí en Abya Yala, y aunque respeto toda otra posición cultural-política, creo, sinceramente, que es desde esta Gran Tierra, unidos, en comunidad, aceptando profundamente nuestra realidad mestiza -el uno- es que el Abya Yala florecerá... y que todos los enormes esfuerzos de Occidente por destruirnos, por separarnos, por vulnerarnos y conquistarnos, demostrarán inversamente la magnificencia de nuestra sonrisa, de nuestro futuro... por los Padres Libertadores del Pasado, Por los Hermanos Libertadores de Hoy, por Nosotros y los que Vienen... SUMAQ KAWSAY!... y eso tal vez parezca anárquico...pero tal vez esta anarquía sea un nuevo orden... opuesto al actual, sin dejar de reconocer lo alcanzado... por todos...

martes, 10 de julio de 2012

AYYYYYYYYYYYYYYYY HUMANOS....

La Gaceta deshumaniza: "no es (el Mercado de Hacienda de) Liniers, pero se parece"


La psicología introduce en el análisis de lo perverso algunas cuestiones derivadas de la objetivización que el sujeto perverso realiza sobre un otro, al que manipula y denigra, desplazándolo al rango de utensillo. Implica un manejo de la angustia, como la habilidad para encontrar y activar en el otro los puntos que la despiertan. Esa debe ser la razón por la cual esta nota de La Gaceta, publicada hoy, me produjo malestar y, sí, angustia.

¿Qué dice la nota? Desde el título mismo supone que la presencia de miles de personas y militantes ayer, en el acto convocado en el Hipódromo en conmemoración del 9 de Julio, obedece a uno de los peores rasgos de lo humano: el sacar provecho del hambre de otro:
Dos sánguches y dos tortillas por ver a Cristina

LA GACETA se subió a un colectivo rentado con militantes que fueron llevados al hipódromo para presenciar el acto. Quién manda y cómo funciona el clientelismo...

..."¡Meta, meta, meta que salimos! ¡Se ponen todos los chalecos que en un rato les damos las bolsas!". Todos escuchan atentamente el vozarrón de "Bebé" y apuran el paso (...) Parado en la puerta del vehículo, un hombre de baja estatura y con cara de pocos amigos custodia con la tenacidad de un cancerbero una inmensa bolsa negra de consorcio, repleta de bultos individuales. Cada uno contiene dos "sánguches" de jamón y queso, dos tortillas y una botella chica de gaseosa. La ración es entregada a cada pasajero del ómnibus que partirá sin escala hacia el hipódromo (...) El micro emprende el recorrido por avenida Roca (...) "¡Todos abajo!", grita Lorena. No es Liniers. Pero se parece. El malón de punteros y gente movilizada comienza a enfilar hacia la entrada del hipódromo (...) La horda avanza y avanza. Cada vez hay menos espacio para circular. Se escuchan gritos de niños. Una mujer queda atascada y es ayudada salir. No es Liniers, pero se parece...
La semiología del lenguaje puesta al servicio de la deshumanización del otro. El «cancerbero» como metáfora de perro guardián, de animal infernal. La deshumanización del otro. «Liniers», como imagen de ganado que es arriado en contra de su voluntad, y marcha hacia la muerte, que en este caso sería una muerte simbólica: la pérdida de la humanidad a causa del sometimiento a las prácticas clientelares. Una nueva deshumanización. El «malón», la barbarie, los indios, tan distintos al culto hombre blanco, ilustrado, hombre de letras, del manejo de lo simbólico y sofisticado. La «horda»: salvajes que actúan con violencia, en un rango de humanidad inferior. Nuevamente: «No es Liniers, pero se parece».

Una de las características que diferencian al hombre del animal, la fundamental, la que confiere rasgo de humanidad, es la capacidad de poder ingresar al universo de lo simbólico. Dicho de otro modo, la diferencia entre hombre y animal es la simbolización, de la cual el ser humano es capaz y el animal, sometido a sus instintos, no. El cronista (y La Gaceta, que autorizó la nota) desplazan entonces así a los concurrentes movilizados del registro simbólico al cual pertenecen. Los deshumanizan. Los desplazan afuera del campo de lo humano, colocándolos a nivel de horda, de ganado. «No es Liniers, pero se parece».

La deshumanización, como sistema de dominación, como método para colocar la autoridad en el uno superior frente al otro, inferior. No es la primera vez; ni será la última, pero la brutalidad con la que La Gaceta, autoritariamente, niega de cuajo la humanidad en el otro, me angustia y me repugna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario