Por Nicolás Salerno
La movilización del 25 mayo recordatoria
de los 10 años con que ya cuenta este proceso político se inscribe o se
articula en varios planos o en varias dimensiones, vale resaltar las
más importantes de manera de poder ejercer una caracterización previa lo
más amplia posible y de esa forma dimensionar este hecho político en
visión estratégica.
La primera de estas dimensiones tiene
que ver con la disputa de poder objetiva que existe en nuestro país
entre el gobierno nacional y el conglomerado de fuerzas políticas y
sociales que lo apoyan respecto de los grupos dominantes. Sobre todo a
partir de la lucha por la 125 quedó claro que esta es la lucha principal
que tuvieron y tenemos los compañeros y compañeras del campo nacional y
popular, sintetizada en la fórmula “Pueblo o Corporaciones”.
En esa pelea debemos tener bien claro
dos cuestiones: la primera refiere a en qué términos está formulada esta
batalla hoy en día: esa batalla se da por la continuidad o la clausura
del proceso que se abrió en el 2003. Tanto ellos como nuestra fuerza
somos absolutamente concientes que gran parte de esa definición pasa por
el poder que tenga Cristina para incidir en la misma. Hoy es
estratégico para nuestro futuro que la presidenta cuente con los mayores
niveles de poder y legitimidad popular de manera de poder incidir en la
continuidad de este proceso. Esto también lo saben los grupos
económicos y por eso su estrategia consiste en horadar, erosionar en
todo lo que se pueda al poder presidencial, de manera de convertir a
Cristina en un factor lo más intrascendente posible de cara al 2015. Por
eso sostenemos la convocatoria apoyando decididamente a Cristina y
entendemos que el factor aglutinante principal del 25 es nuestra
compañera presidenta.
La segunda cuestión de este aspecto tiene que ver con señalar con absoluta claridad quién es
el enemigo en esta disputa. Nuestro enemigo son las corporaciones del
poder económico y sus voceros mediáticos, minoritarios pero muy
poderosos. En esto debemos ser muy astutos y esa astucia pasa por aislar
lo más posible a nuestro enemigo; distinguirlo de los adversarios, con
quienes podremos tener ideas absolutamente diferentes pero procesables
en el marco de la discusión democrática. Para decirlo de forma más
clara: no son los sectores sociales movilizados últimamente contra el
gobierno, tampoco las diferentes facciones políticas de la oposición,
aunque ambos sostengan la agenda que le marcan los primeros.
Otro plano u otra dimensión refiere a
como se articula la movilización en la coyuntura y más precisamente en
el escenario electoral de octubre. Las cuestiones previas a una elección
condicionan fuertemente sus términos. Desde fines del año pasado
asistimos a una serie de iniciativas de distinto tipo contra la política
del gobierno nacional: protestas callejeras, denuncias mediáticas,
iniciativas de distintos sectores opositores y maniobras de
desestabilización económica se combinan con el objetivo de producir
fisuras en la coalición de gobierno y reducir las posibilidades de un
claro triunfo electoral del FPV en las legislativas. La calle, el
espacio público, aparece como un escenario en plena disputa, disputa que
incide en el terreno electoral. De ahí se desprende la importancia que
nuestra movilización el 25 de mayo sea absolutamente masiva. Esa
masividad previa a una compulsa electoral apalanca a Cristina e impulsa a
toda nuestra fuerza política a encarar en mejores términos la campaña
del 2013. La calle y el acto del 25 mayo deben dejar expuestos que somos
la primera y la única fuerza política nacional de cara a octubre. Un
tercer plano que hace al acto del 25 de mayo es la construcción de una
foto, una imagen respecto al estado actual del Movimiento Nacional, así
fue aquella Plaza del 25 de mayo de 2006. Aquí lo que debemos tener en
cuenta fundamentalmente es que el Movimiento Nacional tiene múltiples
expresiones, gran diversidad, mil flores como lo describió Néstor
Kirchner. Debemos garantizar la presencia de esas múltiples expresiones
políticas y sociales: todas las organizaciones políticas y sociales de
Unidos y Organizados, las representaciones institucionales de
gobernadores e intendentes, los sectores medios a través de las
organizaciones profesionales, técnicos, estudiantes; los trabajadores en
sus expresiones gremiales, los movimientos campesinos etc. En este
plano debemos tener en cuenta la importancia de la Organización popular,
de la exposición de la organicidad del movimiento nacional y popular en
la Argentina. No hay proceso de cambio sin el protagonismo del
Movimiento Nacional como sujeto motorizador y protagonista de esa
transformación.
El último plano que queremos mencionar
es la necesidad de visibilizar la construcción política que encarne un
horizonte de avance, de consolidación de lo hecho pero también de
profundización hacia aquellas cuestiones no resueltas, hacia las nuevas
problemáticas producto de este mismo proceso de crecimiento. En este
sentido también es fundamental que el acto tenga una expresión clara
sobre este punto. Festejamos todo lo conquistado, defendemos todo lo que
se avanzó, pero también somos conscientes que la construcción de un
país con los niveles de justicia, dignidad y democracia que se merece
nuestra sociedad requiere de mayores esfuerzos, de más y mejor
educación, salud, trabajo, de más y mejor Estado. Que como dice la
propia Cristina, no estará cumplida esa misión mientras haya un solo
pobre en nuestra Patria. Por eso el 25 de mayo también marcharemos Por
lo que Falta y para construir lo que haga falta para resolverlo.
fuente: Iniciativa
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