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lo que defiendo, lo que muchos defendemos, no es un nacionalismo pelotudo... sino un par de ideas, resignificadas hoy, libertad e igualdad... ideas profundamente mestizas aquí en Abya Yala, y aunque respeto toda otra posición cultural-política, creo, sinceramente, que es desde esta Gran Tierra, unidos, en comunidad, aceptando profundamente nuestra realidad mestiza -el uno- es que el Abya Yala florecerá... y que todos los enormes esfuerzos de Occidente por destruirnos, por separarnos, por vulnerarnos y conquistarnos, demostrarán inversamente la magnificencia de nuestra sonrisa, de nuestro futuro... por los Padres Libertadores del Pasado, Por los Hermanos Libertadores de Hoy, por Nosotros y los que Vienen... SUMAQ KAWSAY!... y eso tal vez parezca anárquico...pero tal vez esta anarquía sea un nuevo orden... opuesto al actual, sin dejar de reconocer lo alcanzado... por todos...

miércoles, 18 de septiembre de 2013

otro diecisiete de septiembre...

Basta con ver las minifaldas de la época, compañeras estudiantes de Rosario, que por el solo echo de estudiantes ya eran más que peligrosas. El recuerdo que sigue es una ínfima parte de un suceso que conmocionó al país entero, que forjó dirigentes sindicales combativos, que demostró que también había dirigentes y sindicatos obsecuentes con el 'orden establecido', quizás los que en el año '69 ya pregonaban un peronismo sin PERÓN, es decir unos traidores de mierda. También aparece una figura nefasta para nuestra historia reciente como es el conflicto de Malvinas, ya que un enorme hijo de puta con uniforme fue el encargado de reprimir ferozmente y con cuanto fusil tuvo a su alcance, provocando una matanza de la cual la historia y sus cómplices hasta hoy en día no dieron respuesta alguna ante semejantes crímenes.
Los eventos del primer Rosariazo y el Cordobazo llevaron a que el gobierno militar interviniera la Unión Ferroviaria (UF). Los convenios de trabajo fueron modificados unilateralmente, los dirigentes gremiales fueron encarcelados y se aplicó una reducción universal de sueldos. La tensión iría in crescendo y no tardaría en volver a detonar. El 7 de septiembre, los estudiantes de Rosario volvieron a las calles para conmemorar la muerte de los caídos en el conflicto con las fuerzas represivas. Al día siguiente, los delegados de la sección Rosario de la UF comenzaron una huelga en protesta por la suspensión del delegado administrativo Mario J. Horat, que había sido penalizado por promover la adhesión a los paros efectuados contra el gobierno. Más de 4.000 trabajadores se sumaron a la medida y esa misma noche se decidió prolongarla por 72 horas.
El gobierno nacional, mediante el decreto 5324/69, ordenó la aplicación de la Ley 14.467, de Defensa Civil, disponiendo la movilización de todo el personal ferroviario bajo el Código de Justicia Militar y criminalizando por lo tanto la medida de fuerza. A partir del 16, la CGT en pleno se sumó a la protesta, así como las asociaciones estudiantiles y políticas. Mientras tanto, las medidas de fuerza se extendían por el país, con la ocupación de varias fábricas en Córdoba y un levantamiento masivo en Cipolletti
El 16 de septiembre, a partir de las 10 de la mañana, comenzó la convergencia de columnas de trabajadores, estudiantes y otros manifestantes en dirección al local de la CGT. Una columna de más de 7.000 obreros ferroviarios se dirigió a los molino harineros Minetti desde el local de La Fraternidad. Se le sumaron otras compuestas por obreros textiles, vidrieros, albañiles, eléctricos, frigoríficos y metalúrgicos. Además de los sindicatos del ferrocarril, la Asociación Bancaria, la Asociación de Trabajadores del Estado, la Federación de Obreros y Empleados de Correos y Telecomunicaciones, la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la República Argentina, la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación, el Sindicato del Seguro, el Sindicato de Obreros Jaboneros, el Sindicato de la Carne, el Sindicato Unidos Petroleros de Estado, el Sindicato Luz y Fuerza, el Sindicato de Trabajadores Químicos y Petroquímicos, el Sindicato de Obreros y Empleados Papeleros, el Sindicato Obrero de la Industria del Vidrio y Afines, el Sindicato de Obreros Panaderos, la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina y la Unión Obrera Metalúrgica se adhirieron a la medida. Los tranviarios y transportistas fueron las más importantes de las asociaciones que se negaron a acatarla, lo que se reflejó en la quema de transportes
Ante la resistencia policial, los manifestantes volvieron a erigir barricadas y a enfrentarse abiertamente a las fuerzas de seguridad. Los vehículos policiales y de transporte público fueron incendiados y la manifestación logró avanzar, haciendo retroceder a la policía hacia unas pocas plazas fuertes formadas por las sedes institucionales, en particular la del Comando del II Cuerpo de Ejército y la Jefatura de Policía.

El conflicto se extendió a los barrios, de donde se repelió a la policía. Un total de unos 250.000 manifestantes lograron mantener el control de la situación durante todo el día. No fue hasta el 17 cuando el Ejército reemplazó a las fuerzas de seguridad, informando un comunicado del general Herberto Robinson, que abrió fuego contra cualquier grupo que se le opuso. Se conformaron tribunales militares ad hoc. El entonces coronel Leopoldo Fortunato Galtieri comandaba las fuerzas del arma de artillería que llevaron a cabo la acción a partir de las 21:00. La resistencia en algunos barrios continuó aún otro día más, hasta que los militares tomaron control de toda la ciudad.

Este acto de resistencia a la dictadura de Onganía es parte de la semilla histórica de las organizaciones armadas que se pusieron de pie para enfrentar al ejército de ocupación, para combatir por la libertad que hoy disfrutamos todos los argentinos. Esto empezó en mayo del '69 y supuestamente terminó un 17 de septiembre del mismo año. Recordemos con respeto a un pueblo revolucionario que se enfrentó al poder, y por las moscas tomemos su ejemplo, no sea cosa que la historia tenga que volver a repetirse. Y ahí estaremos todos juntos, trabajadores y estudiantes unidos por una sola bandera. La celeste y blanca que nos iguala. La lucha perpetua continúa.
fuente: MPC-face

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