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lo que defiendo, lo que muchos defendemos, no es un nacionalismo pelotudo... sino un par de ideas, resignificadas hoy, libertad e igualdad... ideas profundamente mestizas aquí en Abya Yala, y aunque respeto toda otra posición cultural-política, creo, sinceramente, que es desde esta Gran Tierra, unidos, en comunidad, aceptando profundamente nuestra realidad mestiza -el uno- es que el Abya Yala florecerá... y que todos los enormes esfuerzos de Occidente por destruirnos, por separarnos, por vulnerarnos y conquistarnos, demostrarán inversamente la magnificencia de nuestra sonrisa, de nuestro futuro... por los Padres Libertadores del Pasado, Por los Hermanos Libertadores de Hoy, por Nosotros y los que Vienen... SUMAQ KAWSAY!... y eso tal vez parezca anárquico...pero tal vez esta anarquía sea un nuevo orden... opuesto al actual, sin dejar de reconocer lo alcanzado... por todos...

lunes, 30 de septiembre de 2013

Síndromes de envidia y de idiotez

El peligroso no es el loco que se cree Napoleón, sino el especialista que se cree amo y señor de la normalidad.
Por Néstor A. Braunstein



Poco importan aquí las razones por las que me siento íntimamente ligado a la vida política de mi país natal, ese del que falto hace casi 40 años. El exilio no mata las raíces; las hace más profundas. Por fortuna, el arraigo tecnológico de hoy en día permite grandes sorpresas. “Yo” queda estupefacto por la dimensión de las maravillas y de las tonterías que en mi patria se engendran.

Despierto un día y encuentro que una figura mediática, un Nelson Castro que invoca su condición de médico, ha descubierto que la máxima autoridad de la República, la presidenta, está afectada por un misterioso mal, una “enfermedad del poder”, que él ha sabido detectar y diagnosticar: se trata del “síndrome de Hubris” que fuera objeto de minuciosas descripciones clínicas a partir de la obra de Lord David Owen, alguien que, si se me permite el triple oximoron, es un “respetable político inglés”, médico neuropsiquiatra, también él, que lanzó esta flamante categoría diagnóstica. ¿Sabrá Castro que Lord Owen, como ministro de exteriores británico fue el más feroz propulsor de sanciones económicas y diplomáticas contra la Argentina después de la guerra de las “Falkland” no sin antes haber promovido la venta de armas a la junta militar para el asesinato de nuestros compatriotas? ¿Será esa una manifestación de la “hubris” del fabricante de síndromes?

Hubris o hybris -puede discutirse la trasliteración del griego- es una palabra que lamentablemente falta en el diccionario de nuestra “Real” Academia y por eso no podemos dar una definición “oficial”. Su antigüedad es tanta como la de nuestros más venerables conceptos psicológicos. Aunque los griegos tenían tendencia a transformar en dioses a esta clase de vocablos (Némesis, Tánatos, Agapé, Neikos, tantos más) y por lo tanto podrían escribirse con mayúsculas, son términos del lenguaje coloquial y nada es más lógico que tomarlos como sustantivos comunes y, en lengua romance, escribirlos con minúsculas.

Hubris, por la pereza de los “académicos”, es convertida en alguno de sus aproximados sinónimos: soberbia, arrogancia, prepotencia, etc. Se marca con este rasgo lamentable a quienes disponen de autoridad y la ejercen de manera arbitraria. ¿Existe la hubris? Por cierto que sí y pululan los ejemplos en la historia y en la literatura. Con frecuencia los gobernantes se sienten tentados a poner a prueba los límites de su dominación y en ese empeño provocan su propia ruina. La hubris es el elemento común a todos los héroes trágicos, aun los que terminan muriendo en la cama como Stalin o Franco. Existe la hubris como existen la envidia, la presunción o la idiotez (boludez, si se me permite un sinónimo que, en mis tiempos, allí, era grosero). Que cualquiera pueda decirle a otro que es tal o cual de esas “cosas” de modo más o menos insultante no forma parte del vocabulario de la psiquiatría o de la medicina forense, en todo caso no para quien recibe la ofensa. Habría que medir la hubris de los psiquiatras que pretenden bautizar o aplicar esa palabreja como categoría clínica..., como quien dice “enfermedad de Alzheimer”, “síndrome febril” o “signo de Babinski”.

Con esa pedante presunción se pasa con gaseosa fluidez a los criterios trastornados del DSM-5 que tantos estragos causa en la psiquiatría desde su promulgación en 2013 y, mucho antes, con sus cuatro antecesores eslabonados a partir de 1952. El Lord Owen parece haber definido 14 rasgos del síndrome de Hubris (así, con mayúsculas)... de modo que, ya sabe usted, si tiene 9 o más de esos 14 tildes o “palomitas” como los llamamos en México, usted, mi amigo -se lo digo yo que soy especialista- tiene un síndrome de esos, un verdadero “trastorno de la personalidad” y más vale que se haga tratar.

El “diagnóstico” se lo endilga el doctor Castro de manera condescendiente a la presidenta. Digo “condescendiente” porque lamentablemente no dispongo tampoco en español de la palabra que tengo en la cabeza ¡también inglesa! “patronizing” que implica lo paternal y patronal. “¡Cuídese! Necesitamos que su salud emocional sea perfecta y que actúe con sabiduría”. ¡Textual!

La psiquiatría contemporánea tiende a hacerse cargo de la medicalización (veterinización) de la vida entendiendo que todos los humanos son más o menos “anormales” y calificando como “trastornos de la personalidad” a quienes no gozan de “salud emocional perfecta”. Así se amplía el mercado y se refuerza a la generosa industria farmacéutica que coimea a los especialistas para que diagnostiquen y “traten” a sus “trastornados” o “enfermos” como no vacila en llamarlos el “doctor” Castro.

Que a los poderosos “se les suban los humos” no es novedad ni es asunto de la medicina. La población sabe lo que hacen sus gobernantes y pueden expresar su acuerdo o no con ellos. El gesto de construir en Río Gallegos un mausoleo gigantesco que se parezca al de Napoleón en París, puede calificarse de “justo homenaje” o de “tilinguería” que demuestra miopía política. Nada autoriza a los Owens y Castros a contrabandear epítetos y aplicarlos como diagnósticos según sus antipatías. La mala leche, como la envidia o la boludez no son “trastornos de la personalidad”. Que el “doctor” diga lo que se le antoje; no hay porqué atacar o limitar al periodista tramposo que usa su bata blanca a modo de armadura para “aconsejar sana y sabiamente” al político supuestamente extraviado.

El peligroso no es el loco que se cree Napoleón sino el especialista cuando se cree amo y señor de la normalidad y de la salud emocional, etiquetador y corrector de distorsiones. En ese caso lleva las cotas de hubris al nivel de la inundación. La infatuación acecha a todos los humanos, incluso a quien busca carecer de ella y aspira a ser “yo” cuando los demás y hasta él mismo lo confunden con “Borges”.

*Braunstein es médico psiquiatra y psicoanalista argentino, radicado en México desde 1974, y autor del libro “Clasificar en psiquiatría” (Siglo XXI, 2013)
 
 
fuente: infonews 

sábado, 28 de septiembre de 2013

Negacionismos


Por Luis Bruschtein
La causa del alivio que se produjo en la tensión mundial fue el cambio político en la República de Irán y no la política agresiva de las potencias occidentales. La diferencia positiva entre Obama y Bush es que el republicano no hubiera acompañado ese cambio. Resulta paradójico que el nuevo presidente Hassan Rohani lograra ese cambio, en gran medida por reconocer un hecho real. Existió lo que existió. La negación del Holocausto le había ganado a Irán enemigos, antipatías, sospechas y en general facilitó la demonización que las potencias occidentales querían hacer del mundo musulmán, al equipararlo con una excreción propia de Occidente como fue el nazismo. El Holocausto no justifica el sufrimiento de los palestinos bajo bombardeos y violencia permanente por parte del ejército israelí. Pero ese sufrimiento tampoco puede ser argumento para negar uno de los actos más horribles cometidos por la humanidad como fue el Holocausto.
No hay justificación, argumento ni debate sobre este punto como pretendió instalar el anterior presidente iraní Mahmud Ahmadinejad. Si fueron seis millones, cinco o cuatro, es una discusión miserable. Hay toneladas de documentación sobre las decenas de miles de judíos de todo el mundo controlado por los nazis que eran trasladados a los campos de exterminio. Están esos campos, están los testimonios, están los sobrevivientes del horror que muchos hemos conocido. En estas mismas páginas hemos leído el pensamiento desgarrado y admirable de Jack Fuchs, sobreviviente de Auschwitz-Birkenau.
Es un debate similar al que se quiere instalar en Argentina alrededor de la cantidad de detenidos desaparecidos durante la dictadura. Es la misma discusión miserable. Los argumentos son engañosos, como equiparar las denuncias que existen con una cifra real de desapariciones que es muy difícil de calcular. Casi todas las denuncias sólo se pudieron hacer muchos años después de que se produjeron las desapariciones y, aun así, la gran mayoría de ellas, casi todas, se presentaron cuando todavía el aparato represivo se mantenía inalterado y había mucho miedo, en los primeros años de democracia. La gran mayoría de las víctimas provenía de familias humildes, marginadas de cualquier tipo de contención institucional tanto en dictadura como en democracia. Algunas de esas familias resultaron prácticamente dispersas por la desaparición de su única fuente de mantención y algunos de sus miembros fueron muriendo a lo largo de esos años. Si fueron 30 mil, o fueron 20, o diez mil no es lo más importante para los que plantean esa discusión. Si se trata de genocidio o de otra palabrita, tampoco. Bajo la apariencia de una discusión de aritmética se quiere disimular el intento de embellecer a una dictadura que “reaccionó” ante una agresión externa. Están los sobrevivientes, los campos de concentración, está la evidencia concreta de una impresionante maquinaria instalada por la dictadura para aniquilar a miles de seres humanos en condiciones de sufrimiento despiadado. En 1976 y 1977, la cantidad de centros clandestinos de detención era de 364, pero en 1978, esa cifra había descendido a 45. Los campos de La Perla, de Campo de Mayo o la ESMA no eran instalaciones para diez o quince detenidos. Estaban preparados para alojar a centenares de personas en forma clandestina y estaban equipados para aplicarles sufrimientos inenarrables y con métodos de aniquilación masiva, como arrojarlos con vida al Río de la Plata desde aviones o los fusilamientos en masa. Los sobrevivientes calculan que por cada uno de esos campos –que fueron los tres más grandes y los que funcionaron más tiempo–, pasaron cinco mil detenidos desaparecidos. Los prisioneros estaban numerados del uno al mil y nunca pasaban de esa cantidad porque eran exterminados y reemplazados por otros. La discusión que quiere instalar el periodista Ceferino Reato en su libro ¡Viva la sangre! con la pretensión de hacer un trabajo aséptico tiene una intención política similar a la de otras publicaciones que han aparecido recientemente como los cuatro libros sobre los años ’70 de Juan Bautista “Tata” Yofre, el ex jefe de la SIDE. En este caso, la intención política surge con más claridad por la relación de Yofre con los viejos servicios de inteligencia de la dictadura, que siguieron funcionando durante los primeros gobiernos de la democracia. El gobierno de Alfonsín los había heredado cuando todavía tenían mucho poder, pero el gobierno de Menem –cuando Yofre fue secretario de Inteligencia– los estimuló y respaldó.
El contenido de los libros de Reato y Yofre es reproducido por La Nación y el Seprin, una página de Internet que en forma abierta reivindica los levantamientos carapintada y defiende a los genocidas. El Seprin dedica gran parte de su esfuerzo a difamar a los organismos de derechos humanos y a rechazar los juicios a los genocidas de la dictadura para lo que suelen publicar las posiciones de Cecilia Pando, presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos. Así consideran ellos a los militares condenados por violaciones a los derechos humanos. El Seprin tiene también un “foro de las fuerzas de seguridad”, donde trata de intrigar en el ámbito de policías, gendarmes y prefectos.
No se trata solamente de afinidad en los contenidos o en el pensamiento, no son sólo coincidencias de opinión, sino también de acciones en común. Yofre acaba de ser imputado como jefe de una organización de espionaje que hackeaba los mails de políticos y funcionarios. Los otros dos imputados son Pablo Carpintero, también ex agente de la SIDE, y Héctor Alderete, que es nada casualmente el titular de Seprin. Las pretensiones “científicas”, “asépticas”, “independientes”, “profesionales”, “objetivas” “no militantes”, de estos libros sobre la violencia de los años ’70 resultan ridículas en ese contexto. Ninguno de ellos hace una reivindicación abierta de la dictadura, pero son difundidos y aplaudidos por los que sí lo hacen, porque sirven a sus propósitos. Sobre todo sirven para tratar de reinstalar el sentido común del cual surgió la dictadura y que en general provocó la violencia de aquellos años, empezando por el golpe militar de 1955 contra Perón. Es el sentido común que justifica a la dictadura, la mentira y la violencia “en defensa de la democracia” aunque no lo pueda hacer públicamente todavía.
Los que han querido negar el Holocausto hablaron siempre de vacas sagradas sobre las que no se podía discutir. Se presentaron como valientes que en nombre de una racionalidad histórica se atrevían a irrumpir en esos temas. Algo similar sucede con los autores de estos nuevos libros sobre la violencia de los años ’70 que cuestionan “el relato” de los organismos de derechos humanos. “Hemos conocido lo bueno de aquellos años –dicen–, ahora debemos ver lo malo.”
Está dicho con ironía, como si se hubiera hecho una reivindicación indiscriminada de las luchas populares por lo que ahora habría que conocer las cosas malas que se cometieron, cuando en realidad ésa es una discusión que existe y que va a fondo en los meandros de esa historia, incluso en los más complejos y contradictorios. El discurso se presenta como racional, asegura que la historia nunca está protagonizada sólo entre buenos y malos. Algo que se dice también con relación al Holocausto. Seguramente entre los nazis había “buenas personas” y había personas malas entre los judíos. Pero la barbaridad del Holocausto excede en forma desmesurada a cualquiera de esas categorías. Difundir las “atrocidades” guerrilleras fue especialidad de la prensa que respaldó a los militares y que le dieron la base para dar el golpe. No se trata de algo nuevo, sino de algo muy viejo. Es un relato que fue usado por los militares genocidas para justificar sus atrocidades. Y ahora tratarán de utilizarlo de la misma manera para relativizar y deslegitimar los juicios contra los represores.
No parece una casualidad que estos trabajos aparezcan después de un largo proceso de treinta años de elaboración y crecimiento, de sortear todo tipo de obstáculos y con altos costos de vidas como la de Julio López, así como todo tipo de sufrimientos de familiares de las víctimas y de luchas a veces solitarias, a partir de las cuales la sociedad pudo empezar a enjuiciar a los represores, tanto militares, como religiosos y civiles. Tampoco es una casualidad que surgieran al mismo tiempo que se ataca a los organismos de derechos humanos cuyas luchas llevaron a los genocidas ante la Justicia.
No se trata de una cuestión entre opositores u oficialistas. La decisión de este gobierno de realizar los juicios volcó a la oposición a los amigos de la dictadura, los viejos servicios del menemismo, que han tenido mucho protagonismo en el conflicto por la 125 y en los cacerolazos. Pero en la oposición hay también sectores que en algún momento apoyaron la lucha de los organismos de derechos humanos. El problema, para los que lo siguen haciendo y tienen la suficiente lucidez, es separar este tema de la confrontación con el oficialismo y no quedar embarrados con los defensores de la dictadura y enemigos declarados de los organismos de derechos humanos.

fuente: Página 12

martes, 24 de septiembre de 2013

Un debate sobre el legado...

INTELECTUALES KIRCHNERISTAS Y OPOSITORES HABLARON SOBRE LA ULTIMA DECADA

Participaron, entre otros, Vicente Palermo, Maristella Svampa, Horacio González y Eduardo Jozami. Se escucharon desde críticas por el ejercicio “cuasi despótico” del poder hasta elogios por la “legitimación de la política”.


Por Julián Bruschtein
 
Bienvenida sea la radicalización del debate político, cuando en el 2001 casi ni existía”, planteó casi al borde del enojo Eduardo Jozami, director del Centro Cultural Haroldo Conti, en la ex ESMA, e integrante de Carta Abierta, luego de escuchar la exposición del investigador del Conicet Vicente Palermo, quien criticó desde su mirada lo que llamó “el poder cuasi despótico” del kirchnerismo. Durante un debate organizado por la Universidad Di Tella, el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, había planteado la necesidad de “no discutir sobre las liturgias heredadas” para apuntar hacia un debate más profundo y la socióloga Maristella Svampa desplegó una radiografía de los diez años de gobierno K, confluyendo en la hipótesis de que “queda un país hipotecado por modelos de mal desarrollo”. También participó el economista Guillermo Rozenwurcel.
“Un análisis de esta etapa exige un cierto paso del tiempo, por eso siento que esto va más allá de mis habilidades. Pero bienvenido sea hablar sobre el presente o lo inmediato”, comenzó González –también integrante de Carta Abierta– apenas se inició la ronda de ponencias, dejando en claro la posibilidad de la posibilidad de incurrir en errores de apreciación ante la tarea que planteaba la cita: “La Década Kirchnerista, Legado y Futuro”. “No abandonemos las liturgias –agregó el sociólogo–, pero veamos que se pueden transformar en tabiques para el debate”, haciendo una autocrítica hacia el peronismo, pero también hacia los sectores de la oposición que discuten sobre la apariencia y no sobre el fondo. “Si queremos salir de allí, también hay que proponerse renovar conceptos que componen el debate: democracia, república, liberalismo”, insistió González apuntando a quitarse los clichés de ambos lados para limpiar la discusión y llevarla un paso más adelante y resaltó “la ausencia dolorosa del debate”, en la escena política ante la falta de “peso argumental”.
El coordinador y organizador del debate, el politólogo Juan Tokatlian, ya había advertido las reglas del juego. “Cuando faltan tres minutos saco la tarjeta amarilla. Si saco la roja es que no hay más tiempo para hablar”, explicó el tono futbolero del reglamento, sabiendo de la capacidad oratoria de los participantes. El Aula Polivalente del Campus Alcorta de la universidad fue colmado por estudiantes y académicos como los economistas Abraham Gak o Pablo Gerchunoff.
El politólogo Vicente Palermo llevó el inicio de su análisis a la Constitución de 1853 y las actitudes del kirchnerismo hacia ella para fundamentar el carácter “populista” –entendido como un concepto negativo– del proceso iniciado en el 2003. “Existe una tensión entre la Constitución liberal y el poder kirchnerista”, señaló como uno de sus primeras hipótesis. En toda su exposición pudieron escucharse los conceptos de “corrupción”, “fracaso”, “personalización del poder”, “desmanejo de la política exterior”, “líder y su séquito”. Apuntó a que una de las raíces del fracaso kirchnerista es ser “peronista, en donde la voluntad política precede a la ley”. Su mirada sobre la construcción del kirchnerismo la puso en que “después de una década, generó un poder que se aísla y genera un vacío en el exterior”. Al finalizar, señaló que “el saldo de la década es negativo y amargo, ha dejado un poder cuasi despótico” como consecuencia.
Luego Jozami dejó de lado el material que había preparado para contestar las argumentaciones de Palermo. “No voy a hablar de la Constitución de 1853, sino de la crisis del 2001”, señaló con el ceño fruncido. “Néstor Kirchner se dio cuenta de qué era lo que estaba pasando y puso su esfuerzo en un eje: la legitimación de la política. Pensar la política nuevamente como una herramienta de transformación. Plantear esto después de las presidencias de Carlos Menem y Fernando de la Rúa era interpretado como un enfermo de ideología”, sostuvo poniendo sobre la mesa uno de los logros del santacruceño.
Svampa intentó desgranar los pasos del kirchnerismo por el poder. Apuntó a la ruptura que logró con la línea del peronismo que no era aceptado por la clase media en los años cuarenta. “La clase media progresista se identifica con el kirchnerismo hasta el 2008, cuando se produce una gran conflictividad hacia adentro de ella”, destacó la socióloga e integrante de Plataforma, otro polo de intelectuales. Bajo su mirada, “las clases populares son los convidados de piedra del proceso”, pero el punto mayormente negativo lo puso en su interpretación del legado que dejará el kirchnerismo por el “extractivismo dependiente y depredatorio, en donde avanza el capital y avanza el despojo de tierras”.
Durante su exposición, Jozami habló de las relaciones internacionales. “No puedo entender cómo no está en algunos análisis críticos cómo salimos de las ‘relaciones carnales’ del menemismo a tener una mayor autonomía política y a profundizar la hermandad con los países sudamericanos”, chicaneó Jozami. Pero tampoco se olvidó de la autocrítica sobre la década y planteó que “a veces la cerrazón nos hace ganar enemigo involuntarios. Hay que seguir tendiendo puentes y elaborar consensos más amplios”.

fuente: Página 12

El buen kirchnerismo



kirchneristasVisitando el blog de Martín Rodríguez, poeta y analista político – dos cosas difíciles de combinar, y él lo hace bien – encontré una referencia a otro blog – colectivo, parece – de WordPress, PANAMÁ. No lo conocía – y eso que aparentemente tiene bastante repercusión en las redes. Parece que los de la blogosfera politizada también somos un microclima…
La cosa es que leí allí un posteo del que quiero compartir algo con ustedes. Dice cosas válidas, y además lo hace desde una visión que llamo kirchnerista. Como dije muchas veces, considero al kirchnerismo una etapa del peronismo. Se me ocurre que el compromiso de quien lo escribió – a lo mejor por razones generacionales – es con esta etapa y sus códigos.
Como en el posteo de recién tuve ocasión de pegarle a un tipo muy distinto, pero también asociado con esta etapa K, me pareció apropiado que reivindicara lo que creo lo mejor, lo que debería perdurar, de los valores incorporados en este tiempo. Además, me permite hacer algunas comparaciones con un peronismo más tradicional.
Empieza diciendo “Insaurralde decidió hace dos semanas que la mejor discusión que un candidato puede dar en respuesta a una derrota en la provincia es cómo meter presas a personas de 14 años“. Y acumula hechos y argumentos que muestra que la propuesta es una tontería perversa y peligrosa.  (completo aquí).
Yo estoy de acuerdo. No porque crea que los menores de 16 son ángeles caídos – no lo son, o no más, en principio, que los mayores de 40  - sino porque son más vulnerables. Los más duros y peligrosos aprenderán en la cárcel a ser mejores delincuentes; los otros, la mayoría, serán mano de obra de las bandas – algunas controladas por policías o penitenciarios – o esclavos sexuales.
Claro que la institucionalización, a voluntad arbitraria de un juez, que tenemos ahora no es mucho mejor. Creo que hay que pensar en otras respuestas, pero no voy a hacerlo aquí, ni lo hace ese posteo que comento. A continuación, plantea valores y actitudes, que son las que llamo, sin ironía, el buen kirchnerismo:
Hace unos años me contó Gabriel Puricelli que le habían dicho que el problema del gobierno de Lugo (el presidente paraguayo depuesto) era que el partido Tekojojá “era una ONG”. O sea que era una minoría de gente con una agenda minoritaria que además no tenía ningún poder para implementarla.
La diferencia entre el kirchnerismo y esa experiencia fallida de los paraguayos estuvo siempre en el poder político. Los jóvenes pobres son despreciados y animalizados desde hace dos décadas por la opinión pública y la clase política: como piqueteros drogadictos, como cartoneros drogadictos, como chorros, cartoneros chorros, y chorros drogadictos. Son vidas que no valen nada y por lo tanto el costo de cuestionarlas es cero.
El kirchnerismo, frente a esa opinión generalizada, siempre tuvo la agenda de una ONG: “No son delincuentes, son personas que están protestando y por eso no los vamos a reprimir”. “No son chorros, son jóvenes que se están formando y están creciendo y por lo tanto van a percibir todos una asignación y van a mantener la responsabilidad de ir a la escuela, vacunarse, …”. “No son drogadictos, son nativos digitales y por lo tanto los vamos a sacar de la brecha tecnológica y vamos a darle una computadora a cada uno para que estén preparados para el mundo del trabajo”. “Son ciudadanos y por eso van a votar”.
Decirle esas cosas a una sociedad que las rechaza, construir las mayorías y juntar la plata para que esas cosas que se dicen sean políticas de Estado, es lo que hizo que el kirchnerismo no fuera una ONG sino un movimiento político. Y un movimiento político construye hegemonía cuando conduce las discusiones hacia donde cree que deberían ir.
El kirchnerismo siempre trabajó más por la sociedad que quería que por la que le tocó. Con una diferencia que hace muy particular a la lógica de avance del kirchnerismo del 2008 para acá: cuanto más conflicto, más para atrás iba la agenda social. Y cuanto más para atrás iba la agenda social, más para adelante fugaba el kirchnerismo. La salida a la derrota de las PASO quebró esta dinámica e hizo de la derrota electoral una derrota política … el kirchnerismo ya no está ahí para defenderlos y decir con palabras, con plata, y con política, que son personas“.
Mis observaciones: Cuando señalo que el kirchnerismo es una etapa del peronismo, agrego que es la etapa en que hizo una alianza con los sectores medios con una ideología de izquierda moderada, el progresismo (Como el menemismo fue la alianza con el centro derecha y la Ucedé). Marco esto porque hay algo de progre en ese pensamiento (y no me importa si quien lo escribió fuera un viejo cuadro de la Resistencia Peronista o no).
Porque no diferencia entre el “relato” – que está bien, es necesario, pero son palabras – y las medidas que se toman, que son las que se pueden tomar. Si Néstor Kirchner, y luego Cristina, ampliaron el límite de lo que otros creíamos posible – no necesariamente en direcciones acertadas, ojo – es porque percibieron que la sociedad las iba a aceptar. Algo de lo que esos otros no nos dimos cuenta antes.
Ojo, no pretendo que los peronistas tenemos el monopolio del realismo. Y ese texto plantea muy claro que cosas como la Asignación Universal por Hijo, o el voto juvenil se hicieron desde la política, con recursos.
Creo que se equivoca en que atribuye lo que ve como un retroceso – que es un retroceso – a una derrota electoral. No. Es la necesidad de ganar, la necesidad básica de todas las fuerzas políticas, y la falta de imaginación, de mejores respuestas. Los votantes se hartaron de escuchar que la inseguridad es una sensación. Y tienen razón: la tarea del Estado es darles más protección, no mostrar estadísticas que demuestran que en otros lados se está peor.
La falta de imaginación es el mal kirchnerismo. Y el mal peronismo también. Está muy bien volcar recursos a la educación, por ejemplo. Pero esos recursos no impiden que la  educación pública está cada vez peor: las familias que pueden, la reemplazan por la privada.
Las soluciones tradicionales del peronismo para la juventud (de la que no pensaba que sus problemas eran muy diferentes de los del resto de los argentinos) … hoy, a lo sumo, ofrecen una guía: Trabajo decente para todos, o casi todos. Y una policía – con manchas oscuras, seguro – pero en general respetada por el resto de la sociedad. ¿Cómo se consigue eso? … No hay recetas. Lo que funcionaba 60 años atrás no funciona hoy. Entre muchas otras cosas, la familia tradicional, inclusiva, cada vez está más lejos de la realidad mayoritaria.
Eso sí, podemos decir con seguridad que los discursos, la militancia y el asistencialismo no alcanzan. Ni de lejos.

domingo, 22 de septiembre de 2013

E.P. Thompson, la centralidad política de la clase y la izquierda académica actual


Ellen Meiksins Wood · · · · ·


 

“Estos nuevos guerreros no clasistas de cierta izquierda académica actual aceptan en la práctica la construcción neoliberal del universo social. Tampoco para ellos hay clases o política de clases; simplemente, un mundo postmoderno en el que la fragmentación, la diversidad y las identidades ‘múltiples’ han acabado con las viejas solidaridades de clase.”
Todavía existía una importante cultura anticapitalista en la izquierda intelectual cuando en el año 1963 E.P. Thompson publicó  The Making of the English Working Class; esa cultura  floreció con fuerza entre el grupo de los historiadores marxistas británicos, aquel destacado círculo al que pertenecía Thompson. Durante poco más de una década,  a pesar de (o quizás debido a) las erupciones militantes del 68 y de algunas espectaculares luchas obreras  unos  años más tarde, la vida intelectual de la izquierda occidental fue moldeada por una actitud de rendición ante el capitalismo y por un “olvido de la clase”.
La moda académica más influyente en la izquierda, comenzando con el postmarxismo y culminando con el postmodernismo, parece ahora –para bien o para mal— aferrada a un principio, según el cual el capitalismo era la única opción viable y la lucha de clases ya no está en la agenda.
Estas modas iniciaron su camino en los tardíos 70 y se desarrollaron más o menos en paralelo con la “Nueva Derecha” y el neoliberalismo. Justo cuando los gobiernos impulsados por la doctrina neoliberal estaban llevando a cabo una guerra abierta de clases en nombre del capital y en contra del trabajo, el concepto de clase declinaba. En Gran Bretaña, por ejemplo, mientras el gobierno de Margaret Thatcher ponía en práctica su despiadada lucha de clases contra los trabajadores, su propia estrategia retórica consistía en negar la existencia misma de las clases.
Esa estrategia ideológica es más alarmante aún porque reaparece en la izquierda intelectual como una imagen en el espejo. Y no solamente ocurre con el postmarxismo. Incluso el Marxism Today,  la revista teórica de moda del partido comunista británico que inventó el concepto de “thatcherismo”, se suma entusiásticamente al “repliegue del concepto de clase”
Estos nuevos guerreros no clasistas de izquierda aceptan en la práctica la construcción neoliberal del universo social. Tampoco para ellos hay clases o política de clases; simplemente un mundo postmoderno en el que la fragmentación, la diversidad y las identidades “múltiples” han acabado con las viejas solidaridades de clase.
Muchos piensan, es cierto, que puede ser una estrategia para librar las luchas necesarias frente a  formas de opresión distintas, especialmente las relacionadas con el género y la raza. Pero hay algo más en ese repliegue  –quizá deberíamos decir algo menos– que un interés en  formas alternativas de lucha; y ese abandono del concepto de clase no puede simplemente atribuirse al declinar del movimiento obrero en los 70 y 80. El repliegue del concepto de clase, que comparten algunos sectores de la izquierda intelectual, tiene otras raíces que le preceden. [1]
Los intelectuales de izquierda más decididos a abandonar el concepto de clase también se inclinan a sugerir que no tenemos necesidad de confrontar con el capitalismo como una totalidad sistémica, porque no existiría algo así como un sistema capitalista –si es que alguna vez existió— en la nueva realidad fragmentada. Nos cuentan que se está dando una tremenda expansión de la “sociedad civil” que amplía considerablemente el abanico de nuestras elecciones individuales. El modo de combatir a las doctrinas liberales consistiría aparentemente en aceptar sus supuestos básicos y tratar de vencerlos en su propio juego retórico.
La crisis capitalista real
Nos enfrentamos hoy a un capitalismo real con características que no conocíamos desde hace mucho tiempo. Desde la crisis de 2008 y del desastroso proyecto de austeridad que le siguió, es casi imposible desconocer los brutales efectos sistémicos del capitalismo o las crudas realidades de las clases.
Ha habido algunos signos alentadores de nuevos movimientos contestatarios, como el movimiento “Occupy”, que si bien no han cristalizado aún en un movimiento político coherente, sin embargo comenzaron a cambiar el discurso sobre las consecuencias del capitalismo y las desigualdades de clase. Pese a ello, gran parte de la izquierda intelectual ha perdido el hábito, los medios o incluso la voluntad de oponerse al capitalismo, no sólo en la práctica sino también en la teoría.
Por eso pienso que es el momento indicado para revivir a Edward Thompson. No solamente porque Thompson es, probablemente más que cualquier otro historiador, quien le dio vida a los procesos de la formación y lucha de clases, sino también porque aún más que cualquier otro historiador y quizás incluso que cualquier académico o escritor, Thompson fue quien con más claridad definió al capitalismo como una forma social históricamente específica –no como una ley de la naturaleza—, obligándonos a verlo con distancia crítica y antropológica.
Y esto tiene una importancia  hoy, pues hace mucho tiempo que hemos adquirido el hábito de considerar el capitalismo como dado, como si se tratara de algo tan universal e invisible como el aire que respiramos. Thompson desafió los presupuestos básicos del capitalismo, entendiéndolo como un conjunto de prácticas sociales y principios morales y estudiando su desarrollo como un proceso en lucha constante.
No sólo mostró este proceso en su libro La formación de la clase obrera en Inglaterra, sino también en otros trabajos, por ejemplo en su clásico ensayo Moral Economy of the Crowd en el que sigue las pistas de las luchas contra de la racionalidad del mercado, impuesta a pesar de la resistencia de grupos con costumbres y expectativas distintas y con diferentes concepciones del derecho a la subsistencia; o su ensayo Custom, Law, and Common Right, en el que nos muestra el modo en que las definiciones de propiedad fundadas en la productividad para el beneficio capitalista se afianzaron a costa de las prácticas prevalecientes y las concepciones de derecho al uso; o su ataque –especialmente en su ensayo  “Time, Work Discipline and Industrial Capitalism”— al concepto de “industrialización” y su insistencia en la especificidad del capitalismo industrial como un modo históricamente indexado de explotación –no como un proceso neutral de cambio tecnológico—, con efectos que afectaron a las prácticas laborales y también a algo mucho más central para nuestra vida cotidiana, que es nuestra experiencia del tiempo. [2]
El abordaje thompsoniano de la historia resume lo que creo es la esencia del materialismo histórico, una aproximación que arroja luz sobre la teoría y la práctica, sobre la historia y la política. Si bien Thompson intenta evitar el lenguaje teórico, su trabajo histórico siempre me ha parecido tan fértil para la teoría como iluminador para la historia.
Según Thompson, el conocimiento teórico no lo es acerca de una “representación conceptual estática”, sino sobre “conceptos apropiados para investigar los procesos”. Esto significa, entre otras cosas,  que no existe esa suerte de sencilla antítesis entre historia y teoría o entre lo empírico y lo  teórico en la que insisten algunas corrientes muy influyentes del marxismo.
El desafío, según Thompson, consiste en captar e iluminar los procesos históricos, no considerar a la clase como una ubicación estática en una estructura de “estratificación”, sino como un proceso y una relación social. Para decirlo con otras palabras, Thompson se tomó en serio la idea de Marx de que el materialismo histórico se ocupa de la “actividad práctica” humana, de la agencia humana, con los apremios que imponen las condiciones históricas y sociales específicas. Eso es lo que lo convierte en un analista tan efectivo del capitalismo entendido como un terreno en disputa y blanco de lucha.
Ellen Meiksins Wood ha sido durante muchos años profesora de ciencia y filosofía políticas en la York University de Toronto, Canadá. Entre 1984 y 1993 estuvo en el comité editorial de la New Left Review británica, y entre 1997 y 2000 coeditó, junto con Paul Sweezy Harry Magdoff la revista norteamericana Monthly Review. Filósofa e historiadora marxista y feminista mundialmente reconocida, ha realizado contribuciones fundamentales en el campo de la filosofía política, lde a historia de las ideas políticas y de la historia política y social. Sus últimos libros publicados: Citizens to Lords. A Social History of Western Political Thought from Antoiquity to the Middle Ages (Verso, Londres, 2008) y The Origin of Capitalism. A Longer View (Verso, Londres, 2002). Actualmente, reside en Londres.

Traducción para www.sinpermiso,info: María Julia Bertomeu

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fuente. Sin permiso

viernes, 20 de septiembre de 2013

globos globos globos y más globos...

La ejecución, al ritmo de la campaña


Anduve echando un vistazo a la ejecución presupuestaria (la plata que se lleva gastada del Presupuesto aprobado por la Legislatura para todo el año) correspondiente al segundo trimestre de 2013, publicada por el Ministerio de Hacienda de la Ciudad en la página web del Gobierno local.
A esta altura no vamos a mostrar resultados de gestión muy distintos de lo de siempre: bajo porcentaje de ejecución en inversión social, mientras que lo relacionado con el maquillaje de la Ciudad, con el gasto en publicidad y en los contratos y transferencias vinculados a actores privados muestra una tendencia a una fuerte sobreejecución. Les dejo algunos datos que surgen de la ejecución del segundo trimestre:

Inversiones de Campaña:
  • De los $ 221 millones que tiene el Jefe de Gobierno para gastar en publicidad a través de la Secretaría de Comunicación Social, al 30 de junio ya había gastado el 66,58%: $ 147 millones.
  • El arreglo de veredas tiene una ejecución del 95,05% ($ 79 millones sobre $ 84 millones).
  • El cuidado y puesta en valor de espacios verdes lleva una ejecución del 65,96% ($ 213 millones sobre $ 329 millones).
  • La Dirección General de arbolado ejecutó el 75% de su presupuesto ($ 30 millones sobre $ 40 millones).
  • El bacheo y asfaltado que realiza el Ente de Mantenimiento Urbano integral tiene una ejecución del 93,59% ($ 355 millones sobre $ 379 millones).
Respecto de temas de fondo, la ejecución es mucho más baja:
  • El Ministerio de Salud lleva ejecutado el 29,53% del presupuesto para construcciones ($ 118 millones sobre $ 401 millones) y sólo el 10,45% del presupuesto para equipamiento ($ 14 millones sobre 135 millones).
  • El Ministerio de Educación ejecutó el 13,93% del presupuesto para equipamiento. La Dirección General de Infraestructura y Equipamiento del Ministerio de Educación ejecutó el 30,78% de su presupuesto ($ 79 millones sobre $ 256 millones).
  • Del dinero destinado al subterráneo ($ 1.859 millones), se ejecutó el 34% ($ 637 millones).
  • La Policía Metropolitana ejecutó el 40% de su presupuesto, pero solamente invirtió el 0,57% del presupuesto para la construcción de nuevas comisarías ($ 89.000 sobre $ 15,5 millones) y el 19,09% del presupuesto destinado a equipar a la fuerza en la primera mitad del año.
  • Las obras para los arroyos Vega y Medrano no tienen presupuesto. El Programa de Desarrollo de la Infraestructura de la Red Pluvial , con el que se planea hacer sólo 160 metros de desagüe en todo el año, tiene una ejecución del 22,42% ($ 6,6 millones sobre $ 29 millones).
  • El Instituto de la Vivienda ejecutó el 31,12% de su presupuesto ($ 236 millones sobre $ 760 millones).
Otros datos importantes de la ejecución
  • Los contratos de recolección de basura a través de empresas privadas tienen una ejecución del 52,73% ($ 1.238 millones sobre $ 2.347 millones).
  • La deuda de la Ciudad pasó de $ 7.056,5 millones al cierre del 2012 (sin contar deuda flotante) a $ 9.204,6 al 30 de junio del 2013 (un 30,44% más). La deuda nominada en moneda extranjera o atada a su valor (bonos dólar linked) es el 97% del total.
  • Las transferencias a escuelas privadas tienen una ejecución del 55,63% ($ 903 millones sobre $ 1.623 millones) 
  •  
  • fuente: Sardinas...

la primavera ha venido y no sé porque ha sidooooooo....

... y mientras tanto, en el Abya Yala...
 

SITWA COLLA RAYMI

"Durante el Mes de setiembre (Qoya Quilla) se celebraban las festividades en homenaje a Mama Quilla, Qoya de nuestro padre Apu Inti, así mismo se celebraba a la Coya esposa del inka . Era el mes dedicado a exaltar las cualidades y virtudes femeninas. En estas fechas también se realizaba la conmemoración anual del SITWA RAYMI o fiesta de la Purificación, dedicado a la limpieza, expulsión de las enfermedades, arreglo de las viviendas y lugares públicos."

"En un sentido amplio la Comunidad de los Runas quieren en estas fechas, ponerse en Consonancia con la Renovación de la Vida (Equinoccio de Primavera) donde nuestra Pachamama se adorna y viste con sus más vistosos y multicolores gala."

Un saludo muy especial a todos los hermanos y amigos del Chinchaysuyo, reunidos en celebraciòn en el Kuka Hampy Wasi y otras wakas de rimakmarqa. Sumaq sitwa colla raymi, sumaq pacha!!


fuente: face

miércoles, 18 de septiembre de 2013

otro diecisiete de septiembre...

Basta con ver las minifaldas de la época, compañeras estudiantes de Rosario, que por el solo echo de estudiantes ya eran más que peligrosas. El recuerdo que sigue es una ínfima parte de un suceso que conmocionó al país entero, que forjó dirigentes sindicales combativos, que demostró que también había dirigentes y sindicatos obsecuentes con el 'orden establecido', quizás los que en el año '69 ya pregonaban un peronismo sin PERÓN, es decir unos traidores de mierda. También aparece una figura nefasta para nuestra historia reciente como es el conflicto de Malvinas, ya que un enorme hijo de puta con uniforme fue el encargado de reprimir ferozmente y con cuanto fusil tuvo a su alcance, provocando una matanza de la cual la historia y sus cómplices hasta hoy en día no dieron respuesta alguna ante semejantes crímenes.
Los eventos del primer Rosariazo y el Cordobazo llevaron a que el gobierno militar interviniera la Unión Ferroviaria (UF). Los convenios de trabajo fueron modificados unilateralmente, los dirigentes gremiales fueron encarcelados y se aplicó una reducción universal de sueldos. La tensión iría in crescendo y no tardaría en volver a detonar. El 7 de septiembre, los estudiantes de Rosario volvieron a las calles para conmemorar la muerte de los caídos en el conflicto con las fuerzas represivas. Al día siguiente, los delegados de la sección Rosario de la UF comenzaron una huelga en protesta por la suspensión del delegado administrativo Mario J. Horat, que había sido penalizado por promover la adhesión a los paros efectuados contra el gobierno. Más de 4.000 trabajadores se sumaron a la medida y esa misma noche se decidió prolongarla por 72 horas.
El gobierno nacional, mediante el decreto 5324/69, ordenó la aplicación de la Ley 14.467, de Defensa Civil, disponiendo la movilización de todo el personal ferroviario bajo el Código de Justicia Militar y criminalizando por lo tanto la medida de fuerza. A partir del 16, la CGT en pleno se sumó a la protesta, así como las asociaciones estudiantiles y políticas. Mientras tanto, las medidas de fuerza se extendían por el país, con la ocupación de varias fábricas en Córdoba y un levantamiento masivo en Cipolletti
El 16 de septiembre, a partir de las 10 de la mañana, comenzó la convergencia de columnas de trabajadores, estudiantes y otros manifestantes en dirección al local de la CGT. Una columna de más de 7.000 obreros ferroviarios se dirigió a los molino harineros Minetti desde el local de La Fraternidad. Se le sumaron otras compuestas por obreros textiles, vidrieros, albañiles, eléctricos, frigoríficos y metalúrgicos. Además de los sindicatos del ferrocarril, la Asociación Bancaria, la Asociación de Trabajadores del Estado, la Federación de Obreros y Empleados de Correos y Telecomunicaciones, la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la República Argentina, la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación, el Sindicato del Seguro, el Sindicato de Obreros Jaboneros, el Sindicato de la Carne, el Sindicato Unidos Petroleros de Estado, el Sindicato Luz y Fuerza, el Sindicato de Trabajadores Químicos y Petroquímicos, el Sindicato de Obreros y Empleados Papeleros, el Sindicato Obrero de la Industria del Vidrio y Afines, el Sindicato de Obreros Panaderos, la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina y la Unión Obrera Metalúrgica se adhirieron a la medida. Los tranviarios y transportistas fueron las más importantes de las asociaciones que se negaron a acatarla, lo que se reflejó en la quema de transportes
Ante la resistencia policial, los manifestantes volvieron a erigir barricadas y a enfrentarse abiertamente a las fuerzas de seguridad. Los vehículos policiales y de transporte público fueron incendiados y la manifestación logró avanzar, haciendo retroceder a la policía hacia unas pocas plazas fuertes formadas por las sedes institucionales, en particular la del Comando del II Cuerpo de Ejército y la Jefatura de Policía.

El conflicto se extendió a los barrios, de donde se repelió a la policía. Un total de unos 250.000 manifestantes lograron mantener el control de la situación durante todo el día. No fue hasta el 17 cuando el Ejército reemplazó a las fuerzas de seguridad, informando un comunicado del general Herberto Robinson, que abrió fuego contra cualquier grupo que se le opuso. Se conformaron tribunales militares ad hoc. El entonces coronel Leopoldo Fortunato Galtieri comandaba las fuerzas del arma de artillería que llevaron a cabo la acción a partir de las 21:00. La resistencia en algunos barrios continuó aún otro día más, hasta que los militares tomaron control de toda la ciudad.

Este acto de resistencia a la dictadura de Onganía es parte de la semilla histórica de las organizaciones armadas que se pusieron de pie para enfrentar al ejército de ocupación, para combatir por la libertad que hoy disfrutamos todos los argentinos. Esto empezó en mayo del '69 y supuestamente terminó un 17 de septiembre del mismo año. Recordemos con respeto a un pueblo revolucionario que se enfrentó al poder, y por las moscas tomemos su ejemplo, no sea cosa que la historia tenga que volver a repetirse. Y ahí estaremos todos juntos, trabajadores y estudiantes unidos por una sola bandera. La celeste y blanca que nos iguala. La lucha perpetua continúa.
fuente: MPC-face

Noam Chomsky y Stephen Kimber hablan sobre los Cinco en Boston


18 septiembre 2013
Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.
Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.
Más de 250 personas llegaron al auditorio del Instituto Tecnológico de Massachusetts para escuchar al reconocido lingüista estadounidense Noam Chomsky y al profesor y autor canadiense Stephen Kimber. Este fue el séptimo evento de una gira que comenzó el día 11 de septiembre en Washington DC, continúo en Nueva York y termino la noche de hoy en Boston. La mayoría de los presentes eran estudiantes que acaban de comenzar el año académico.
En su presentación Kimber explico el caso y también hablo de la calidad humana de los Cinco. Además compartió con la audiencia como la estación de radio WLRN afiliada a la cadena de NPR en Miami, cancelo una entrevista programada en vivo por ser “demasiado incendiaria”. El autor canadiense puntualizó que ese hecho es un claro ejemplo de porqué era imposible encontrar un jurado imparcial en Miami para el caso de los Cinco, y exhortó a los presentes a aprender los detalles de este caso que ya lleva mas de 15 años.
Por su parte el Profesor Chomsky hablo sobre el terrorismo en general, y también en particular en el caso de Cuba. Chomsky explico la definición de terrorismo y dijo que para los Estados Unidos esa definición solo se aplica cuando el terrorismo es contra nosotros y no cuando nosotros lo causamos y puso como ejemplo el terrorismo contra Cuba.
Concluye así la gira del profesor canadiense Stephen Kimber y su libro “Lo que hay del otro lado del Mar- La Verdadera Historia de los Cinco Cubanos”. A través de este importante libro, nuevas audiencias estadounidenses tuvieron la oportunidad de conocer el caso de los Cinco Cubanos que ya comenzaron su décimo sexto año de injusto encierro en prisiones de los Estados Unidos.
Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.
Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.
Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.
Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.

Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.
Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.
Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.
Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.
Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.
Foto: Stephen Kimber/Cubadebate.

fuente: Cubadebate

El cinismo político de las tres m

Martin Di Girolamo
La idea original sería algo así: "Para tener la posibilidad de ganar una elección, no se debe decir nunca lo que en realidad se va a hacer en caso de triunfo."

Por:
Jorge Cicuttin

Corresponde a la primera M (Menem, Carlos Saúl) el anuncio de la conclusión con total crudeza, después de la victoria en las elecciones de 1989 y tras comenzar con su brutal política de ajustes, privatizaciones y pérdida de derechos. Dijo en una declaración pública: "Si decía en campaña lo que iba a hacer, no me votaba nadie."
Una muestra acabada de cinismo político.
En campaña hablaba de la hermandad latinoamericana, prometía salariazo y revolución productiva.
Ya en el poder juró sumisión y relaciones carnales a Washington, miles de trabajadores perdieron sus puestos y la industria argentina se sumó a las especies en extinción.
Este cinismo extremo no radica en hacer promesas electorales de difícil cumplimiento o en buenas intenciones que no llegan a concretarse por impericia propia o poderosos factores externos. No, en casos como el de "las tres M" se sabe de antemano que se desarrollarán políticas contrarias a las prometidas. Pero deben engañar a la sociedad si espera que los voten.
La segunda M (Macri, Mauricio) manifiesta su apuesta y apoyo a la educación pública, pero la fue deteriorando constantemente mientras aumentaba los recursos destinados a la educación privada; nunca anunció que iba a retirar fondos a programas de ayuda social para trasladarlos a proyectos que benefician a unos pocos; tampoco explicó que el "va a estar linda Buenos Aires" implicaba enviar a patovicas de la UCEP a "limpiar" las calles de indigentes (motivo por el cual el jefe de gobierno porteño es investigado por la justicia).
Esta segunda M se une con la tercera (Massa, Sergio), en un acuerdo político para las internas abiertas de agosto último que se convirtió en una suerte de novela de enredos, algo patética por cierto. En una muestra más de este cinismo que pretende ocultar lo indeseable hasta que la gente deposite su voto, el intendente de Tigre ninguneó permanentemente un acuerdo con su par porteño. Dejó que sus segundas líneas lo negaran, mientras desde el PRO se mencionaban fechas, protagonistas y lugares de encuentros. Se ingresó en una disputa en la que se intentaba, por una parte, ocultarles a sus seguidores un acuerdo con la derecha, mientras que por la otra se lo utilizaba para tapar el "bache" bonaerense de un autoproclamado candidato presidencial para el 2015.
Cuando después del triunfo en las PASO a Massa (la tercera M, recuerden) ya no le importó aparecer liderando un rejunte político que también incluía al PRO, a Macri (la segunda), le pareció oportuno y favorable a sus aspiraciones para 2015 reconocer el acercamiento, pero criticar al intendente de Tigre apostando a boicotear un crecimiento electoral en las legislativas del 27 de octubre próximo.
Pero el acuerdo con Macri no es lo que Massa más intenta ocultar al electorado. En una estrategia que lo acerca peligrosamente a Carlos Menem (la primera M), cuando reconoció que no podía haber anunciado en campaña el rumbo que le iba a dar a la economía argentina en los '90.
Cuando Massa y sus economistas hablan de una "economía previsible", de "enviarles señales a los empresarios", de "un endeudamiento responsable" o de "favorecer la competitividad empresarial", dicen mucho más. Algunos de sus economistas, como Martín Redrado y los Lavagna (Roberto y su hijo Marcos), y empresarios-candidatos como José Ignacio de Mendiguren, muestran con sus declaraciones algunas señales sobre los cambios económicos que acercarán a la Argentina post 2015 a la de los '90. Una apuesta al endeudamiento externo que significará volver a las recetas del Fondo Monetario Internacional; un ajuste clásico –o sea quitarle la plata de los bolsillos al trabajador– para frenar los aumentos de precios; dejar que la banca privada haga otra vez grandes negocios a costa de los jubilados; generar "competitividad empresaria" reduciendo los costos laborales y bajando las contribuciones patronales. Varios de los economistas que hoy acompañan a Massa llegan de lo que queda del duhaldismo, cuando se realizó la pesificación asimétrica favoreciendo a las grandes empresas al licuar sus deudas. Recetas que ya vimos y sufrimos, y que por eso se ocultan detrás de generalidades que no resisten preguntas concretas.
"Si decía en campaña lo que iba a hacer, no me votaba nadie", proclamó Carlos Menem. Massa y Macri son continuadores de esa idea. La de tapar acuerdos cuando parece convenirles, la de presentar un presupuesto para programas sociales que luego silenciosamente se va distribuyendo en otros rubros y la de ocultar viejas recetas liberales que llevan a poner a las decisiones políticas de rodillas ante los programas de los súperministros de Economía. Cinismo político del mejor.

fuente:  face 
             Martin Di Girolamo

martes, 17 de septiembre de 2013

Ernestito, Ernestito...

OTRA NOTA GORILA DE ERNESTO TENEMBAUM

EL PERIODISTA Y SU CIRCUNSTANCIA
Acabo de leer una nota que pretende abordar la comprensión del peronismo desde un lugar que ignora los logros obtenidos durante los años siguientes a su irrupción en la escena nacional. Dejando a un costado los derechos sociales y laborales incorporados a la realidad nacional y las profundas transformaciones que le cambiaron la vida a los sectores más postergados de la Nación, y a la Nación misma. Incluso, dejando de lado a los millones de personas que se identifican con este movimiento.
Con el cinismo que lo caracteriza, el periodista que escribe la nota, hace foco en aquellos dirigentes que defeccionan del proyecto nacional que conduce Cristina Fernández de Kirchner.
Toma el ejemplo de Leonor Granados, que juró como diputada del Frente para la Victoria y se pasó a las filas de Sergio Massa. Haciendo la siguiente definición “Leonor es la heredera de una historia que, como mínimo es pintoresca y como máximo, contribuye a entender el extrañísimo fenómeno del peronismo”.
Este párrafo merece una primera reflexión, menciona “…el extrañísimo fenómeno del peronismo…” Sin duda el peronismo es “extrañísimo” para ciertos sectores sociales que han mirado y miran con “extrañeza” a los sectores populares cuando pueden acceder a derechos que sólo tenían las clases acomodadas.
Sensación esta, el “extrañamiento” que se transforma en odio de clase porque deben compartir con los sectores postergados, lugares y espacios que sentían como propios y exclusivos.
Más adelante, el periodista, que alguna vez tuvo posturas cercanas a la izquierda extraviada, y hoy sigue tan extraviado, pero hacia la defensa del “más débil” escribe sobre otros traspasos a las filas del Frente Renovador y dice “…Lo que realmente me resulta relevante a mi, es todo lo que esto dice de la esencia peronista. Es realmente curioso que un movimiento cuyos dirigentes hablan de lealtad todo el tiempo, está tan pero tan lleno de traidores”.
Acá queda claro porque le resulta “extrañísimo” el peronismo. Si alguien es serio y honesto en el análisis de un movimiento político, no puede quedarse con las actitudes de ciertos dirigentes. Sino considerar la coherencia de los millones de seguidores de ese movimiento. Tener en cuenta la historia pasada y presente. El bombardeo a la Plaza de Mayo, el derrocamiento del peronismo, la proscripción durante 18 años, los fusilamientos que sufrió, la resistencia peronista, las elecciones que ganó con Perón en el exilio.
El triunfo de Cámpora, la tercera elección que ganó Perón. Para no hablar de la década que se inicia el 25 de Mayo de 2003 y que motiva esta nota gorila, ni de los treinta mil desaparecidos que dejó el genocidio, con la complicidad de los medios, uno de los cuales le paga el sueldo a este periodista.
¿Qué otro movimiento político nacional puede evidenciar tal grado de lealtad y compromiso de sus seguidores y militantes?      
La medida no pueden ser los dirigentes que no están a la altura de la historia de lucha del movimiento peronista.
Ese análisis que hace, es tan falaz como sería explicar la Revolución Cubana desde los “gusanos” que se fueron a Miami.
Para concluir con su estigmatización del movimiento que nació para transformar la realidad política Argentina, y por qué no Latinoamericana, este periodista, ignorante por mano propia de la historia nacional. Termina su nota con una conclusión que tal vez, hable de su propio derrotero personal y profesional.
Escribe “…la traición es la única garantía para sobrevivir en esta jungla…”
(Reflexiones sobre la nota “La 21 verdad peronista” de Ernesto Tenembaum)
Daniel Mojica

EL COSTO DE LA INFLACION, MASSA Y EL PRO



                            
                                           
Por: Eduardo Di Cola*            

En un mundo que compra menos como consecuencia de la crisis y al mismo tiempo presiona por la apertura de los mercados para colocar los excedentes de bienes que ya no son consumidos en sus propios países, en Argentina sostenemos la premisa de mantener el nivel de actividad económica favoreciendo el trabajo, la producción y el consumo. Defendemos el mercado interno y profundizamos la política de desendeudamiento. Se administra el comercio exterior y el dólar, se  subsidia la energía y transporte en beneficio del salario real y la competitividad, y se cerró  nuestra frontera a los capitales golondrinas, solo para citar algunas medidas.

Esta política a la par de protegernos de la crisis internacional nos posibilitó duplicar nuestro PBI.

La inflación es el costo que nos toca asumir. Nadie discute que hay corrimiento de precios. También es cierto que no se espiralizó ni nadie lo plantea seriamente, a la vez que la movilidad jubilatoria junto a la política de paritarias salariales, sistemáticamente permitieron ganar capacidad de consumo cualquiera sea el índice inflacionario que tomemos en cuenta.

Con crisis de deuda soberana, aumento de la desocupación y crecimiento negativo del PBI, el primer mundo recorre el camino del ajuste con baja de salarios, aumento de la edad jubilatoria y reducción de la inversión pública. En forma contemporánea nuestro país fue el que más creció en la región en la última década.
En esta realidad la oposición trata de sacar ventaja centrando su crítica en el tema inflacionario. La campaña electoral por la atención que en la sociedad provoca, brinda la mejor oportunidad para formular las propuestas que se tengan en este sentido. Para ser coherentes con las preocupaciones que manifiestan este es el momento para que señalen en forma clara y concreta sus soluciones a sus cuestionamientos.

El PRO reiteró la necesidad de eliminar las retenciones agropecuarias. La pregunta que surge, aún sin responder, es a que sector se castigará con los recortes –jubilaciones, sueldos, subsidios al transporte, al consumo energético, inversiones … - para bajar el gasto. En tal caso vía menos consumo con la consecuente caída de la actividad económica quizás se logre morigerar la inflación. El costo que deberemos pagar será la desocupación, a la vez que activaremos el círculo vicioso de necesidad de nuevos ajustes ante la caída de recaudación por menor actividad económica.

En su defecto, si la intención no es recortar gastos deberán ser explícitos en señalar a que sector se someterá a una mayor presión fiscal para cubrir la pérdida de los U$S 10.000 millones que la eliminación de las retenciones genera, provocando una fenomenal transferencia de recursos con grandes perdedores y ganadores.

En tanto Sergio Massa dijo que la inflación es la otra inseguridad, para ello ha presentado tres proyectos. En dos crea comisiones burocráticas. Uno titulado “Proyecto de Ley de Creación del Consejo de Inversión y Desarrollo” (1) conformando un grupo de trabajo integrado por el Jefe Gabinete, Presidente del Banco Central y los Ministros de Economía, Planificación, Industria, Trabajo y Agricultura, y el otro definido como “Proyecto de Ley para Bajar la Inflación” (2) generando en el ámbito de la Defensoría del Pueblo un área de estudio y trabajo para asesorar, con carácter no vinculante, al Poder Ejecutivo. En ambas abundan expresiones como “proponer y adoptar medidas conducentes…”, “Promover y planificar medidas tendientes a …”, “Analizar…”, “Evaluar…” etc. etc.. No hay definiciones ni medidas concretas, careciendo absolutamente de lineamientos y de propuestas político-económicas. Al decir de Perón si queres que nada suceda crea una comisión.

Por último, el identificado como  “Proyecto de Ley de Agencia Nacional de Estadísticas y Censos” (3)le da al Indec un nuevo encuadre jurídico. Como tal no tiene efectos sobre la inflación. En todo caso mide los índices.

Cualquiera sea el lugar que nos paremos con relación al gobierno no hay dudas que es previsible. Tomando medidas concretas a cada momento  sabemos cuál será el camino que recorrerá y los objetivos hacia donde se dirige, todo lo cual facilita la posibilidad de plantear seriamente propuestas alternativas.
Si no las hacen es por qué no las tienen. O en su defecto las silencian para ocultar los intereses que defienden.


   *Ex Diputado Nacional