Participó del diseño del Banco del Sur y propone aprovechar las ventajas que ofrece una crisis financiera global.
–¿Cuál es la diferencia entre el Banco del Sur y el BID o cualquier banco de desarrollo tradicional?
–Una diferencia es que se trata de impulsar necesidades básicas,
prioritarias para el continente, para la construcción de la Patria
Grande más allá de que sea, entre comillas, deficiente desde los
criterios financieros. Nosotros creemos que es necesario sentar los
fundamentos de lo que tiene que ser la nueva integración
latinoamericana…
–¿Quiere decir que perdería plata?
–No necesariamente, pero la lógica del flujo de caja cortoplacista
que exigen los proyectos de desarrollo y la banca comercial no se
ajustan a los ciclos productivos, y lo que necesitamos es crear las
condiciones generales que permitan un sistema de integración más
profundo, lo que requiere de lógicas diferentes. Esa es la primera gran
parte: poner primero lo primero. Un concepto nuevo de soberanía
supranacional que no está en contradicción con la soberanía nacional,
como en el caso europeo, sino un reforzamiento de la soberanía nacional
con la construcción de una soberanía popular al nivel del territorio, de
la comunidad. Y en ese sentido es que está planteado el tema de la
alimentación, de la salud, de la energía, del conocimiento, recursos
naturales, la infraestructura, es decir el tema de la soberanía popular.
La segunda gran diferencia es que el BdS está propuesto como un
instrumento de construcción de soberanía desde la perspectiva
democrática. El BdS es el instrumento financiero de los órganos
representativos electos democráticamente. No es el BID o el Banco
Mundial, que le dicen "mire, me parece que este proyecto no le conviene,
o nuestro proyecto de prioridades es este, o tiene que cumplir primero
con estas condiciones", sólo por decir algunos casos que pueden
plantear. Las negociaciones de lo que es prioritario hacerse en cada uno
de los países las deciden en el Consejo de Ministros, que tienen las
rendiciones de cuentas que corresponden en cada país. Y eso pasa a ser
financiado por el BdS como un proyecto continental.
–La pregunta es de dónde sale el dinero.
–La propuesta del banco no es lo que pueda financiar por sí solo,
sino que sienta en la mesa de negociaciones a los demás bancos,
incluyendo el BM y al BID y entidades nacionales o privadas. Es un
concepto anterior de un banco de inversión. Ahora lastimosamente se
tiene la idea de que un banco de inversión es Goldman Sachs, y esos son
bancos especuladores. El BdS es un banco que se encarga de organizar el
financiamiento de los proyectos de inversión, que los deciden los
órganos democráticamente elegidos. Esto cambia radicalmente la lógica de
la dictadura financiera que ha estado imperando en nuestro continente.
–¿Quiénes son los que están frenando la concreción del BdS?
–Es claro que hay intereses de la vieja arquitectura financiera,
asustados por la existencia no sólo del banco sino de la propuesta de la
Nueva Arquitectura Financiera, que incluye la moneda regional, el
Sucre, y la necesidad urgente de tener una alternativa regional al FMI
sobre la base de los recursos propios del continente (ver recuadro). Son
gente muy hábil que aparece inclusive financiando proyectos a nivel de
organizaciones sociales, de ONGs, de investigación, con agenda
posmoderna y hasta con ropajes marxistas. Esto no nos debería
sorprender, la habilidad de quienes han conservado el poder les permite
tener una ductilidad muy… sutil, digamos. Ellos, primero quisieron
ignorar, luego cuando ya estuvo posicionado en los movimientos sociales,
lo ridiculizaron, y cuando vieron que esto iba en serio han tratado de
secuestrarlo para desnaturalizarlo. El proceso actual es esa disputa por
convertir el BdS en un banco insignificante, porque hoy no tiene un
musculo financiero en dólares como la banca tradicional de desarrollo.
Así, sería un BID chiquito ¿qué sentido tendría? Por eso quieren cambiar
el concepto que se ha venido trabajando durante todo este tiempo, con
esos tres pilares: banco de desarrollo de nuevo tipo, una red de
seguridad financiera alternativa al FMI y una moneda común pero no
única.
–¿Qué es esa moneda “común pero no única”?
–Sucre refiere a Antonio José de Sucre, el prócer de la
independencia, el que comandó las tropas en la batalla final de
Ayacucho. El acrónimo salió de un desayuno entre Chávez y Correa:
Sistema Unitario de Compensación Regional. El Sucre inaugura un frente
de batalla nuevo en el plano de la soberanía monetaria, que además es un
tema muy poco tratado por la economía ortodoxa y por los propios
economistas críticos. Para poner un ejemplo que decía el otro día Adolfo
Pérez Esquivel: EE UU y la Otan tienen 1100 bases militares en todo el
mundo. La evidencia muestra que esas 1100 bases no pueden ser
financiadas con la partida presupuestaria que aparece en la discusión en
EE UU. Buena parte del financiamiento viene de la Reserva Federal, del
señoriaje, que es el privilegio que tiene EE UU de imprimir la cantidad
de dólares que les dé la gana, porque el resto del mundo valida esa
emisión de dólares que desde 1971 no tiene ningún respaldo. Tanto las
aventuras militares de EE UU como el salvataje sin límite a los bancos
que han llevado a esta crisis se dan por ese monopolio. Por ejemplo, si
un importador de Argentina quiere comprarle a un exportador de Colombia,
tiene que contratar primero a un banco que compre en el mercado de
divisas local los dólares para hacer la transacción con un banco
corresponsal en EE UU, pasar por un mecanismo privado monopólico que se
llama Swift, a través de la Reserva Federal, hacia el banco agente del
banco del exportador, ese banco le gira al banco colombiano en dólares y
recién ahí el vendedor recibe su paga en Colombia. Estamos hablando de
mayores costos porque ninguno de ellos es filántropo, mayores trámites,
más tiempo. El Sucre corta los intermediarios, es una conexión directa
entre los bancos centrales de los dos países.
–¿Cómo sería esa misma operación en Sucres?
–Si es que Argentina y Colombia estuviesen en el Sucre, que por
ahora sólo funciona dentro de los países del ALBA, lo que tendrían es
una conexión directa intranet entre el Banco Central de Argentina y el
de Colombia, que contacta a los operadores financieros del exportador y
del importador y ya está hecho. En el caso del Ecuador ni siquiera hace
falta que sean bancos, pueden ser cajas de ahorro, cooperativas locales.
–¿Yo compro en pesos?
–Ese es un problema de cada país. Opera como un convenio entre
bancos centrales y entonces los bancos se abren una tarjeta de crédito
recíproca por seis meses al cabo de los cuales se cambia la diferencia a
dólares. En el momento en que se hace la exportación el país recibe una
cuenta, una acreditación real en Sucres, que son títulos que
inmediatamente pueden ser comerciados. El pago dependerá de lo que
negocie, si será en dólares o moneda local. Es un diseño totalmente
nuevo para condiciones nuevas y utilizando al máximo las nuevas
plataformas informáticas, que ya tienen todos los países de América
Latina y son no sólo homologables sino que han sido provistos por la
misma firma.
–¿No terminaría como el euro?
–El euro fue la locura de poner el carro delante de los caballos.
Se sacrifica en el altar de la moneda todas las otras políticas. El euro
está diseñado para robar soberanía, capacidad de decidir a cada uno de
los países y ponerlo bajo la dictadura monetarista, algo simplemente
insostenible. Lo que estamos haciendo en América Latina un poco marca la
pauta. Supongamos que Colombia le compra a Argentina 1000 millones y
Argentina le compra 3000 millones a Colombia. La suma es de 4000
millones de una demanda totalmente artificial que está impactando sobre
el mercado regional de divisas, porque EE UU no participa de esas
negociaciones. Sin embargo estamos todo el tiempo en esa necesidad de
comprar los dólares y esa demanda incide sobre las decisiones de
inversión inclusive de un ahorrista común y sobre los precios internos,
debilita el manejo de la economía fiscal y el sistema financiero. En
lugar de comprar los 4000 millones nosotros decimos “paguemos solamente
la diferencia”, con lo que habría que comprar nada más que 2000 millones
de dólares. Un alivio significativo sobre el mercado local de divisas.
En el caso del Sucre, las transacciones van y vienen durante seis meses y
el ahorro es todavía mayor. Con esto estamos aumentando la capacidad
de decisión nacional, pero además como ya no toca manipular las tasas de
interés para lograr un objetivo cambiario, también estamos dando más
grados de libertad, más soberanía en la política monetaria y financiera.
Por otro lado, podemos tener un manejo de las tasas de interés más
estables, el servicio de la deuda para los hogares, las empresas y el
Estado sería más bajo. El diseño es totalmente distinto del euro, porque
nosotros estamos fortaleciendo la soberanía nacional y la soberanía
popular, familiar, de los distintos actores sociales y al mismo tiempo
construyendo un nuevo espacio de decisión que no existía, que es el
espacio supranacional que ojala sea pronto Unasur y Celac. El continente
se va constituyendo en un espacio nuevo de decisiones de ejercicio de
la soberanía, que es precisamente por lo que pelearon los Libertadores
de hace 200 años. «
Una nueva arquitectura financiera
“La tercera pata de esta Nueva Arquitectura Financiera Regional es
el Fondo del Sur, que es un sistema y una red financiera, un nuevo tipo
de operación de los bancos centrales para poder reciclar todos los
recursos propios. Sólo en reservas monetarias internacionales, tenemos
cerca de 800 mil millones de dólares. La teoría de las reservas dice que
hay que ponerlas en un lugar seguro por cualquier contingencia interna.
¿Cuál es el lugar seguro? ¿EE UU, Europa?… hombre, hasta el JP Morgan
Chase, con todas las ventajas que le dieron para que dibuje su
contabilidad, ahorita parece que está perdiendo plata. ¿Cómo puede
decirse que el activo libre de riesgo está en EE UU? Hasta el BID tuvo
que reconocer que perdió un quinto de su capital por inversiones
especulativas
¿Qué hace un banco de desarrollo poniendo su plata en el casino del
señor Maddox? ¿Acaso no hay otras prioridades en América latina? En la
teoría del Portafolio se supone que hay una compensación entre la
rentabilidad y el riesgo que se corre. Pero poner las reservas en el
Norte es un riesgo gigantesco, porque Europa no se salva y además las
tasas están cerca de 0,25%, apenas más del 0 por ciento
Como inversionista y desde la perspectiva del capital, si hay algun
área libre de riesgo en muchos sentidos inclusive en el geopolítico, es
precisamente América latina. Y nosotros no estamos aprovechando la
coyuntura y el potencial enorme que tiene. Necesitamos crear condiciones
y movilización de recursos propios, y para poder avanzar en la
inversión productiva sostenible necesitamos trabajar con las monedas
nacionales de los países hermanos. Necesitamos crear incentivos para que
los países que están dando un préstamo en su moneda nacional tengan un
complemento de los países que están tomando el préstamo, cosa de que el
problema de la balanza de pagos pueda ser sostenible. Hay que hacerlo lo
más pronto, posible así podemos liberar recursos que ahora están
puestos debajo del colchón para reciclarlos a través a proyectos
productivos.”
El desequilibrio del euro
–El euro se basa en una construcción teórica que no tiene ningún
fundamento porque la teoría de las zonas monetarias óptimas se basa en
la noción del equilibrio general, cosa que no ha sido probado ni
matemáticamente ni doctrinariamente.
–Pero las universidades siguen formando economistas en la
otra línea, que son los que luego hablan desde los medios sin inmutarse a
pesar de lo que indica la realidad de esta crisis mundial.
–Eso forma parte de una trasformación epistemológica y axiológica.
Pero también es un tema de valores, hombre. En muchos casos hay mala fe,
pero otros simplemente están prisioneros de una epistemología antigua y
de un lavado de cerebros del pensamiento único neoliberal que se basa
sobre una situación absolutamente insostenible. Toda la teoría
neoclásica tiene como presupuesto que existe un equilibrio general. León
Walras, a finales siglo XIX, hace una construcción matemática de un
sistema de ecuaciones lineales en que demuestra que si los precios se
construyen con ecuaciones lineales es posible tener una solución, pero
no demuestra que haya una solución. El hecho de que exista desempleo,
que no haya un trabajo para todos los que están buscando trabajo, te
demuestra que no existe el equilibrio.
–Pero ese no parece un problema para esos economistas.
–Ehhh, ahí viene el tema del oportunismo teórico. Te encoges de
hombros y dices "si no me conviene me hago el opa, como si no existiera
el problema". Sobre esa base se ha construido todo, y por eso es que se
desmorona todo este sistema.
fuente: Tiempo Argentino
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