"Alguna vez, alguien que sea dueño de fuerzas geniales, tendrá que realizar el ensayo de la influencia de lo popular en el destino de nuestra América, para recién entonces poder tener nosotros la noción admirativa de lo que somos"
"Todo lo que cruzaba el mar, era mejor, y cuando no teníamos salvación apareció lo popular para salvarnos, creación de pueblo, tenacidad de pueblo. Lo popular no comparó lo malo con lo bueno, hacía lo malo y cuando lo hacía creaba el gusto necesario para no rechazar su propia factura y ciegamente, inconscientemente, estoicamente, prestó su aceptación a lo que surgía de sí mismo y su repudio heroico a lo que venía desde lejos. Mientras tanto, lo antipopular, es decir, lo oculto, es decir lo perfecto, rechazando todo lo propio y aceptando todo lo ajeno, trababa esa esperanza de ser que es el destino triunfador de América."
Homero Manzi, algo más que un tanguero
por Roberto Bardini (Bambú Press)
-Yo vi a Carlos Gardel en una noche inolvidable. Allá en el sótano
donde se escondía la peña confusa del café «Tortoni». Cuando se ofrecía un
homenaje a Luigi Pirandello, el viejito moderno. Desfilaban ante los ojos
azules y descreídos del genial urdidor del grotesco, los nombres más altos de
nuestro arte: actores, poetas, cantantes. Y los ojos de Pirandello estaban
envueltos en bruma. De pronto entró Gardel al frente de cuatro guitarristas. Y
cantó. Con las cejas levantadas en arco de picardía. Con la sonrisa apoyada en
un punto de la guitarra. Y Pirandello recién despertó. «¿Quién es ése?».
«Carlos Gardel», le apuntaron por lo bajo. «¡Bravo!», rubricó. Carlitos interpretó
dos tangos y se fue. Corriendo, como había llegado. Entonces Pirandello
desenfundó la niebla de su tristeza y se volvió a dormir detrás del
aburrimiento.
Este testimonio figura en el libro Vida de Carlos Gardel, compilación
de Francisco García Jiménez publicada en 1951. Quien recuerda esa noche
inolvidable se llama Homero Nicolás Manzione Prestera, más conocido como Homero
Manzi, alias Barbeta.
A Manzi se le conoce como autor de letras de tango, pero en realidad es
un poeta que jamás se preocupó por publicar un libro de poemas. También es
docente, periodista, guionista de cine, dramaturgo, director cinematográfico y
dirigente sindical. Mucho, para los 44 años que vive, antes de ser abatido por
un cáncer el 3 de mayo de 1951.
El hombre que escribió Sur y Malena nace el 1 de noviembre de 1907 en
Añatuya, que entonces es más una estación de trenes que un pueblo, en Santiago
del Estero. Es el sexto de ocho hijos del matrimonio de un argentino y una
uruguaya. A los siete años, su padre lo envía a estudiar a Buenos Aires. Vive
como alumno pupilo en el colegio Luppi, en Pompeya, entonces un suburbio
alejado, mezcla de barrio y pampa.
A partir de la adolescencia su vida será una vorágine. A los 17 años
comienza a interesarse en la política y abre un ateneo de la Unión Cívica Radical.
A los 19, ingresa a la
Facultad de Derecho e inicia su etapa de tanguista. Para
ganarse la vida, da clases de Historia y Castellano en los colegios Mariano
Moreno y Domingo Faustino Sarmiento.
A los 23 años dirige pistola en mano la ocupación de la Facultad de Derecho, en
protesta por el golpe militar que el 6 de septiembre de 1930 derroca al
presidente Hipólito Yrigoyen. El nuevo régimen lo expulsa de la facultad y lo
destituye de sus puestos como profesor de secundaria.
En cierta forma, pasa a la clandestinidad con actividades públicas. El
27 de abril de 1934 registra y comienza a utilizar el seudónimo por el que será
conocido toda su vida: Homero Manzi. Se convierte en crítico de radioteatros en
las revistas Micrófono y Radiolandia, mientras colabora en el diario Crítica.
Al año siguiente es uno de los fundadores, en un sótano de Lavalle al 1700, de la Fuerza de Orientación
Radical de la
Juventud Argentina (FORJA), junto a Raúl Scalabrini Ortiz,
Luis Dellepiane, Arturo Jauretche, Gabriel del Mazo y otros.
Se inicia como argumentista en 1937: con Hugo Mac Dougall adapta al
cine hablado Nobleza Gaucha, la película muda argentina de más éxito.
En 1942, funda con Lucas Demare, Enrique Muiño, Elías Alippi y otros la
empresa Artistas Argentinos Asociados, para hacer cine nacional.
Ese año, escribe con Ulises Petit de Murat el guión de La guerra
gaucha, basada en la novela de Leopoldo Lugones. Tres años después, también con
Petit de Murat, redacta el argumento de Pampa bárbara. Las dos películas están
consideradas como “joyas” del cine nacional.
“Perón es el reconductor de la obra inconclusa de Yrigoyen”, declara
Manzi en 1947. “Mientras siga siendo así, nosotros continuaremos creyéndole,
seremos solidarios con la causa de su revolución, que es esencialmente nuestra
propia causa. Nosotros no somos ni oficialistas ni opositores: somos
revolucionarios”. La
Unión Cívica Radical lo expulsa de sus filas.
Al año siguiente, el hombre que ha sido echado de una facultad, dos
colegios y un partido político gana las elecciones para presidente de la Sociedad Argentina
de Autores y compositores de Música (SADAIC) y es reelegido en 1950. Ocupa el
cargo hasta su muerte -el 3 de mayo de 1951- en el departamento de su
coprovinciano Ramón Carrillo, un médico que fue ministro de Salud Pública del
gobierno peronista.
Por sus ideas políticas, Homero Manzi está considerado un -maldito por
la cultura oficial, que sólo lo reconoce –a regañadientes– como letrista de
tango. Sin embargo, él fue un peronista que, para mantener su independencia,
nunca se afilió al peronismo.
Filmografía
1937: Nobleza gaucha (con
Hugo Mac Dougall).
1940: Huella
(con Hugo Mac Dougall).
1940: Confesión
(con Hugo Mac Dougall).
1940: Con el dedo en el gatillo (con
Ulises Petit de Murat).
1941: Fortín Alto (con
Ulises Petit de Murat).
1942: La guerra gaucha,
adaptación de la novela de Leopoldo Lugones (con Ulises Petit de Murat).
1942: El camino de las llamas, adaptación de la novela de Hugo Wast (con
Ulises Petit de Murat).
1942: El vicio Hucha (con
Ulises Petit de Murat).
1943: Todo un hombre, adaptación de la novela de Miguel de
Unamuno (con Ulises Petit de Murat).
1943: Eclipse de sol, según obra de Enrique García Velloso.
1944: Su mejor alumno, sobre Vida de Dominguito, de Domingo F. Sarmiento (con Ulises Petit de
Murat).
1942: Ceniza al viento, sobre una obra de Alejandro Casona
(con Luis Saslavsky).
1945: Pampa bárbara (con
Ulises Petit de Murat).
1946: Rosa de América, vida de
Santa Rosa de Lima (con Ulises Petit de Murat).
1946: Donde mueren las palabras (con
Ulises Petit de Murat).
1947: Nunca te
diré adiós (con Ulises Petit de
Murat).
1947: Como tú lo soñaste, sobre el libro Un día de octubre, de George Kaiser.
1947: Pobre mi madre querida.
1949: De padre desconocido.
1950: El último payador, sobre la vida de José Betinoti.
1950: Escuela de campeones (con
Carlos Orlando).
fuente: NAC&POP
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