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lo que defiendo, lo que muchos defendemos, no es un nacionalismo pelotudo... sino un par de ideas, resignificadas hoy, libertad e igualdad... ideas profundamente mestizas aquí en Abya Yala, y aunque respeto toda otra posición cultural-política, creo, sinceramente, que es desde esta Gran Tierra, unidos, en comunidad, aceptando profundamente nuestra realidad mestiza -el uno- es que el Abya Yala florecerá... y que todos los enormes esfuerzos de Occidente por destruirnos, por separarnos, por vulnerarnos y conquistarnos, demostrarán inversamente la magnificencia de nuestra sonrisa, de nuestro futuro... por los Padres Libertadores del Pasado, Por los Hermanos Libertadores de Hoy, por Nosotros y los que Vienen... SUMAQ KAWSAY!... y eso tal vez parezca anárquico...pero tal vez esta anarquía sea un nuevo orden... opuesto al actual, sin dejar de reconocer lo alcanzado... por todos...

martes, 2 de octubre de 2012

un dos de octubre, en México, en 1968...

 




México, 2 de octubre de 1968. Diez días antes del inicio de los Juegos Olímpicos, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz liquida a sangre y fuego la revuelta estudiantil, entre 300 y 500 jóvenes mueren masacrados por disparos del Ejército en la Plaza de Tlatelolco, también conocida como Plaza de las Tres Culturas. Más de 6.000 son detenidos.
La masacre estuvo precedida por meses de intranquilidad política en la capital mexicana, con manifestaciones y protestas estudiantiles para apoyar los eventos que sucedían en el mundo en 1968.
El 27 de agosto más de 200.000 estudiantes marcharon por el centro de la ciudad de Ciudad de México y se instalaron en el Zócalo (plaza central del D. F.). Al día siguiente fueron reprimidos por la policía y el ejército mexicano.
Los estudiantes buscaban atraer la atención que había sobre la ciudad por los Juegos Olímpicos de 1968. El entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, estaba empeñado en detener las protestas y en septiembre, semanas antes de la masacre, ordenó al ejército ocupar el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El ejército detuvo y golpeó indiscriminadamente a muchos estudiantes. Como señal de protesta el rector Javier Barros Sierra renunció el 23 de septiembre.
A pesar de esto, las protestas estudiantiles no se acallaron. Las manifestaciones crecieron en tamaño hasta que el 2 de octubre, luego de nueve semanas de huelga estudiantil, 15.000 estudiantes de varias universidades marcharon por las calles de la ciudad, llevando claveles rojos para protestar por la ocupación del campus universitario. Al caer la noche, 5.000 estudiantes y trabajadores, muchos de ellos con sus esposas e hijos, se congregaron en la céntrica Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.
Al final del día fuerzas militares y policiales "equipadas con coches blindados y tanques de guerra" rodearon completamente la plaza y abrieron fuego, apuntando a las personas que protestaban y a las que pasaban en ese momento por el lugar. En breve una masa de cuerpos cubría toda la superficie de la plaza.
La masacre continuó durante la noche, los soldados allanaron los edificios de apartamentos adyacentes a la plaza. Testigos de los hechos aseguran que los cuerpos fueron sacados en camiones de basura.
La explicación oficial del incidente fue que provocadores armados, ubicados en los edificios que rodeaban la plaza, inciaron el tiroteo, y las fuerzas de seguridad respondieron en defensa propia.
Los medios de difusión de todo el mundo publicaron la noticia de que se había registrado el choque más sangriento entre los estudiantes y tropas del gobierno.
29 años después de la masacre, en octubre de 1997, el congreso mexicano formó un comité para investigar la masacre de Tlatelolco. El comité tomó testimonio a varios testigos y activistas políticos involucrados, incluyendo al expresidente de México Luis Echeverría Álvarez (quien en aquella época era Secretario de Gobernación). Echeverría admitió que los estudiantes estaban desarmados y también sugirió que la acción militar fue planificada anticipadamente para destruir o debilitar el movimiento estudiantil.
En octubre de 2003 (35 años más tarde de la masacre), se conoció la relación del gobierno los Estados Unidos en la masacre cuando el National Security Archive de la Universidad George Washington publicó[cita requerida] documentos de la CIA, el Pentágono, el Departamento de Estado, el FBI y la Casa Blanca. Los documentos detallan que:
En respuesta a la preocupación del gobierno mexicano por la seguridad de los Juegos Olímpicos, antes y durante la crisis el Pentágono envió al país más instructores en lucha antisubversiva, armas, municiones, material para control de protestas y equipo sofisticado de comunicación militar.
Entre julio y octubre los numerosos agentes de la CIA que se encontraban en el país reportaban casi diariamente los hechos que ocurrían dentro de la comunidad universitaria y del gobierno. Seis días antes de la masacre, el Secretario de Gobernación Echeverría y el director de la oficina mexicana de Seguridad Federal dijeron a varios agentes de la CIA que la "situación se controlaría brevemente".

fuente: La matanza de Tlatelolco

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