Se
fue el más apasionado y el más ideológico de los constructores del giro
político de la región. Impulsor fundamental del renovado proceso que
Nuestra América vive en la última década, Hugo Chávez encabezó en 1999
el primer gobierno de la región que comenzó a disputar política y
culturalmente la hegemonía neoliberal que desangró nuestras sociedades.
Podrá decirse que la integración regional ya no será la misma sin la
figura física de Chávez. Pero también hay que decir –tal como sucedió
con la muerte del compañero Néstor Kirchner- que de aquí en adelante,
con Chávez en la conciencia latinoamericana, esa misma integración
regional se fortalece con la convicción de los pueblos de defender más
que nunca su legado.
Recordemos
primero la dimensión local del fenómeno del chavismo. En su querida
Venezuela -plataforma de lanzamiento de la idea regional del
bolivarianismo- Hugo Chávez lideró un proceso de transformaciones que,
aun hoy con muchas asignaturas pendientes, cambió de cuajo la realidad
de ese país, particularmente para los hasta entonces postergados
sectores populares y mayoritarios, que son los que hoy más lo lloran. En
una Venezuela que había estallado diez años antes con el “Caracazo” de
1989, el proceso político bolivariano, a fuerza de una creciente
legitimidad democrática obtenida en las incontables elecciones
democráticas que disputó y de un conjunto de políticas activas centradas
en las “misiones sociales”, sacó del atraso a la población venezolana y
marcó el camino de una reconstrucción que aun hoy continúa. Haciendo un
breve repaso: la inversión en rubros sociales en Venezuela pasó del
52,8% del presupuesto en 2001 al 70% en 2010; la matrícula escolar
aumentó 25% entre el 1998 y 2010 (llegando al 92% de cobertura)
(UNICEF); por otra parte, la pobreza bajó del 49% en 1999 al 27% en 2010
(CEPAL), es decir, la mayor caída en la región en ese período.
El
luto se extiende hoy al pueblo venezolano, bolivariano y
latinoamericano. Un pueblo que recuerda el encendido discurso de Chávez
en 2005 en la Cumbre de las Américas (Mar del Plata) con el freno al
ALCA, su impulso hacia la creación de la UNASUR en pos de potenciar la
integración política regional y la inagotable defensa de las soberanías
que se vieron amenzadas en los últimos años (Bolivia, Honduras, Ecuador,
Paraguay); un pueblo que reconoce su oposición incansable al discurso
único neoliberal y a las atrocidades guerreras del gobierno
estadounidense, desde la defensa ante el intento de golpe de estado en
2002, hasta su furibunda denuncia pública en la ONU contra la guerra de
Afganistán comandada por Bush Jr.
Fundamentalmente,
Chávez será recordado por su entrega a la causa latinoamericana, a la
que se no solo se incorpora como una de sus figuras históricas sino,
sobre todo, como uno de sus más activos y originales intérpretes para la
realidad política del siglo XXI. Como señaló recientemente Nils Castro
en relación a su promoción de la unión latinoamericana, Chávez “hizo lo
que no se suponía”. Pero no todo es recuerdo y pasado. Hacia delante, el
desafío de la Argentina y los países de la región es continuar
legitimando y construyendo sociedades cada vez más igualitarias y
democráticas, demostrando que nuestra relación con el mundo ha cambiado
desde que nos reconocemos como pares y afrontamos en conjunto las
dificultades de una lucha que hemos abierto y de la que no hay retorno.
¡Hasta siempre, Chávez!
fuente: Espacio Iniciativa
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